Miles de personas aún viven en carpas, el país espera los fondos prometidos para la reconstrucción de un desastre que muchos expertos llaman la mayor catástrofe urbana en la historia moderna.
Hace un año un terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter sepultó al país de Haití en tan solo 38 segundos y dejó a su paso 200.000 personas fallecidas, más de 300.000 resultaron heridas y la escalofriante cifra de 2,3 millones de personas, cerca de una cuarta parte de la población, tuvo que abandonar sus hogares.
A las 16.53 del 12 de enero de 2010, la tranquilidad y el movimiento reinaban en las calles en Puerto Príncipe. Cuando de pronto la tierra comenzó a temblar.
Se agrietaron las paredes, las carreteras se abrieron y se vinieron abajo el palacio presidencial, todos los ministerios, la mitad de los colegios, las universidades, casi todos los hospitales, decenas de supermercados y miles de viviendas. En pocos segundos todo se convirtió en una gran nube de polvo y gritos del que sólo surgía gente ensangrentada o mutilada.
A un año del devastador sismo, uno de los problemas que más afectan a los damnificados del terremoto es la vivienda, el reto más grande que tiene ante sí Haití, en donde hay más de 1,5 millones de desplazados, de los que unos 800.000 malviven todavía en campamentos, en precarias tiendas de campaña o bajo carpas y lonas, expuestos a las inclemencias del tiempo, a la inseguridad y a la falta de higiene.
La ONU, que se ha comprometido a acelerar la reconstrucción de Haití en 2011, espera completar en este año unos 3.000 millones de dólares en proyectos y reconoce que el proceso de recuperación del país podría haber ido más rápido.
El coordinador humanitario de las Naciones Unidas en Haití, Nigel Fisher, dijo ayer que 200.000 de las personas que han dejado los campamentos durante el año transcurrido lo han hecho gracias a la ayuda humanitaria.
Fisher, con todo, reconoció que, a pesar de los esfuerzos realizados desde el terremoto, “fue imposible reconstruir el país más pobre del hemisferio en un año”.
En cuanto a la construcción de albergues temporales, anunció que existe el objetivo de levantar 100.000 durante 2011 y subrayó que en 2010 se construyeron 32.000, cantidad que superó el objetivo, fijado en 30.000.
Según él, los proveedores de fondos no pierden su interés por Haití, pero están esperando a que se solucione la crisis electoral para concretar los desembolsos.
La reconstrucción, según la embajadora haitiana en España, Yolette Azor-Charles, podría durar hasta tres décadas.
“El drama es la amplitud del problema. Es desmesurado. El Gobierno ha tenido pocos medios y sigue teniendo pocos medios”, dijo en Madrid Azor-Charles, quien destacó que “se necesita más coordinación, seguimiento e invertir” para impulsar las labores de reconstrucción.
Haití, el país más pobre de América, ha visto agravarse, a causa de la catástrofe, el elevado índice de desempleo, que era superior al 70%.
La comunidad internacional, que acudió en auxilio del país caribeño en cuestión de horas tras el sismo, ha convocado numerosas reuniones en las que se han aprobado ayudas millonarias, pero los desembolsos efectuados no superan hasta ahora el 20% de lo programado.
Un año después del terremoto, muchas calles continúan obstaculizadas por montañas de escombros que suman más de 20 millones de metros cúbicos. Varias ONGs criticaron la lentitud en el rescate y reconstrucción de Haití por parte del gobierno.
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