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por Redacción RPP
·Manifestantes insisten en proseguir con las movilizaciones hasta que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, disuelva el Parlamento y convoque elecciones anticipadas.
Los manifestantes conocidos por "camisas rojas" permanecieron hoy, el primer día del Año Nuevo tailandés, desplegados por Bangkok para forzar la caída del Ejecutivo, debilitado a raíz de que la Comisión Electoral recomendara la disolución del partido gobernante.
En un ambiente festivo con motivo de la llegada del Año Nuevo tailandés, los líderes de las protestas que comenzaron el pasado 14 de marzo, insistieron en que proseguirán con las movilizaciones hasta que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, disuelva el Parlamento y convoque elecciones anticipadas.
"Estamos barajando la posibilidad de marchar hasta el cuartel militar donde se oculta Abhisit para que nos de una respuesta", dijo desafiante Nattawut Saikua, uno de los cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma de los "camisas rojas".
La decisión adoptada el pasado lunes por el organismo electoral solo dos días después de los enfrentamientos librados en Bangkok en los que murieron 21 personas, ha dado fuelle a los manifestantes y sacudido los cimientos del Partido Demócrata que lidera Vejjajiva y principal formación de la coalición de Gobierno.
"Estamos satisfechos con la decisión de la comisión, pero ésta no afecta a nuestras protestas", señaló Saikua a los periodistas.
De ser declarado culpable de un presunto caso de financiación ilegal que se remonta a 2005, el Partido Demócrata, que tiene su feudo en las provincias del sur y en la capital, será desmantelado y los miembros de su ejecutiva inhabilitados para ejercer cualquier cargo público.
La Comisión Electoral recomendó el pasado lunes al Tribunal Constitucional que proceda a disolver el Partido Demócrata, la principal formación en la coalición del Gobierno, por destinar dinero de donaciones a la financiación de su campaña electoral.
En declaraciones a los periodistas, Nipit Intharasombat, asesor legal de partido, aseguró que preparan las pruebas para demostrar la inocencia de la formación demócrata, cuya disolución abriría la vía a la elección de un nuevo Ejecutivo mediante votación parlamentaria.
Por su parte, el influyente jefe del Ejército, general Anupong Paojinda, ha aconsejado al primer ministro que convoque elecciones anticipadas, lo cual se interpreta como una retirada de la confianza al Ejecutivo encabezada por Vejjajiva.
Los "camisas rojas", seguidores del ex mandatario depuesto en 2006 por los militares, Thaksin Shinawatra, culpan al primer ministro y al Ejército de la violencia desatada por los enfrentamientos que las fuerzas de seguridad y los manifestantes libraron en varias zonas de la capital tailandesa.
Un total de 17 civiles, entre ellos un reportero gráfico japonés que trabajaba para la agencia de noticias Reuters, y cuatro militares perdieron la vida durante los choques, mientras que otras 863 personas resultaron heridas.
El centro estatal de emergencias médicas Erawan, indicó que 276 heridos permanecían ingresados en más de una decena de hospitales, entre ellos 17 en unidades de cuidados intensivos.
Los charcos de sangre, donde los manifestantes han levantado pequeños altares, así como los restos de los vehículos blindados y los jeep militares continúan abandonados junto a la turística calle de Khao San, donde se produjo una auténtica batalla campal.
La estampa ha cambiado en este barrio que fue el corazón de las protestas, donde ahora y durante tres días tailandeses y turistas pelean con pistolas y fusiles de agua, a veces mezclada con polvos blancos, para dar la bienvenida al Songkran o Festival del Agua con motivo del año nuevo lunar.
Esta festividad, que cae en el mes más caluroso de Tailandia, precede a la época del monzón.
"No sabía nada de lo ocurrido, acabo de llegar de un curso de meditación. Es escalofriante, pero no tengo miedo", dijo a Efe un turista suizo mientras observaba uno de los vehículos militares abandonados.
El movimiento de los "camisas rojas" lo integran en su mayoría activistas sociales, tailandeses de escaso poder adquisitivo y campesinos del norte y noreste de Tailandia.
"La situación en el norte se ha vuelto insostenible por los bajos precios del arroz y la sequía, queremos un Gobierno que se preocupe por los más pobres", explicó Jintana Srisong, profesora en un colegio de Khon Khaen, provincia en el noreste del país.
"Siempre ha habido corrupción en Tailandia, también con Thaksin, pero al menos se preocupaba por los más pobres y consiguió que todo el mundo tuviera acceso a la sanidad", sostuvo la maestra, quien se unió a las protestas hace una semana.
La cosecha del arroz, la principal actividad agrícola de Tailandia, comenzará el próximo mes de mayo, pero los campesinos que protestan en Bangkok no están dispuestos a volver al campo hasta que no se convoquen elecciones.
"Con los precios actuales del arroz, tampoco vamos a perder mucho", aseveró otro manifestante.
La crisis política en Tailandia se remonta al golpe de estado que derrocó en 2006 a Shinawatra, defenestrado tras ser acusado de corrupción y nepotismo.
-EFE
En un ambiente festivo con motivo de la llegada del Año Nuevo tailandés, los líderes de las protestas que comenzaron el pasado 14 de marzo, insistieron en que proseguirán con las movilizaciones hasta que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, disuelva el Parlamento y convoque elecciones anticipadas.
"Estamos barajando la posibilidad de marchar hasta el cuartel militar donde se oculta Abhisit para que nos de una respuesta", dijo desafiante Nattawut Saikua, uno de los cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma de los "camisas rojas".
La decisión adoptada el pasado lunes por el organismo electoral solo dos días después de los enfrentamientos librados en Bangkok en los que murieron 21 personas, ha dado fuelle a los manifestantes y sacudido los cimientos del Partido Demócrata que lidera Vejjajiva y principal formación de la coalición de Gobierno.
"Estamos satisfechos con la decisión de la comisión, pero ésta no afecta a nuestras protestas", señaló Saikua a los periodistas.
De ser declarado culpable de un presunto caso de financiación ilegal que se remonta a 2005, el Partido Demócrata, que tiene su feudo en las provincias del sur y en la capital, será desmantelado y los miembros de su ejecutiva inhabilitados para ejercer cualquier cargo público.
La Comisión Electoral recomendó el pasado lunes al Tribunal Constitucional que proceda a disolver el Partido Demócrata, la principal formación en la coalición del Gobierno, por destinar dinero de donaciones a la financiación de su campaña electoral.
En declaraciones a los periodistas, Nipit Intharasombat, asesor legal de partido, aseguró que preparan las pruebas para demostrar la inocencia de la formación demócrata, cuya disolución abriría la vía a la elección de un nuevo Ejecutivo mediante votación parlamentaria.
Por su parte, el influyente jefe del Ejército, general Anupong Paojinda, ha aconsejado al primer ministro que convoque elecciones anticipadas, lo cual se interpreta como una retirada de la confianza al Ejecutivo encabezada por Vejjajiva.
Los "camisas rojas", seguidores del ex mandatario depuesto en 2006 por los militares, Thaksin Shinawatra, culpan al primer ministro y al Ejército de la violencia desatada por los enfrentamientos que las fuerzas de seguridad y los manifestantes libraron en varias zonas de la capital tailandesa.
Un total de 17 civiles, entre ellos un reportero gráfico japonés que trabajaba para la agencia de noticias Reuters, y cuatro militares perdieron la vida durante los choques, mientras que otras 863 personas resultaron heridas.
El centro estatal de emergencias médicas Erawan, indicó que 276 heridos permanecían ingresados en más de una decena de hospitales, entre ellos 17 en unidades de cuidados intensivos.
Los charcos de sangre, donde los manifestantes han levantado pequeños altares, así como los restos de los vehículos blindados y los jeep militares continúan abandonados junto a la turística calle de Khao San, donde se produjo una auténtica batalla campal.
La estampa ha cambiado en este barrio que fue el corazón de las protestas, donde ahora y durante tres días tailandeses y turistas pelean con pistolas y fusiles de agua, a veces mezclada con polvos blancos, para dar la bienvenida al Songkran o Festival del Agua con motivo del año nuevo lunar.
Esta festividad, que cae en el mes más caluroso de Tailandia, precede a la época del monzón.
"No sabía nada de lo ocurrido, acabo de llegar de un curso de meditación. Es escalofriante, pero no tengo miedo", dijo a Efe un turista suizo mientras observaba uno de los vehículos militares abandonados.
El movimiento de los "camisas rojas" lo integran en su mayoría activistas sociales, tailandeses de escaso poder adquisitivo y campesinos del norte y noreste de Tailandia.
"La situación en el norte se ha vuelto insostenible por los bajos precios del arroz y la sequía, queremos un Gobierno que se preocupe por los más pobres", explicó Jintana Srisong, profesora en un colegio de Khon Khaen, provincia en el noreste del país.
"Siempre ha habido corrupción en Tailandia, también con Thaksin, pero al menos se preocupaba por los más pobres y consiguió que todo el mundo tuviera acceso a la sanidad", sostuvo la maestra, quien se unió a las protestas hace una semana.
La cosecha del arroz, la principal actividad agrícola de Tailandia, comenzará el próximo mes de mayo, pero los campesinos que protestan en Bangkok no están dispuestos a volver al campo hasta que no se convoquen elecciones.
"Con los precios actuales del arroz, tampoco vamos a perder mucho", aseveró otro manifestante.
La crisis política en Tailandia se remonta al golpe de estado que derrocó en 2006 a Shinawatra, defenestrado tras ser acusado de corrupción y nepotismo.
-EFE
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