La belga Els Clottemans, de 26 años, compartía amante con la fallecida, el instructor de paracaidismo de ambas.
La joven Els Clottemans, declarada culpable de un delito de asesinato con premeditación por sabotear el paracaídas de su rival amorosa, ha sido condenada a 30 años de prisión por un jurado popular en Tongeren (en el noreste de Bélgica).
Clottemans, de 26 años y contra la que la Fiscalía no había podido reunir ninguna prueba incriminatoria pese a ser la única sospechosa del caso, compartía amante con la fallecida, el instructor de paracaidismo de ambas.
La condena se ha calculado teniendo en cuenta la atenuante de la perturbada personalidad de la joven, quien, según la defensa, ha intentado varias veces suicidarse desde la adolescencia y se ha autolesionado.
También se ha tenido en cuenta lo "horrible" de los hechos pues el jurado ha señalado en la sentencia que la fallecida fue "consciente totalmente" del que iba a ser su final al percatarse de que su paracaídas no podía abrirse.
La condenada no ha querido usar su turno de palabra hoy en el tribunal, pese a que ayer quiso aprovechar minutos antes de que comenzara la deliberación para reiterar su inocencia en un caso que ha levantado gran expectación en Bélgica.
"Soy inocente de verdad. Desde el principio me han acusado de algo horrible que no he cometido", ha afirmado Clottemans en su último alegato, palabras que no han escuchado los dos hijos de la fallecida, quienes, como siempre que intervenía la acusada en el juicio, abandonaron la sala.
El jurado ha determinado hoy la pena después de decidir ayer su culpabilidad tras una deliberación que duró más de cuatro horas.
La asesina saltó del mismo avión solo unos segundos después que la fallecida, quien grabó con una cámara frontal y sin preverlo sus gritos de horror durante una caída al vacío desde una altura de 4.000 metros, que terminó con un golpe seco contra el suelo.
La víctima, Els Van Doren, de 38 años, casada y con dos hijos, no pudo abrir ni su paracaídas principal ni el de reserva porque alguien "con conocimientos sobre paracaidismo" los había saboteado, según dijo un experto en el juicio.
Las dos mujeres, que compartían el mismo nombre (Els), habían compartido durante más de un año el mismo amante, el instructor de paracaidismo Marcel Simons, por lo que se creyó desde el principio de la investigación que el móvil eran los celos.
Clottemans explicó en su primer testimonio ante el tribunal que sus kilos de más le habían producido muchos complejos, defectos que la relación con el instructor le habían hecho olvidar. "Estar con él daba sentido a mi existencia", ha reconocido.
La defensa de Clottemans cuenta ahora con catorce días para apelar la sentencia ante el tribunal de casación.
EFE
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