La NASA califica a estos fenómenos como los eventos climáticos más violentos de la Tierra, y estima que se volverán más virulentos y frecuentes a medida que se siga calentando el planeta.
Huracanes, tifones, ciclones… todos ellos son tormentas violentas que se forman a partir de aire húmedo y cálido sobre los océanos, que pueden ser muy peligrosos incluso en sus fases de desarrollo y que tenderán a intensificarse como consecuencia de la crisis climática.
Se los conoce por nombres diferentes en función de dónde se han originado, pero formalmente todos reciben la denominación científica de “ciclón tropical”, según la NASA, que califica a estos fenómenos como “las tormentas más violentas de la Tierra", que además se volverán más virulentas y frecuentes a medida que se siga calentando el planeta, señala esta entidad.
La Organización Mundial de Meteorología (OMM) define los ciclones tropicales como “tormentas de rápida rotación que se originan en los océanos tropicales, de donde extraen la energía necesaria para desarrollarse”.
Se forman allá donde haya aguas cálidas, con una temperatura de superficie de al menos 26,5 ºC (79,7 ºF).
El proceso de formación es el mismo para todos estos fenómenos: “el aire cálido y húmedo sobre el océano asciende desde cerca de la superficie y provoca una zona de menor presión atmosférica por debajo”
Nombre del fenómeno de acuerdo a la ubicación
Según donde ocurran, se les puede llamar: “huracán”, en el océano Atlántico o en el Pacífico oriental; “tifón”, en el Pacífico Norte occidental; “ciclón”, en la bahía de Bengala y el mar Arábigo; “ciclón tropical severo”, en el Pacífico y el sureste del Océano Índico; o simplemente "ciclón tropical" en el suroeste del Océano Índico.
Se estima que en los últimos 50 años, 1 942 desastres han sido atribuidos a ciclones tropicales, "que se han cobrado la vida de 779.324 personas y han causado pérdidas económicas estimadas en 1.407.600 millones de dólares estadounidenses”, según la OMM.
El proceso de formación es el mismo para todos estos fenómenos: “el aire cálido y húmedo sobre el océano asciende desde cerca de la superficie y provoca una zona de menor presión atmosférica por debajo”, explica la NASA, que añade que "el aire de las zonas circundantes con mayor presión atmosférica empuja hacia la zona de baja presión" y, entonces, "ese aire 'nuevo' se calienta y humedece y también asciende".
Cuando estas tormentas se forman al sur del ecuador, giran en sentido de las agujas del reloj, mientras que las del norte del ecuador lo hacen en la dirección contraria.
A medida que ese aire caliente sigue subiendo, "el aire circundante se arremolina para ocupar su lugar" y, mientras el aire caliente y húmedo asciende y se enfría, se forman nubes. "Todo el sistema de nubes y viento gira y crece, alimentado por el calor del océano y por el agua que se evapora de la superficie".
Cuando estas tormentas se forman al sur del ecuador, giran en sentido de las agujas del reloj, mientras que las del norte del ecuador lo hacen en la dirección contraria.
¿Tormenta tropical o huracán?
La velocidad de los vientos máximos sostenidos determinan su clasificación como "depresión tropical" (menos de 63 km/h, 39 m/h), "tormenta tropical" (más de 63 km/h), que es cuando reciben un nombre propio, o "huracán" -tifón, ciclón, ciclón tropical severo, etc- (más de 116 km/h, 72 m/h).
A partir de ahí, las tormentas ciclónicas severas (huracanes, tifones, ciclones) se clasifican en 5 categorías, la primera es la que tiene menor intensidad, con vientos de entre 119 y 153 km/h (entre 74 y 95 m/h), mientras que la quinta es la más severa, con una velocidad de los vientos superior a los 249 km/h (unas 155 m/h). (EFE)
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