Las imágenes difundidas de Emmanuel Macron y Vladimir Putin sentados cada uno al borde de una mesa blanca de seis metros generaron una avalancha de comentarios y muchos señalaron la frialdad que traslucieron las imágenes.
La imagen de la gigantesca mesa ovalada, que mantuvo a distancia a Vladimir Putin de Emmanuel Macron durante una tensa reunión sobre Ucrania y que ha dado la vuelta al mundo, es el orgullo de una pequeña empresa familiar del norte de Italia, que reclama su paternidad.
"Una mesa es un lugar donde comemos, nos divertimos o jugamos, pero también donde decidimos guerras o firmamos armisticios. Espero que nuestra mesa traiga buena suerte y no lleve a una escalada de guerra", sostiene en una entrevista con la AFP Renato Pologna, director ejecutivo de la fábrica italiana de muebles OAK.
El mueble, lacado en blanco, decorado con hojas de oro y de seis metros de largo, ha desatado la fantasía de innumerables internautas en las redes sociales, convirtiéndolo en una mesa de ping-pong, una pista de baile sobre hielo o incluso parte del fresco de Leonardo da Vinci, "La Última Cena".
La mesa es "una pieza única", fue hecha a medida y entregada al Kremlin en 1995 como parte del "mayor pedido que nos han hecho", cuenta Pologna.
¿Su precio? "Ah, fue pagada en liras, una mesa así cuesta hoy en día unos 100.000 euros (113.000 dólares)" y el pedido total era "de más de 20 millones de euros", casi 23 millones de dólares.
- Certificado de Boris Yeltsin -
Sereno, con barba corta canosa, tras el escritorio de su fábrica en Cantù, cerca del lago de Como, Renato Pologna muestra como prueba una foto de la mesa reproducida en un libro sobre el Kremlin, con fecha de 1999, un certificado enmarcado firmado el 22 de noviembre de 1996 por el entonces presidente ruso Boris Yeltsin y, sobre todo, bocetos con los detalles del objeto que se ha convertido de culto.
"Estoy 100% seguro de lo que digo", sostiene con voz baja el empresario italiano, de 63 años, al comentar las declaraciones del ebanista español jubilado, Vicente Zaragoza, quien asegura haber entregado la mesa al Kremlin "alrededor del 2005".
"Es una mesa de madera de haya de los Alpes", aseguró a la emisora española Cope el español de Alcácer, cerca de Valencia, quien sostiene haber reconocido su obra al verla en la televisión, sin aportar pruebas.
"Como en España dicen que hicieron una mesa idéntica a la nuestra, me imagino que puede ser una copia, pero no lo sé", comentó Pologna, quien desea evitar toda polémica.
Después de Emmanuel Macron, le tocó el turno al canciller alemán Olaf Scholz, quien ocupó el martes su puesto en la ahora famosa mesa, ya que como el presidente francés rechazó someterse a un test anti-covid ruso a su llegada a Moscú.
- Esperando a George Clooney -
El mueble, que se encuentra en la sala de recepciones para invitados extranjeros, es solo una pequeña parte del trabajo realizado por OAK para uno de los edificios del Kremlin. Según Pologna, amueblaron y decoraron aproximadamente 7.000 metros cuadrados de la sede del gobierno de Rusia, repartidos en dos plantas.
"En el exterior, el diseño y la alta calidad de la artesanía italiana son muy populares", subrayó, tras explicar que su fábrica suministró muebles, pisos, maderas y acabados de mármol para los salones del Kremlin.
El éxito de la mesa ovalada, cuya imagen se ha hecho viral, le ha dado ideas: "Con todo este fragor sería bueno volver a ponerla en producción".
Entre los clientes de la empresa, fundada a mediados de la década de 1950 por el padre de Pologna y que cuenta con una cincuentena de empleados, figuran jeques y familias reales de varios países de Oriente Medio.
También ex dictadores, como el libio Muamar Gadafi o el iraquí Sadam Hussein, quienes admiraron la calidad de OAK.
El lago de Como, "un lugar fantástico", es además una gran reserva de clientes, "porque muchos estadounidenses, rusos, indios y chinos han comprado hermosas residencias", asegura Pologna. Entre ellos figura George Clooney, que pasa allí al menos un mes al año, pero que aún no ha tocado a la puerta de OAK... por ahora.
-El encuentro-
Rusia dijo que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo una distancia con su homólogo ruso en su encuentro sobre la crisis en Ucrania debido a que el mandatario francés se negó a someterse a una prueba de covid en el Kremlin.
Las imágenes difundidas el lunes de Emmanuel Macron y Vladimir Putin sentados cada uno al borde de una mesa blanca de seis metros generaron una avalancha de comentarios y muchos señalaron la frialdad que traslucieron las imágenes.
En internet, la foto difundida del encuentro generó una cascada de burlas y de comparaciones con la distancia mantenida con otros encuentros con dignatarios extranjeros, como el mandatario argentino Alberto Fernández y el presidente de Kazajistán, Kassym Jomart Tokayev.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, indicó que la decisión de utilizar este mobiliario se debió a que el líder francés se negó a someterse a una prueba PCR en la presidencia rusa.
"Las conversaciones con algunos se llevan a cabo en una mesa larga, la distancia (de la mesa) es de cerca de seis metros", declaró el portavoz, respondiendo la pregunta de un periodista.
"Esto se debe a que algunos siguen sus propias reglas, no cooperan con el anfitrión", indicó el funcionario señalando que en estos casos se impone un protocolo sanitario adicional para proteger al presidente ruso y a sus invitados. El portavoz negó un trasfondo político.
Macron viajó a Rusia para intentar desescalar las tensiones entre Moscú y Ucrania, después de un masivo desplazamiento de tropas rusas en la frontera. (AFP)
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