Elena Vavilova y su esposo tuvieron dos vidas durante 20 años, una historia que inspiró la serie ‘The Americans’, pero la verdad no era tan extraordinaria como la ficción.
Cualquiera que conociera a los Heathfield pensaría que se trata de una familia más de Estados Unidos. Sin embargo, Tracy y Donald, padres de dos hijos adolescentes, eran en realidad espías rusos que enviaban información trascendental al gobierno soviético.
Sus verdaderos nombres son Elena Vavilova y Andrei Bezrukov. Por más de 20 años tuvieron dos identidades: Tracy Foley y Donald Heathfield. Sus hijos no sabían de esto hasta que fueron arrestados en su casa de Boston en 2010.
Es entonces cuando un grupo de diez espías rusos son detenidos por el FBI, la mayoría vivía como ilegales en Estados Unidos y se hacían pasar por residentes comunes o provenientes de Canadá. Entre ellos se encontraba la reconocida Anna Chapman.
Entre ellos, había agentes dobles. Personas que se encargaban de reportar tanto para el país americano como para Rusia. Uno de ellos era Sergei Skripal, quien fue envenenado en Salisbury en 2018.
La vida de Heathfield y Foley inspiró una serie de televisión conocida como The Americans. Inspirada en la vida real, Elena desmintió que su vida fuera tan interesante como en la pantalla chica.
Además de escribir un relato ficticio titulado La mujer que puede guardar secretos en español, Vavilova explicó en una reciente entrevista a The Guardian las principales características de vivir una doble vida.
Lo que sí era cierto es que eran una pareja. Vavilova y Bezrukov fueron reclutados en los años 80 por la KGB. Se trataba de un programa de alto secreto en el cual entrenarían por mucho tiempo antes de ser enviados a Canadá y Estados Unidos. “Un espía tiene que ser un actor, pero un actor que no necesita un público o un escenario, y no requiere la aprobación de los demás”, dijo al portal de noticias.
Aprendieron a imitar acentos nativos, evadir vigilancia, codificación y otras actividades relevantes para su labor de espionaje. Vivieron por un tiempo a las afueras de Moscú para así saber cómo era la vida en el occidente.
Se casaron dos veces, una con sus verdaderas identidades, otra con las falsas. No hablaban ruso juntos y Vavilova decía ser de origen francés-canadiense para explicar su acento. Su aspecto era promedio, para no llamar la atención. Durante sus últimos años en Boston, Vavilova trabajó como agente inmobiliario, mientras que al mismo tiempo enviaba mensajes codificados a sus verdaderos jefes.
La serie The Americans mostró muchos riesgos, operaciones y asesinatos que nunca existieron. La verdadera vida de los espías está muy alejada de lo que se ve. ”Ese no es el trabajo real y no es así”, dijo Vavilova sobre el programa. Los recuerdos y los problemas psicológicos que los “ilegales” vivieron sí fueron retratados de manera correcta, todo lo demás fue creado. "La gente piensa que siempre estás al límite, pero en realidad la mayor parte es muy rutinaria y aburrida", señaló durante la entrevista.
Ellos fueron encontrados cuando el jefe adjunto del programa, Alexander Poteyev, decidió trabajar para Estados Unidos en lugar de Rusia. Una vez de vuelta a su país, este no era el mismo. La Unión Soviética había terminado y ahora les tocaba adecuarse a la Rusia de Putin.
“No sabía sobre la cultura contemporánea, y solo cuando volvimos descubrimos las principales figuras políticas de la época”, señaló Vavilova. Sus hijos, quienes nunca supieron que en realidad eran espías rusos, tuvieron que adecuarse a una nueva vida.
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