Una ideología potencialmente peligrosa, apoyada por discursos políticos y teorías conspirativas, amenaza la vida de inmigrantes hispanos y les roba el sueño americano.
La primera mitad de 2019 ha sido funesta para Estados Unidos por su alta tasa de homicidios con armas de fuego en comparación con otras potencias del mundo. Un total de 9,463 personas murieron en 263 tiroteos registrados hasta el último 7 de agosto, de acuerdo a cifras de la organización Gun Violence Archive.
Las tragedias resucitaron el debate sobre el control de armas, que mantiene en una encrucijada a los demócratas y repúblicanos por evidentes intereses de la industria armamentista. A pesar de que el 90% de la ciudadanía pide condicionar la entrega de armas, el Congreso se muestra incapaz de hacer algo.
Sin embargo, ¿qué hay detrás de las frecuentes masacres en Estados Unidos? y ¿cuál es la razón por la que el Congreso no modifica la enmienda del derecho a poseer armas?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fijó su postura y ha señalado a los que él considera responsables. En su mensaje a la nación del 5 de agosto echó la culpa de la violencia a internet, los videojuegos y “enfermos mentales que aprietan el gatillo”.
No obstante, fueron dos palabras las que sorprendieron a los medios estadounidenses. Admitió por primera vez que el “Supremacismo Blanco” también está detrás del problema. "Nuestra nación debe condenar el racismo, el fanatismo y la supremacía blanca. Estas ideologías siniestras deben ser derrotadas. El odio no tiene lugar en Estados Unidos. El odio deforma la mente, devasta el corazón y devora el alma", dijo.
RPP Noticias recogió el aporte de dos internacionalistas para entender el encono hacia los inmigrantes hispanos en Estados Unidos y sus estrechos vínculos de esta actitud con el Supremacismo Blanco.
¿Qué es el Supremacismo Blanco?
El internacionalista Farid Kahhat lo define como “una ideología de derecha radical" y "forma de nacionalismo étnico", que sostiene que "solo los blancos de origen europeo son los únicos que tienen derecho a ser ciudadanos norteamericanos”.
“Cuando hablan de blanco, están hablando de gente de origen europeo y en particular, blanco anglosajón protestante; (aunque) ahora ya no es tan marcado (…) ahora es más general, blancos de origen europeo”, detalló.
Estados Unidos tiene sus raíces supremacistas en el Ku Klux Klan, creado en 1865, después de la Guerra Civil (1861 – 1865) por organizaciones de extrema derecha, racistas, xenófobas, y antisemitas, que se valían de actos intimidatorios y violentos para oprimir a sus víctimas predilectas: los afroamericanos.
El racismo llegó a niveles institucionales con leyes segregacionistas que perduraron hasta el siglo XX. Entre ellas figuraba el subsidio de compra de viviendas que otorgaba el Estado a blancos. Esto les permitía gozar de mejores oportunidades laborales y educativas en comparación con los afroamericanos.
El propio Adolfo Hitler, máximo dirigente de la Alemania Nazi, envidiaba las leyes segregacionistas norteamericanos. Así lo expresó claramente en el libro Mein Kampf (Mi Lucha) escrito en 1925, en el que catalogada a Estados Unidos como el único Estado que había avanzado hacia la creación de una “sociedad racista sana”.
Con la declaración de los derechos civiles de 1964 fue abolida la segregación racial en Estados Unidos y desde entonces quedó terminantemente prohibido la discriminación en las escuelas, viviendas, centros públicos y el gobierno. Pero a pesar de este histórico avance, los efectos del racismo no han desaparecido.
¿Por qué se habla de una “invasión hispana”?
Los recientes tiroteos en El Paso (Texas, 22 muertos y 25 heridos) y en Dayton (Ohio, 9 muertos y 16 heridos) a manos de los atacantes Patrick Crusius (21) y Connor Betts (24) recordaron lo potencialmente criminal que resulta el Supremacismo Blanco.
Antes de cometer el atentado, Patrick Crusius publicó un largo manifiesto el 3 de agosto en 4Chan ―foro web usado para publicar información de forma anónima― en el que señala que "el ataque es una respuesta a la invasión hispana de Texas".
Para el historiador de la Universidad del Pacífico, Norberto Barreto, la palabra "invasión", que aparece en el manifiesto de Crusius, es usada también por Donald Trump en sus discursos antiinmigrante.
“Estados Unidos esta siendo invadido, hay que proteger a los Estados Unidos (...) las palabras tienen consecuencias, lo que uno dice tiene consecuencias y lo que dice el presidente de Estados Unidos tiene mucha consecuencia, porque hay gente que carece de capacidad de análisis crítico", explicó a RPP Noticias.
Por su parte, Kahhat apunta a la teoría conspirativa como un recurso usado por Trump en su discurso contra los inmigrantes latinoamericanos. "El gobierno mexicano nos manda narcotraficantes, violadores y delincuentes, según el discurso de Trump. (Pero) el gobierno mexicano no manda a nadie, no hace mucho por detener a la gente, pero ¿por qué tendría que hacerlo? La gente migra voluntariamente. Pero él (Donald Trump) lo presenta como una teoría conspirativa"", comenta el internacionalista.
Desde que comenzó su gobierno, el 20 de enero de 2017, Donald Trump no ha cesado de legitimar con su retórica el rechazo a los hispanos. El historiador Norberto Barreto sostiene que el magnate ha basado su política en el miedo a los inmigrantes y que su base electoral está representada por grupos de supremacistas blancos.
"Trump basó su política en el miedo al inmigrante, y el inmigrante es hispano, ladrón, violador, violento y asesino. Hay inmigrantes hispanos que sí podrían caber en ese categoría, pero son una ínfima minoría, la mayoría de los inmigrantes hispanos ilegales y legales trabajan", indicó.
Ohio y Charlottesvile
En el caso de Connor Betts, quien abrió fuego contra seis afroamericanos y tres blancos, entre ellos a su hermana en el bar Ned Peppers de Dayton el 4 de agosto, la Policía sospecha que tuvo motivaciones raciales, por la aparición en internet de información sobre una "supuesta invasión hispana".
Otro sonado caso fue el de Charlottesville, ocurrido la tarde del 12 de agosto de 2017. El epicentro de las protestas fue la estatua del general Robert Lee, que se opuso a la abolición de la esclavitud en la guerra civil (1861- 1865).
Ultranacionalistas blancos, neonazis y autodenominados miembros del Ku Klux Klan protestaron en rechazo a la remoción del monumento y se enfrentaron a manifestantes opositores. James Alex Fields, de 22 años, autodeclarado neonazi arrolló con un coche a decenas de manifiestantes y mató a Heather Heyer, de 33 años.
La influencia de "El Gran Reemplazo"
La obra “El Gran Reemplazo”, del filósofo y abogado francés, Renaud Camus, está generando polémica en el mundo. En sus teorías, que han sido acogidas por la extrema derecha de otros países (Nueva Zelanda y Estados Unidos), expresa su temor por la posible pérdida de identidad en Europa a causa de la inmigración de africanos.
En una entrevista al diario Le Monde, dijo que “el gran reemplazo es el golpe más duro que ha conocido Francia desde el inicio de su historia porque, si el cambio de pueblo y de civilización ya tan avanzado se lleva hasta su término, la historia que continuará no será la suya, ni la nuestra”.
Sobre Estados Unidos refirió que “el cambio de pueblo está en marcha”, ya que los descendientes de los fundadores (población blanca) se encuentran en minoría. Camus ha valorado que sus propuestas hayan sido acogidas por otros países, pero paradójicamente ha rechazado la violencia en esas naciones.
Un ejemplo claro de su influencia se evidenció en Charlottesville (EE.UU.), donde los manifestantes ultraderechistas y supremacistas blancos gritaron en las calles a todo pulmón “no nos reemplazarán” y “los judíos no nos reemplazarán”.
En Nueva Zelanda la teoría de Camus también fue acogida por Brenton Tarrant, de 28 años, el atacante del caso Christchurch. El viernes 15 de marzo asesinó a disparos a 51 personas que estaban dentro de dos mezquitas. Antes del atentado escribió un manifiesto de 74 páginas llamado "El Gran Reemplazo" en el que volcaba su profundo desprecio por los inmigrantes, especialmente los musulmanes.
"Para enseñar a los invasores que nuestras tierras nunca serán sus tierras, nuestra patria nunca será suya, al menos hasta que el hombre blanco viva y que nunca conquistarán nuestro país y nunca sustituirán a nuestra gente", dice un fragmento de su publicación difundida en internet, antes de ser detenido.
Apretar el gatillo es fácil
La Constitución de Estados Unidos contempla en su segunda enmienda el derecho que tienen los ciudadanos de portar un arma para defenderse, el problema es que no hay restricciones para quienes tienen antecedentes penales y psiquiátricos.
La Asociación Nacional del Rifle (ANR), un poderoso grupo de presión entre los políticos de Estados Unidos y que según una investigación del diario El País (España) impulsó la campaña electoral de Donald Trump con 30 millones de dólares, atraviesa una crisis interna por los llamados que piden cambios en la legislación para evitar más masacres.
"Puedo confirmar que la Asociación Nacional del Rifle se opone a cualquier legislación que infrinja injustamente los derechos de los ciudadanos respetuosos de la ley. La verdad inconveniente es esta: las propuestas que muchos discuten no habrían evitado las horribles tragedias en El Paso y Dayton", aseguró el vicepresidente de la ANR, Wayne LaPierre, el pasado 8 de agosto.
“¿Cómo explicas que el Congreso no pueda aprobar normas sobre un tema en donde el 89% está a favor del control de antecedentes para adquirir armas? Es un tipo de situación donde un grupo pequeño (ANR) por circunstancias particulares puede prevalecer sobre la mayoría”, explicó Farid Kahhat.
A similar análisis llega el historiador Norberto Barreto, al destacar que las armas son un elemento cultural en el país norteamericano y que los legisladores demócratas y republicanos no se deciden a efectuar cambios porque muchos de ellos fueron financiados en sus campañas electorales por la Asociación Nacional de Rifle e instituciones afines.
“El sistema político norteamericano está podrido y desde hace tiempo es como el que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga (…) hay unos intereses económicos muy grandes que tienen en el bolsillo a muchísimos políticos, además que es un mercado que mueve miles de millones de dólares al año, no se quiere perder eso”, afirmó.
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