Este fin de semana llegaron a Mongolia chinos de confesión católica, discretamente por miedo a las represalias, para ver al papa Francisco y disfrutar de una demostración pública de fe impensable en su país.
Muchos de ellos tienen miedo y, aunque también ganas de hablar, prefieren que no se les grabe o fotografíe, mientras otros más tranquilos explican que han viajado en trenes durante más de 20 horas: son las decenas de católicos chinos que han llegado desde su país hasta Mongolia desafiando las prohibiciones de las autoridades para poder ver al papa Francisco.
El papa llegó este viernes a Mongolia para animar a la pequeña comunidad católica del país, de cerca de 1 400 fieles, pero también a una nación situada entre Rusia y China y por ello se esperaba una representación de peregrinos de ambos países para la misa que el papa celebra este domingo en el estadio Estepa Arean de Ulán Bator.
Sin embargo, el Gobierno chino no dejó salir del país a los prelados prohibiéndoles visitar Mongolia durante el viaje del papa, como pudo conocer la agencia de noticias EFE de diferentes fuentes.
Sólo estuvieron presentes durante la visita de Francisco y en la misa el ex cardenal chino, obispo emérito de Hong Kong, John Tong Hon y el actual obispo Stephen Chow que el papa nombrará cardenal a finales de septiembre.
Pero el papa aprovechó la ocasión para mandar un saludo al pueblo chino y a los católicos en este país.
"Estos dos hermanos obispos, el emérito de Hong Kong y el actual obispo, quiero aprovechar de su presencia para enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino", dijo el papa por sorpresa al tomar de la mano a los dos prelados en el altar tras concluir la misa en el estadio "Estepa Arena" de Ulán Bator, ante cerca 2.000 fieles, entre ellos católicos del país, pero también llegados desde otras naciones de Asía.
Agregó que desea "lo mejor" al pueblo chino e "ir adelante y progresar siempre". "Y a los católicos chinos, los pido ser buenos cristianos y buenos ciudadanos. A todos", anotó.
En el Estepa Arena de Ulán Bator, un grupo de unos 40 católicos de Hong Kong exhiben sus banderas y pancartas, mientras que al lado otro grupo de unos 20 llegados desde el norte de China con su párroco muestra la bandera china cuando el papa pasa delante de ellos antes de celebrar la misa.
La bandera china ante el papa
Chow explicó a los medios presentes en Mongolia que desde Hong Kong ha llegado con él un grupo de 40 personas y otros se han organizado por su cuenta. Los católicos chinos que proceden de allí no tienen problemas en moverse y exhiben con orgullo sus banderas de la región especial con la flor de cinco pétalos.
Sin embargo, otros cuentan como han llegado "escondiendo su identidad" y "presentándose a la frontera como turistas". En Mongolía varios han mantenido la discreción para evitar represalias a su regreso.
En el Estepa Arena de Ulán Bator, un grupo de unos 40 católicos de Hong Kong exhiben sus banderas y pancartas, mientras que al lado otro grupo de unos 20 llegados desde el norte de China con su párroco muestra la bandera china cuando el papa pasa delante de ellos antes de celebrar la misa.
Explican que han tenido que venir en trenes, ninguno en avión para no quedar registrados, y que han tardado unas 20 horas. En la plaza principal de la capital, Ulán Bator, donde los fieles se reunieron para ver al papa argentino, varios de ellos se tapaban la cara con mascarillas y gafas de sol.
Una mujer china dijo a la agencia de noticias AFP que ella y sus compañeros de viaje estaban obligados a "pasar desapercibidos", aunque en la plaza ondeara una bandera china. "En la aduana nos preguntaron si somos católicos y les dijimos que estamos de turismo", explicó la mujer, que pidió permanecer en el anonimato.
Durante el vuelo que le llevaba a Mongolia, Francisco envió un telegrama con bendiciones "de unidad y de paz" a presidente chino, Xi Jinping, siguiendo la tradición de mandar agradecimientos a los países que sobrevuela. Pekín respondió al mensaje del pontífice afirmando que desea "reforzar la confianza mutua" con el Vaticano y promover "un proceso de mejora de las relaciones bilaterales", en palabras del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
Católicos en China
En China viven unos 12 millones de católicos que, durante décadas, han tenido que lidiar para mantener su fe, entre celebraciones religiosas estrictamente controladas por el Partido Comunista e iglesias clandestinas apoyadas por el Vaticano.
Hay "mucha presión sobre los católicos en China. Tememos ser invitados a 'conversaciones' a nuestro regreso", subraya, eufemismo que designa las convocatorias a los interrogatorios de los servicios de seguridad, dijo una católica china a la AFP
Según contó, ella viajó a Mongolia con otras veinte personas desde el norte de China. "No nos arriesgamos a que otros sepan de nuestro viaje", dijo.
El Partido Comunista Chino es oficialmente ateo y ejerce un control estricto sobre las instituciones religiosas, supervisando los sermones y seleccionando a los obispos.
Formalmente, la Constitución china garantiza la libertad religiosa, pero las oenegés afirman que las organizaciones religiosas se enfrentan regularmente a persecuciones y que se obstaculiza la libertad de culto, una tendencia reforzada durante el mandato de Xi Jinping.
"No se puede entrar en las iglesias durante días cruciales como Pascua o Navidad" debido a la intimidación practicada por las autoridades, explicó un visitante chino en Ulán Bator. (Con información de EFE y AFP)
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