No obstante, el mandatario, quinto presidente del Gobierno de la democracia española, hizo hincapié en que agotará el año que queda de legislatura.
El presidente del Gobierno español y líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció hoy que no volverá a ser candidato en las elecciones generales previstas para marzo de 2012, aunque dejó clara su firme intención de agotar la legislatura.
Tras muchas semanas de especulaciones sobre su futuro, Zapatero, que llegó al poder en 2004, reveló que no optará a un tercer mandato ante el Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), máximo órgano de dirección.
"No voy ser candidato en las próximas elecciones generales. Gracias por vuestro respeto y por vuestro afecto", afirmó el jefe del Ejecutivo ante sus correligionarios.
El líder socialista aclaró su futuro después de que varios dirigentes regionales del PSOE le pidieran que despejara dudas antes de las elecciones autonómicas y municipales del próximo 22 de mayo, por temor a un descalabro electoral debido a la crisis económica.
En su alocución de media hora ante el Comité Federal, el mandatario, quinto presidente del Gobierno de la democracia española, hizo hincapié en que agotará el año que queda de legislatura.
"Tenemos claro el programa de acción para lo que queda de legislatura", dijo Zapatero, al defender su proceso de "reformas" para atajar la peor crisis económica en la historia de España, con una tasa de desempleo superior el 20 por ciento, la más alta de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Poco después de conocerse los planes del presidente del Gobierno, el conservador Partido Popular (PP), principal fuerza de la oposición, se apresuró a demandar elecciones generales anticipadas.
"Los españoles tienen que decidir ahora. Hemos perdido mucho tiempo", declaró la "número dos" del PP, María Dolores de Cospedal, cuyo partido encabeza los sondeos de intención de voto con más de diez puntos de ventaja sobre el PSOE.
Zapatero, de 50 años, explicó su retirada con el argumento de que, cuando fue elegido jefe del Ejecutivo en 2004, tenía la intención de estar sólo ocho años al frente del Gobierno, pues es "el período razonable al que podía aspirar para estar al frente del destino del país".
Ahora, el PSOE deberá poner en marcha los mecanismos para designar a la persona que encabezará el partido en las elecciones generales de 2012, y convocará un Comité Federal el próximo 28 de mayo, una semana después de los comicios municipales y autonómicos, para activar el preceptivo proceso interno de elecciones primarias.
Las quinielas sucesorias incluyen al vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de 59 años, y a la titular de Defensa, Carme Chacón, de 40 años, aunque ambos han guardado, hasta la fecha, silencio al respecto.
El líder socialista manifestó que el año que resta para los comicios generales constituye "un plazo razonable" para que el partido aborde su sucesión "con naturalidad y responsabilidad".
Al final de su discurso, Zapatero recibió una ovación de sus compañeros que contrastó con los abucheos que le dedicaron cerca de la sede del partido un centenar de manifestantes, que con banderas españolas y silbatos gritaron "¡fuera, fuera!".
Con su anuncio, el jefe del PSOE quiso "poner fin a lo que se percibía como una incertidumbre" que podía acabar "distrayendo" a los socialistas de la tarea principal de afianzar la recuperación económica y afrontar el reto electoral del 22 de mayo.
Esa cita con las urnas había empujado a dirigentes regionales socialistas a presionar a Zapatero para que dilucidara su futuro, ante el temor de que les pase factura en mayo por su impopular plan de austeridad para reducir el déficit público.
Víctima de la crisis financiera mundial y el hundimiento del sector inmobiliario, España afronta una grave situación económica que ha dejado sin trabajo a unos cuatro millones y medio de personas.
Esa recesión ha obligado al Gobierno socialista, presionado por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a aplicar medidas muy impopulares para rebajar el déficit, como la congelación de las pensiones y una reforma laboral que -según los sindicatos- sólo "abarata los despidos" y no crea empleo.
Por la reforma laboral, Zapatero, que desde su acceso al poder situó las políticas sociales entre sus prioridades, encajó el pasado septiembre la primera huelga general en España desde 2002. EFE
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