Hillary Clinton ha sido duramente criticada por parte de su rival Bernie Sanders por sus discursos a cambio de dinero.
Hillary Clinton, precandidata del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos ganó casi 7 millones de dólares en 2015, gracias a las ventas de su último libro y a discursos pagados.
Documentos financieros 2015. La campaña de la exsecretaria de Estado reveló sus documentos financieros correspondientes a 2015, los cuales fueron presentados ante la Comisión Electoral Federal, en los que aparecen ingresos por más de 5 millones por las ventas de su libro "Hard Choices" y un millón y medio recibidos a cambio de discursos pagados.
Criticada por Bernie Sanders. Estos discursos dados a cambio de dinero se han convertido en una de las principales críticas que la exsecretaria de Estado recibe por parte de su rival Bernie Sanders, quien le echa en cara especialmente las grandes sumas recibidas a lo largo de su carrera y que algunos de ellos los diese en grandes bancos de Wall Street.
"Debe ser un discurso increíble". En abril pasado, Sanders tiró de humor para presionar a Clinton sobre los discursos pagados que ella dio a Goldman Sachs y otros bancos de inversión, y cuyo contenido no ha querido desvelar. En uno de ellos, Clinton recibió 225.000 dólares. “Debe ser un discurso increíble, extraordinario, que podría resolver todos los problemas del mundo. Debe estar escrito en prosa shakesperiana. Si es tan extraordinario, ¡debería desvelarlo!”, proclamó ante la ovación del público en Washington Square Park, en el corazón de Nueva York.
Presión a Donald Trump. La campaña de Clinton aprovechó la presentación de sus documentos financieros relativos a 2015 para volver a echar en cara al virtual nominado republicano, Donald Trump, que no haya publicado todavía sus declaraciones de la renta de los últimos años, algo a lo que no está obligado pero que es habitual en los candidatos a presidente de EE.UU.
Se niega a divulgar su declaración de impuestos. La semana pasada, Trump se rehusó a compartir con la prensa y el público sus declaraciones de impuestos, rompiendo así con una tradición de los candidatos presidenciales estadounidenses que permite verificar las fuentes de sus ingresos, o eventuales conflictos de interés.
Comparte esta noticia