El presidente de Estados Unidos afirmó que podría haber consecuencias si sus homólogos de Ucrania y Rusia no sostienen una reunión con miras a acabar la invasión en curso. Trump también ratificó su promesa de garantías de seguridad a Kiev en una eventual posguerra, uno de los mayores obstáculos para terminar el conflicto.
Donald Trump vuelve a endurecer el tono en medio de su empeño por acabar la guerra rusa en Ucrania, independientemente de los costos para Kiev.
Tras las cumbres que el líder de la Casa Blanca sostuvo, en Alaska, con Vladímir Putin, y luego con Volodímir Zelenski y los aliados europeos, en Washington, el siguiente paso en los intentos de negociación es un cara a cara entre el líder del Kremlin y el presidente del país invadido. Sin embargo, en los últimos días, lo que parecía una escena cercana se ha ido diluyendo.
Y ante las exigencias de lado y lado antes de proceder a cualquier reunión entre mandatarios, Trump advirtió este 25 de agosto que habrá consecuencias si Putin y Zelenski no se reúnen.
Aunque el dirigente de la Oficina Oval no especificó medidas, en las últimas semanas-previo al encuentro en Alaska-había señalado que Moscú enfrentaría “aranceles del 100%” si no llegaba a un acuerdo para terminar la guerra que ordenó contra su vecino país, el 24 de febrero de 2022.
Kiev ya ha encarado varios retrocesos en el apoyo de Estados Unidos desde que Trump volvió a la Casa Blanca el pasado enero, como el apoyo para compartir información de inteligencia crucial para las defensas aéreas de la nación invadida, aunque luego reanudó la ayuda.
En medio de sus esfuerzos por convencer a Ucrania de ceder para acabar la invasión rusa, Trump también ratificó este lunes que su país respaldará las garantías de seguridad en una etapa de posguerra, como Kiev exige para llegar a un acuerdo.
Sin embargo, el mandatario también declaró que no ha discutido garantías de seguridad específicas para Ucrania.
¿Cuáles son los mayores obstáculos para un cara a cara entre Putin y Zelenski?
Trump sigue pujando por su objetivo declarado de acabar la guerra, luego de que recientemente pasara de abogar por un alto el fuego a reclamar un “acuerdo de paz”, en referencia a una solución a largo plazo.
No obstante, el país atacado exige garantías de seguridad, que serían otorgadas por las naciones occidentales. Entre ellas, los aliados han barajado propuestas que van desde el apoyo en defensa aérea-el principal talón de Aquiles de Ucrania-hasta el posible despliegue de tropas de algunos países europeos en territorio ucraniano para disuadir a Moscú de una posible reanudación de la invasión.
Este lunes, al ser cuestionado sobre los motivos por los que Putin se muestra reacio a una reunión con Zelenski, Trump lo resumió en una frase: "porque no le agrada".
La desconfianza de Kiev está más que sustentada tras los acuerdos que terminaron con la guerra del Donbass en 2014, solo para que años más tarde, en 2022, Rusia lanzara la invasión a gran escala, aun en curso.
Pero el panorama se complica tanto por las reticencias al interior de algunos gobiernos europeos de prestar ayuda en el terreno a Ucrania-aun cuando sea en una posguerra-como por las exigencias del Kremlin.
Justamente el pasado 20 de agosto, mientras los jefes militares de la OTAN, debatían sobre el abanico de posibilidades para proveer garantías a Kiev, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue enfático al señalar que su país debe tener derecho a veto sobre lo que se decida en esa materia. Lavrov remarcó que cualquier negociación de garantías a Ucrania, en la que no participe Rusia, “será un camino sin salida”.
Por su parte, el presidente Zelenski, el pasado 21 de agosto, dejó claro que primero debe existir un pacto sobre esas garantías a su nación antes de que se produzca cualquier reunión entre él y Vladímir Putin y dio un plazo de entre siete y diez días.
Pese a las reuniones de alto nivel en los últimos días, que parecieron ser un desbloqueo a las conversaciones hasta ahora infructuosas para llegar a un acuerdo, lo cierto es que un acuerdo en ese sentido no podría ser alcanzado pronto. Y por ende, el tan ansiado “acuerdo de paz” y no una simple tregua por el que aboga Trump está lejos de llegar.
Aún falta ver si sus presiones serán suficientes para acelerar el camino.