El bar, llamado Mac's Public House, había sido multado con 50 mil dólares y obligado a cerrar por violar normas para prevenir la COVID-19, pero este fin de semana abrió sus puertas y se declaró "zona autónoma".
El gerente de un bar de Staten Island (Nueva York, EE.UU.) fue detenido por atropellar a un policía que lo siguió hasta su vehículo para multarle por violar las medidas contra la COVID-19 tras declarar su establecimiento "zona autónoma", informaron este domingo medios locales.
El bar, llamado Mac's Public House, había sido multado con 50 mil dólares y obligado a cerrar esta semana, además de perder su licencia de venta de alcohol por desafiar las normas impuestas por el estado en su área para intentar controlar el repunte de casos y hospitalizaciones de coronavirus.
La oficina del sheriff neoyorquino observó a varios clientes entrando en el bar este sábado por la noche a través de un local comercial vacío que hay al lado y desplegó a varios agentes para arrestar a su gerente, Daniel Presti, de 34 años, que ya fue detenido el martes pasado.
Pero cuando los agentes se identificaron ante Presti, este escapó a su vehículo y condujo contra uno de ellos, que se agarró al capó y fue arrastrado herido unos 90 metros (100 yardas), según el canal local NBC.
Los agentes finalmente pudieron parar al gerente y llevárselo en custodia pendiente de cargos, mientras que el oficial herido fue trasladado a un hospital sin que se conozca todavía su estado.
Mac's Public House está situado en la localidad de Grant City, del distrito de Staten Island, que tiene el mayor repunte de COVID-19 en Nueva York, y forma parte de un área declarada "zona naranja" por el gobernador, Andrew Cuomo, lo que implica la prohibición de servir en el interior de bares y restaurantes, entre otras cosas.
El pasado martes, las autoridades ordenaron su cierre por rechazar las normas anticovid-19, seguir sirviendo en el interior e incluso hacer promociones, cubriendo sus ventanas con carteles de "zona autónoma".
Al día siguiente, decenas de personas se congregaron a sus puertas para protestar por el cierre.
Según dijo el miércoles al canal ABC7 su propietario, Keith McAlarney, el negocio decidió seguir abriendo porque no puede permitirse otro cierre, criticó la falta de ayuda económica y también la política de imponer medidas por "micro-áreas" para paliar los rebrotes.
"Solo intentamos ganarnos la vida y alimentar a nuestras familias. Hemos pasado por cada aro, hecho lo que dijeran. Pero en algún momento simplemente no puedes seguir cerrando", explicó.
EFE
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