Para el profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín, Hajo Funke, "la CDU y la AfD no son compatibles en casi ningún sector".
Las elecciones del domingo han devuelto el Gobierno a la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), al tiempo que la ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania), más fuerte que nunca, se convierte en el segundo partido de Alemania, que experimenta un giro del país hacia la derecha; o hacia dos derechas muy distintas.
"La CDU y la AfD no son compatibles en casi ningún sector", asegura a EFE en conversación telefónica Hajo Funke, profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín.
Por eso "seguirá en pie el cordón sanitario", la negativa rotunda de todos los demás partidos de formar coalición con la AfD, sostiene.
Funke concede que el dirigente de la CDU y probable próximo canciller, Friedrich Merz, "ha llevado a cabo una campaña electoral de populismo de derechas", pero aún así la formación es "conservadora católica", mientras que la AfD es "racista de extrema derecha".
Migración: el punto en común
Ante la inmigración en Alemania, ambos partidos parecen compartir una postura común y votaron en enero pasado a favor de un proyecto de ley, finalmente no adoptado, para limitar la inmigración irregular, con la líder de la AfD, Alice Weidel, asegurando que la CDU simplemente le había copiado la idea.
"Fue Merz quien convirtió la migración en el tema principal de la campaña electoral y no le salió bien, ya que unos 900 000 votantes de la CDU se pasaron a la AfD", cree Funke.
Pero aparte del rechazo a la inmigración, ambas formaciones tienen poco en común.
Putin: tirano o aliado
La CDU pide ofrecer a Ucrania el armamento que necesite para resistir a la invasión rusa, incluidos misiles de crucero Taurus, ya que el presidente ruso, Vladímir Putin, "solo entiende el lenguaje de la fuerza" y "la conciliación nunca ha servido contra los tiranos".
Weidel, por su parte, denuncia la "estridente retórica de guerra" de Berlín y pide "usar todos los canales diplomáticos para negociar" y poner fin a las sanciones contra Moscú.
El programa electoral plantea el cierre de las bases militares estadounidenses y asegura que "la guerra fría ha terminado". Estados Unidos, añade, seguirá siendo un socio y "Rusia debe llegar a serlo".
Europa y el euro
La CDU es desde la época del primer canciller federal, Konrad Adenauer, una de las principales fuerzas impulsoras del proceso que ha llevado a la Unión Europea y defiende integrar aún más las fuerzas armadas de los países miembros para crear "un Ejército de los europeos".
La AfD, si bien pide reintroducir el servicio militar obligatorio, rechaza un ejército europeo y reclama "reformas fundamentales" en la UE para "devolver competencias" a los Estados o, si ello no es posible, la salida de Alemania de la Unión.
Además, tilda la moneda común de "fracaso fundamental" y pide "terminar de manera ordenada el experimento euro" mediante plebiscito, si hace falta.
Energía nuclear
En un giro respecto a la política antinuclear aprobada en 2011 bajo la batuta de la canciller Angela Merkel, la CDU promete ahora investigar opciones de energía nuclear "de cuarta o quinta generación" y evaluar si los últimos reactores apagados en 2023 podrían recuperarse temporalmente.
La AfD es rotunda con su eslogan: "Sí a la energía atómica" y sus votantes a menudo denuncian las energías alternativas como la eólica como engaños.
La 'plandemia'
Entre los votantes de la AfD no es raro describir la crisis del coronavirus como una 'plandemia', es decir un intento planificado del Gobierno de subyugar a la población imponiendo vacunas y mascarillas con fines políticos y no sanitarios.
El discurso oficial del partido no llega tan lejos, pero Weidel alude a esta preocupación de sus votantes cuando exige formar una comisión parlamentaria para "investigar y analizar los errores cometidos" durante la pandemia.
Ellos, los de arriba
Quien vota al partido conservador quiere conservar los principios básicos de la República Federal alemana. Una parte de los votantes de la AfD, sin embargo, se caracteriza por una rotunda desconfianza ante el sistema establecido de la democracia parlamentaria y alimenta diversas teorías según las que "los de arriba" engañan y mienten al pueblo de forma sistemática.
"Esta desconfianza se ha activado por el fracaso de la coalición" entre socialdemócratas, liberales y ecologistas, asegura Funke, que ve en el voto de castigo uno principal factor del ascenso de la AfD del 10,4 % en 2021 al 20,8 % actual.
Pero aproximadamente un tercio de los votantes de la AfD, estima el profesor, tiene una mentalidad "de extrema derecha", comparable a quienes "ya en la década de 1920 se oponía a la República de Weimar", la democracia alemana destruida por el ascenso del nazismo.
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