La Justicia brasileña determinó que los hombres que se identifican con el género femenino podrán cumplir sus condenas en las prisiones destinadas a mujeres ante los abusos y discriminación.
Un magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Brasil determinó este miércoles que todas las presas transgénero -es decir, los hombres que se identifican con el género femenino- podrán cumplir sus condenas en cárceles destinadas a mujeres.
La medida, con carácter cautelar, fue ordenada por el magistrado del Supremo Luís Roberto Barroso, quien la concedió con base en una propuesta realizada por la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transgéneros.
"Se trata de una providencia necesaria para asegurar su integridad física y síquica, ante el historial de abusos perpetrados contra esas personas en situación de encarcelamiento", aseguró el magistrado al justificar la decisión.
Según Barroso, las personas transgénero pertenecen a "uno de los grupos más marginados en la sociedad brasileña, la discriminación que sufren tiene naturaleza esencialmente cultural o simbólica, que deriva de modelos sociales de representación que excluyen lo diferente, produciendo el no reconocimiento e incluso el mismo, desprecio".
La decisión del magistrado se refiere exclusivamente a las mujeres transgénero y no incluye a los travestis.
Los travestis quedaron por fuera de la decisión porque dentro de la comunidad LGBTI+ no existe un consenso en relación con la forma como deben ser tratados, por lo que el tema seguirá en discusión en los tribunales.
Cifras alarmantes
En Brasil, una persona muere cada día por homofobia y hasta mayo de este año se habían registrado 141 casos de asesinatos por este tipo de la intolerancia, según datos divulgados por la ONG "Grupo Gay da Bahía" (GGB).
Según la organización, la cifra de muertes por homofobia supera los 400 casos anuales en los últimos dos años, siendo 2017 el año en el que más se registraron víctimas por intolerancia y discriminación contra la población LGTBI+.
Ese año una persona trans fue asesinada cada 48 horas en Brasil, el mayor índice en los últimos 10 años.
Con información de EFE
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