Una segunda ola del coronavirus desbordó los hospitales del estado brasileño de Amazonas y prácticamente agotó sus reservas de oxígeno. Ya el año pasado había registrado entierros colectivos y un colapso de su sistema de salud.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que no es reconocido por Brasil, anunció este sábado que enviará oxígeno a la ciudad amazónica de Manaos, muy golpeada por una segunda ola de COVID-19.
"Ayer le di la buena noticia al Gobernador del estado Amazonas de Brasil, que hoy sábado salen los primeros camiones cilindros con miles de litros de oxígeno (...) hacia Manaos", escribió el canciller Jorge Arreaza en Twitter.
El gobierno venezolano no respondió aún a un pedido de la AFP para precisar el número de camiones enviados, si la misión ya partió, y si recibió autorización del gobierno del derechista Jair Bolsonaro, que no reconoce a Maduro como presidente sino al líder opositor Juan Guaidó. El gobierno de Bolsonaro tampoco se ha pronunciado hasta el momento.
Una segunda ola del coronavirus desbordó los hospitales del estado brasileño de Amazonas (norte) y prácticamente agotó sus reservas de oxígeno. Ya el año pasado había registrado entierros colectivos y un colapso de su sistema de salud.
Imágenes en redes sociales de personas llevando tanques a los hospitales, relatos de médicos teniendo que ventilar manualmente a sus enfermos y de pacientes muriendo asfixiados escandalizaron a Brasil; mientras el gobierno local impuso un toque de queda por 10 días para intentar contener la situación.
El gobierno de Bolsonaro ha informado que está enviando cilindros de oxígeno desde otros estados, y que empezó a trasladar a pacientes por avión a otras regiones. Arreaza ya había anunciado el jueves pasado que el gobierno iba a "poner inmediatamente" a disposición de Amazonas "el oxígeno necesario para atender la contingencia".
Venezuela, no obstante, enfrenta el colapso de su propio sistema de salud, con escasos insumos médicos o material de protección para el COVID-19, como parte de la crisis económica más profunda de su historia reciente.
AFP
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