No estaba muerto, estaba detenido en Venezuela. Desde el 2009 su familia le había perdido el rastro pero el 13 de julio lo vieron por Noticias Caracol declarando sobre sus condiciones carcelarias. Las lágrimas de luto se convirtieron en felicidad. Ésta es su historia.
Hace nueve años, el pescador José Calazan Sarmiento viajó a Venezuela en búsqueda de mejores oportunidades laborales y prometiendo regresar para terminar de levantar el segundo piso de su precaria vivienda, ubicada en la aldea Aguada de Pablo en Sabanalarga, al norte de Colombia, dice su familia.
Desde que se fue, su familia, asegura haber perdido total contacto con él, salvo en el 2017 cuando por fin recibieron noticias. Las informaciones señalaban que José había sido asesinado en las protestas de Caracas que rechazan el régimen de Nicolás Maduro.
Trataron de recuperar su cuerpo pero no fue posible, así que decidieron hacerle un altar en su casa y lo enterraron de manera simbólica. Todo este tiempo le han estado guardando luto. Sin embargo, el 13 de julio cuando vieron un informe de Noticias Caracol las lágrimas de aquel entierro se transformaron en sorpresa.
El informe noticioso trataba sobre las condiciones críticas en las que se hallan los presos en las cárceles de Venezuela. Háner Sarmiento, hijo de José, no podía salir de la estupefacción cuando sus ojos se encontraron con los de su padre en la pantalla.
“No joda, ese es mi papá, ese es mi papá, el que hacía muerto'", contó Háner a una periodista de Noticias Caracol desde su casa en el departamento Atlántico. Las lágrimas volvieron a sus ojos, pero esta vez eran de felicidad, porque el pescador es uno de los 50 colombianos que esperan ser liberados por el Gobierno de Nicolás Maduro, próximamente.
Los vecinos saltaron de alegría y corrieron hacia la casa de José en Colombia para compartir el momento. Ahora le preparan un cálido recibimiento. Según su esposa esperan darle la bienvenida con Sancocho de pescado, que es su plato preferido.
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