El aterrizaje de cinco cazas estadounidenses en la base de Roosevelt Roads, en Puerto Rico, junto con la denuncia del Gobierno venezolano por la ocupación de un barco pesquero, alimenta la tensión geopolítica en el Caribe. Washington insiste en que su despliegue busca frenar el narcotráfico, mientras Nicolás Maduro acusa a Donald Trump de fabricar un escenario bélico para justificar un cambio de régimen en Caracas.
Dos noticias se suman al tablero de tensiones que convierten al Caribe en el escenario cada vez más evidente de la rivalidad entre Estados Unidos y Venezuela.
El sábado, cinco aviones furtivos F-35 aterrizaron en Puerto Rico, como parte del refuerzo militar ordenado desde agosto de 2025 por el presidente Donald Trump, con el objetivo anunciado por Washington de combatir al tráfico de drogas en la región.
Este reciente despliegue coincide con la denuncia del gobierno de Nicolás Maduro de que una nave de tipo "destructor" estadounidense abordó y retuvo durante ocho horas un barco pesquero venezolano, en lo que Caracas considera un acto “hostil e ilegal” que pone en riesgo la estabilidad regional.
Un despliegue inédito
Imágenes del fotógrafo de Reuters, Ricky Arduengo, muestran el arribo de los cinco F-35 a la antigua base militar de Roosevelt Roads, en la región puertorriqueña de Ceiba.
Estos aparatos de última generación son diseñados para evitar radares y considerados entre los aviones de combate más avanzados del mundo. Según fuentes citadas por la agencia de prensa Associated Press, el plan de Washington prevé desplegar hasta diez de estos aparatos en la isla caribeña.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, acompañado del jefe del Estado Mayor Conjunto, visitó Puerto Rico, el 8 de septiembre, en una gira no anunciada que reforzó la percepción de que el Caribe se encuentra en el centro de una estrategia militar más amplia frente a Venezuela.
Consultado sobre la presencia de los aviones de combate, un portavoz del Pentágono declaró que “no hay cambios en la postura de nuestras fuerzas que anunciar en este momento”. Sin embargo, la Casa Blanca no ocultó que la operación busca intensificar la presión sobre los narcotraficantes, mientras que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, es acusado por Estados Unidos de liderar el llamado cartel de los Soles.
Inscrita en la lista negra de Washington de las organizaciones terroristas, la existencia de este cartel es, sin embargo, objeto de controversias, pues no se conocen pruebas públicas sobre la existencia de una estructura jerarquizada tipo cartel y en el último reporte de la ONU de junio sobre las drogas no se hace mención de un Cartel de Los Soles.
No obstante, la idea de que el despliegue estadounidense apunta al actual Gobierno de Venezuela se refuerza con la recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por Washington por la captura del presidente Maduro.
Hace apenas unos días, un ataque estadounidense contra un barco procedente de Venezuela dejó 11 muertos, en el "primer ataque letal" contra una embarcación "cargada con drogas" procedente de Venezuela, desde que Trump ordenó el envío de buques de guerra al sur del Caribe. Mientras tanto, ocho navíos militares con misiles y un submarino nuclear permanecen desplegados cerca de las costas venezolanas.
Ataque a una embarcación en el Caribe: ¿cuál es el plan de Trump frente a Maduro?
Aunque Trump aseguró la semana pasada que “Estados Unidos no busca un cambio de régimen en Venezuela”, la presencia de los F-35, capaces de imponerse sin dificultad ante los F-16 de la aviación venezolana, reaviva las sospechas en Caracas de que Washington se prepara para un escenario de confrontación directa.
Paralelamente, el canciller venezolano, Yván Gil, denunció el 13 de septiembre que un destructor estadounidense, identificado como el USS Jason Dunham, interceptó y abordó de manera “ilegal y hostil” un barco con nueve pescadores a bordo. Según el comunicado, dieciocho efectivos armados mantuvieron ocupada la embarcación durante ocho horas, bloqueando las comunicaciones de la tripulación.
“El día de ayer una embarcación de pesca atunera venezolana fue de manera hostil abordada por una unidad de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, un navío equipado con misiles y armas de alto poder, que desplegó dieciocho efectivos con armas largas contra humildes pescadores”, declaró Gil.
Para el mandatario bolivariano, Nicolás Maduro, la acción no es un hecho aislado, sino parte de una “escalada bélica” promovida desde Washington. Caracas exigió el cese inmediato de las operaciones militares estadounidenses en aguas del Caribe y llamó a la comunidad internacional a condenar lo que describe como maniobras destinadas a justificar una agresión.
Washington, por su parte, no respondió de inmediato a las acusaciones venezolanas.