Israel no solo niega que exista una hambruna -pese a que bloquea la entrada libre de alimentos a Gaza desde marzo-, sino que alega que muchos de quienes muestran signos de inanición padecían enfermedades previas, y que no deberían ser usados en el muestreo.
El Ministerio de Exteriores israelí pidió este miércoles a la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF o ICP, en inglés) retractar su informe, usado por la ONU para declarar una hambruna en la ciudad de Gaza y áreas aledañas, al considerar que los datos fueron "fabricados".
En una carta dirigida al CIF, iniciativa global usada como referencia en todo el mundo para determinar la magnitud y la gravedad de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, Israel alega que el baremo para declarar la hambruna en Gaza ha sido rebajado, y que otra información "ha sido ignorada".
"El informe está errado, no es profesional y de forma grave evade los estándares que se esperan de un organismo internacional", se lee en la misiva compartida por el Ministerio israelí a los periodistas.
Israel no solo niega que exista una hambruna -pese a que bloquea la entrada libre de alimentos a Gaza desde marzo-, sino que alega que muchos de quienes muestran signos de inanición padecían enfermedades previas, y que no deberían ser usados en el muestreo.
Jeremy Konyndyk, presidente de la ONG Refugees International y ex alto funcionario humanitario estadounidense -que dirigió los esfuerzos de respuesta a la hambruna en Sudán del Sur y Yemen, entre otros países- niega que exista nada inaudito o fabricado en este último informe.
"Es un punto de vista extraño y perturbador. El aumento de la mortalidad entre personas con complicaciones de salud no refuta la hambruna", dijo este martes Konyndyk en X.
"Las personas con enfermedades y problemas de salud, que de otro modo no serían mortales, suelen fallecer de hambre primero... así es como funciona la hambruna", añadió el experto.
Cerca de 1,6 millones de gazatíes sufren hambre
El informe publicado el pasado viernes por el CIF indica que un total de 1,6 millones de gazatíes sufren hambre, entre ellos una tercera parte (más de medio millón) de manera crítica, al padecer de una privación extrema de alimentos, mientras que el resto de la población se encuentra en situación de "crisis alimentaria".
Para considerar una hambruna es necesario que falten alimentos en al menos uno de cada cinco hogares, lo que resulta en niveles críticamente altos de desnutrición aguda (al menos el 30 %) y mortalidad.
La hambruna ya ha dejado 271 muertos, entre ellos 112 niños, según el ministerio de Sanidad gazatí, controlado por el movimiento islamista Hamás, y la ONG Save the Childrenen denunció este miércoles que las clínicas de Gaza "están casi en silencio" porque "los niños ya no tienen fuerza para hablar o siquiera llorar en su agonía".