RPP Noticias conversó con los peruanos Aníbal Seminario y Lorenzo Ferrero, directores de la Afro Peruvian Jazz Orchestra que está nominada en dos categorías de los Latin Grammy 2020.
Entre la década de 1930 y 1950, las big band eran la sensación del momento. Bajo los sonidos de trompetas, baterías y trombones, el público de Estados Unidos alegraba sus pies en lo que un escritor llamaría “la era del jazz”. El tiempo, sin embargo, iría desplazando el protagonismo de estas bandas hasta convertirlas en música de músicos. El jazz no era más del pueblo.
En medio de una época regida por la música urbana, los peruanos Aníbal Seminario y Lorenzo Ferrero decidieron ir a contracorriente y formar la Afro Peruvian Jazz Orchestra, una big band que no es como cualquier otra: como lo dice su nombre en inglés, esta sería una orquesta que bajo el lenguaje del jazz lleve en alto la música afroperuana.
Y sí que lo lograron. Este 2020, ambos músicos nacionales, que actualmente radican en Los Ángeles (Estados Unidos), se dieron con la sorpresa de que su disco de estudio, “Tradiciones”, había recibido dos nominaciones al Latin Grammy: una a Mejor Álbum de Jazz y otra por su versión de “La flor de la canela” a Mejor Arreglo.
“Hay muchas big band que puedes escuchar, pero ya no hay ese elemento de sacarte a bailar. Y con ‘Tradiciones’ es una de las cosas que quisimos traer, porque todo lo que es afroperuano es de baile. Hay gente que conoce al festejo más como un baile que como un ritmo”, apuntó Lorenzo Ferrero a RPP Noticias sobre el ritmo bailable que recoge su disco nominado.
LOS SUEÑOS DE UNA AMISTAD
El origen de “Tradiciones” es ante todo la historia de una amistad. Lorenzo Ferrero y Aníbal Seminario se conocieron durante sus años de estudiantes en la Orquesta Sinfónica Nacional de Perú y fue allí donde forjaron una amistad. Más adelante, Lorenzo consiguió una beca en Berklee College of Music (Boston), mientras Aníbal estudió en California State University, pero el sueño de hacer jazz juntos los volvió a unir en Los Ángeles.
“La amistad es el núcleo del proyecto como tal”, dijo al respecto Seminario. “En esa época no teníamos opción a estudiar música comercial contemporánea, por eso vinimos a Estados Unidos”, agregó. Y Ferrero coincidió: “Queríamos cumplir el sueño de tener la big band y poco a poco comenzó a venir naturalmente la influencia afroperuana”. Ambos aseguraron que no se propusieron un álbum fusión, aunque este sonido llegó de manera espontánea.
En ese sentido, el repertorio habla por sí solo: “Ritmo, color y sabor”, “La flor de la canela” y “María Landó” (con la voz de Eva Ayllón) componen la mitad de esta propuesta que apunta a ser un homenaje al ritmo negro del Perú. Y los otros temas, como “Cuadra 11”, “Madame Bantu” y “El Talara”, caminan en una dirección parecida. “Cuando empezamos con el proyecto y era netamente jazz, nos dimos cuenta que algo no funcionaba”, reconoció Seminario.
La realidad era la siguiente: en Los Ángeles, con tantas big band haciendo música igual de buena, este par de amigos querían marcar la diferencia. Crear un sonido diferente que solo podía encontrarse en un cajón o una quijada. “Escuchas 20 músicos tocando un festejo y la cosa cambia. Y el hecho de que la gente quiera bailar, para nosotros es una cosa impresionante, porque trasciende fuera de los arreglos y conecta con el público como tal”, indicó Seminario.
LA FUSIÓN CONSCIENTE
Tanto Aníbal como Lorenzo están de acuerdo con que el jazz puede recuperar los bríos del pasado a través de lo que denominan “una fusión consciente” entre géneros. De ese material está hecho “Tradiciones”, precisamente: un disco que fue trabajado a lo largo de dos años, con una previa investigación sobre la música afroperuana. “Porque para fusionar algo tienes que conocer muy bien la tradición de cada cosa”, aseveró Ferrero.
De este cruce surgió una “voz propia” que los identifica como artistas. “Si los artistas y compositores quieren dar esa vertiente al jazz, es simplemente ser honestos consigo mismos y buscar hacia dónde quieren apuntar”, aconsejó Seminario. Prueba de este equilibrio entre tradición y sonido fresco es su versión de “La flor de la canela”, tema emblemático de Chabuca Granda, en la que la elegancia del vals se mantiene bajo la frescura de los arreglos que preparó Lorenzo Ferrero.
Caso similar ocurrió con “María Landó”, que conserva su esencia afro gracias a la potente voz de Eva Ayllón, pero dotándola de una nueva dimensión con los ritmos de la big band. “Por eso quisimos enfatizar en el nombre de la banda Orchestra, porque es una orquesta tocando música afroperuana”, explicó Ferrero. “El trabajo de investigación fue tanto de la parte musical como cultural. Si hay un entendimiento histórico, cultural y musical, podemos escribir arreglos que respeten la música como tal”, añadió Seminario.
Para Ferrero, además, estar al frente de la Afro Peruvian Jazz Orchestra permite a los dos convertirse en embajadores de lo afroperuano en el mundo. “Es una cultura que merece ser conocida y promovida. El latin jazz se ha quedado estancado en lo cubano y lo brasileño, pero hay más diversidad”, señaló. Con dos nominaciones a los Latin Grammy 2020, el jazz toma un respiro y la cultura afroperuana resuena más allá de sus fronteras.
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