Por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en Ciencia, compartimos los testimonios de mujeres peruanas dedicadas al campo científico.
La participación de las mujeres y las niñas en la ciencia e investigación es clave en todas las sociedades. Por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en Ciencia, compartimos los testimonios de mujeres peruanas dedicadas al campo científico
Sara Purca, ingeniera pesquera y doctora en oceanografía
“Desde niña recibí el apoyo de mi mamá que siempre nos incentivó a que fuéramos curiosas, investiguemos. Cualquier cosa que desarrollemos le pongamos bastante énfasis, bastante pasión”, nos dice Sara Purca, quien estudió ingeniera pesquera. “Cuando ingresé a la universidad, conocí a la doctora Norma Chirichigno, quien nos llevó a Imarpe [Instituto del Mar Peruano] y al BIC Humboldt, ahí me decido estudiar ciencias marinas y hacer un doctorado en oceanografía y convertirme en científica a tiempo completo”, relata.
Purca ha desarrollado estudios sobre las anomalías positivas y negativas de la temperatura del mar y ha estudiado sobre los microplásticos en el mar. “Estoy interesada en cómo esta basura se fragmenta y se convierte en microplásticos, en partículas menores a 5 milímetros y cómo estas partículas podrían afectar a los organismos que están en el mar, no solamente los que están en la superficie, sino lo que están en el fondo del mar”, detalla.
La oceanógrafa nos dice que para las mujeres en ciencia uno de los retos más difíciles es poder balancear su carrera profesional y familiar. “Sobre todo si tienes hijos pequeños. A una le lleva hasta el límite querer compartir todo tu tiempo con tus hijos y querer seguir investigando, tomando muestras”, indica.
Purca comparte una recomendación para que las familias puedan impulsar que las niñas sigan una carrera en ciencia. “Los padres y madres tienen que entender que no es que los niños tengan una predisposición para la ciencia. Todos somos científicos natos. Todos nacemos con esa curiosidad, queremos investigar, queremos saber que hay más allá de. Necesitamos no parametrizar a niños y niñas, dejarlo libres en el pensamiento, estimularlos, refutar ideas, que ellos cuestionen ideas”, indica.
Joanna Alfaro, bióloga marina
“Para mí, los libros fueron clave para conectar con el mundo de la investigación, naturaleza y los paseos dominicales que siempre eran a la playa. También ahí hice la conexión con el mar en este caso”, cuenta Joanna Alfaro, bióloga marina y docente de la Universidad Científica del Sur y directora de la ONG ProDelphinus.
Su área de especialización se ha centrado en temas de ecología marina y en la aplicación de la investigación al mundo real. “Por ejemplo, nosotros analizamos la dieta de varias especies de tiburones y en el caso del tiburón martillo encontrábamos picos de calamar, nos dimos cuenta que estos picos de calamar es de un calamar que se llama pota, que es una especie altamente comercial. Lo que ahora sabemos que en este manejo de la pesquería de la pota se debe incluir el factor que tenemos que dejar un poco de pota para que los tiburones se alimenten, porque los tiburones sirven de alimento para algunas comunidades de pescadores. Eso fue un ejemplo de que una cosa para muchas personas puede ser no muy importante realmente se puede aplicar para mejorar que la pesquería sea sostenible”, detalló.
Alfaro recomienda a las familias apoyar a sus hijos e hijas cuando decidan apostar por una carrera relacionada a la ciencia. Adicionalmente, recordó que hay una revalorización de la ciencia, producto de la pandemia, aunque advierte que todavía faltan muchos más incentivos para el desarrollo de proyectos. “La sociedad en Perú debería valorar más a sus investigadores, cómo fomentar que haya más investigadores y si son mujeres entonces ganamos doble. La mitad de la población son mujeres. Si tenemos más mujeres educadas y que trabajen en ciencia, vamos a tener una sociedad mucho más fuerte”, señala.
Dionicia Gamboa, bióloga
Dionicia Gamboa quería estudiar medicina cuando postuló por primera vez a la Universidad Peruana Cayetano Heredia. No ingresó. Se preparó en la academia y los cursos de biología, ecología, química, hicieron que cambiara de opinión. Lo suyo era la biología. “Los profesores en la academía hablaban de su experiencia haciendo investigación. Ahí decidí cambiar. Cuando tuve que postular, escogí una carrera de ciencias, específicamente biología”, cuenta.
Su área de investigación es en enfermedades infecciosas. Hizo su doctorado en Bélgica sobre la Leishmania en Perú y cuando regresó se convirtió en coordinadora de un grupo de investigación sobre la malaria en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. “Empecé a formar un grupo que se dedica a investigar la malaria en Iquitos. Abarcamos varias áreas, desde identificar a las infecciones submicroscópicas, asintomáticas en comunidades de la amazonia, en el desarrollo y validación de herramientas de diagnóstico, que sean accesibles y fáciles de usar en el campo. También hacemos estudios para entender la transmisión de la malaria en estas comunidades. Desde el 2017 existe un plan de eliminación de la malaria que es promovido por el Ministerio de Salud. Nuestra tarea como investigadores es generar evidencias y herramientas que puedan ser utilizadas y aplicadas con el fin de lograr la eliminación de esta enfermedad en todo el país”, detalla.
Su recomendación para las mamás y los papás es estimular y no cortar el interés que tienen los niños por la ciencia. “Olvídense de los estereotipos y no hagan los comentarios, por ejemplo, ‘esa carrera no es para ti’, ¿de qué vas a vivir?’ o ‘no se puede’. Ahora existen varias opciones para promover el interés por una carrera en ciencias, existen varias iniciativas, talleres y en los mismos colegios se promueve mucho la participación de niños y niñas en las carreras relacionadas a ciencia. Si una niña dice que quiere ser bióloga, química o ingeniera, no corten esas aspiraciones, sino más bien apóyenlas para que logren sus objetivos”, nos dice.
Luz María Moyano, epidemióloga e investigadora en neurociencia
“Era la típica chibola que le gustaba criar a sus animalitos. Me gustaba mucho la parte de ciencias en el colegio. Siempre digo esto: mi mamá me vio esa vocación. Me dijo ‘¿por qué no pruebas ciencias de la salud?’” cuenta Luz María Moyano, epidemióloga peruana. Estudió medicina y se especializó en epidemiología. Su serum la llevó a instalarse en Tumbes, región tropical donde ha podido estudiar enfermedades infecciosas.
“Terminando el serum quería trabajar para prepararme para el residentado, ahí supe de un gran estudio de investigación que se iba a hacer en cisticercosis a nivel mundial que iba a hacerse en Tumbes. Me llamó mucho la atención, me presenté, agarré el trabajo primero como supervisora médica. Aprendí todo lo que sé de epidemiología, haciendo investigación. Nunca realmente me había visto como epidemióloga. Me parecía medio complicado, pero cuando comencé a hacer investigación me pareció fascinante”, cuenta.
Prosiguió su línea de investigación sobre la epilepsia en cisticercosis e hizo su doctorado sobre la epidemiología de la epilepsia en el Perú. “Me gusta mucho trabajar en neurociencia. Con esto del Covid , la experiencia en estudios poblacionales lo estoy vertiendo en hacer estudio seroprevalencia de covid-19 y voy a comenzar a hacer un estudio de long covid, para ver las secuelas del Covid pero a nivel poblacional”, detalla.
Moyano encuentra retador en un país donde no hay mucha investigación, encontrar un grupo de investigación en el cual se pueda sentir en familia. “La investigación acá en Perú es como si fueran familias grandes. Entonces, son muy pocos los grupos que hacen buena investigación. Son muy metodólogos, estadísticos. La mayoría de nosotros sale para hacer sus maestrías o doctorados en investigación y retorna al Perú para enseñar como es mi caso. Yo retorné de mi beca en Francia y comencé a buscar trabajo para enseñar, y enseñar investigación desde las canteras. Ahora estoy trabajando en la Universidad Nacional de Tumbes y en la Universidad César Vallejo”, cuenta.
Carmen Rosa García, bióloga
“Primero estudié para ser profesora en Ciencias Naturales. Cuando terminé me di cuenta que a mí me gustaba investigar y luego postulé a la carrera de Biología. Me di cuenta que me gusta descubrir cosas. Me di cuenta que mi vida estaba volcada al trabajo de investigación científica”, cuenta la bióloga peruana Carmen Rosa García, quien prosiguió sus estudios de maestría y doctorado en Brasil.
Su línea de investigación se ha centrado en caracterizar la diversidad biológica amazónica, a través de herramientas moleculares. “Trabajo a nivel de entender las relaciones que existen entre poblaciones de una especie. Eso sirve para establecer los planes de manejo de esa especie. Si nosotros no sabemos cuáles son las vinculaciones que tienen las poblaciones de una especie en un área determinada geográfica, no podemos establecer los mecanismos más adecuados para que nosotros las podamos manejar. Por ejemplo, si las poblaciones que están en este río son vinculantes con estas otras. De acuerdo a eso, los decisores de políticas generan las normativas para usar de forma sostenida, es decir para que este recurso no se acabe”, detalla.
Su recomendación para las familias: “Se debe apoyar esta decisión de las jóvenes de asumir una carrera, aunque ellos piensen que ‘no, en esa carrera hay generalmente hombres’. En ese caso, su hija va a ser pionera, va a ser el sendero. Cuando vine a Iquitos, no había laboratorios de alta complejidad, para mi fue un honor vencer esos obstáculos y crear este laboratorio en la amazonia cuando el Perú no tenía capacidades desarrolladas en esa temática”.
Betty Galarreta, química
“En el colegio siempre me interesaron los cursos más de ciencia que los de letras. Creo que se debe en gran parte a las profesoras que tuve que me enseñaban cuáles eran los principios, las leyes que regían la física, química y la matemática de una manera clara y sencilla”, cuenta la graduada en química, Betty Galarreta.
Su línea de investigación se ha enfocado en desarrollar métodos para la detección de moléculas o sistemas moleculares en cantidades muy pequeñas, utilizando la luz. “Aprovecho en especial las propiedades ópticas que tienen los metales a nanoescala. Forma parte esto de lo que se denomina nanotecnología, así vamos a poder desarrollar sistemas de detección muy sensibles que permiten identificar, por ejemplo, toxinas presentes en alimentos aun antes de lo que podría ser necesario para que nos enfermemos o moléculas que son marcadores de calidad o de salud, que se encuentran presentes en granos de café, aceite, entre otros. También desarrollamos sistemas que son sensibles para la identificación de algún sistema en particular asociada a salud o patrimonio cultural. Nuestro trabajo es sumamente interdisciplinario”, detalla.
Galarreta señala que romper los estereotipos es el principal reto para las mujeres en ciencia. “Muchas han sufrido que esa carrera no es para ellas por ser mujeres o que se exponen innecesariamente por elegir esa carrera. Otras han sufrido el peso en donde tienen que decidir entre ser profesional en el campo de la ciencia o ser mujeres responsables de una familia, hijos o de unos padres requieren cuidados. Lo importante es no temer a romper estos estereotipos y que todos podamos ayudarnos a superar estas situaciones para que indistintamente de nuestro sexo podamos desarrollarnos de una manera plena”, refiere.
Yamina Silva Vidal, ingeniera meteoróloga
“Desde muy pequeña me interesó entender por qué ocurrían las cosas. Veía un poco la naturaleza, ciertos fenómenos, como lluvias intensas o vientos muy fuertes, entonces empezaba a hacerme preguntas”, así relata la ingeniera meteoróloga Yamina Silva su interés por la ciencia.
Su carrera le ha llevado a estudiar el comportamiento de la atmósfera y la variación de la temperatura, humedad, tiempo. “Entender por qué cambia el clima, por qué tenemos años muy lluviosos o años muy cálidos. Entonces, mi línea de investigación trata de eso, de entender por qué ocurren estas variaciones en clima, tanto a en el clima de largo plazo como también cuando hablamos de eventos extremos, tormentas, lluvias intensas, o sequías, heladas, sobre todo en zona de los andes”, explica.
Silva nos dice que un reto de la mujer en el campo de la ciencia es la dificultad de tener oportunidades para demostrar cuán capaces somos. “Muchas veces no se considera el rol que tenemos las investigadoras dentro de una institución. Hay un reto de romper ese nicho de que a las mujeres se nos dice que somos ‘sentimentalistas’, ‘emocionales’, que en los cargos directivos se necesita que sean de carácter fuerte. Hay un valor agregado que tenemos las mujeres que sí somos buenas para gestionar, para dirigir grupos”, indica.
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