Luego de más de tres intentos para poder comunicarnos vía telefónica con Félix Encinas, director de la UGEL de Río Santiago, en Amazonas, nos dimos cuenta de que sería más difícil de lo pensado. La escasa conectividad en la zona impedía si quiera que el teléfono timbre para poder conversar, irónicamente, sobre los desafíos que las instituciones han enfrentado en la educación a distancia en este año de pandemia.
Curiosamente, la señal de WhatsApp sí funcionaba por momentos y, entre mensajes de texto y audios, pudimos recoger algunas de sus inquietudes. “Aquí la conectividad es escasa. No tenemos señal de operadores telefónicos en toda la zona, sólo en algunos puntos. Cuando llegó la pandemia eso fue un problema en las instituciones educativas y hasta ahora no se resuelve. Sólo tenemos internet en la UGEL, que utilizamos para mandar nuestros informes”, cuenta Encinas.
Según cifras del Minedu, se estima que 300 mil estudiantes dejaron de ir al colegio en el 2020, y uno de los motivos más frecuentes fue la falta de conectividad. Por ejemplo, mientras que en Lima Metropolitana casi el 80% de personas mayores de seis años accedió al internet en el 2020, en zonas rurales esta cifra bajó a 23,8%, indica el INEI.
Río Santiago: falta de internet y poco acceso a radioemisoras
Río Santiago es uno de los tres distritos que componen la provincia de Condorcanqui, en Amazonas. Para llegar desde Chachapoyas (la capital) se debe recorrer 5 horas en auto hasta Bagua chica, después 5 cinco más hasta Santa María de Nieva y luego navegar en una chalupa durante 5 horas hasta Río Santiago. En total, 15 horas desde la capital hasta el distrito.
En el caso de las escuelas el recorrido es aún más largo y, hasta la fecha de la entrevista, sólo dos de ellas tenían internet. “Teníamos el colegio de Belén y el de Puerto Galilea con internet contratado directamente por el Minedu, pero se cortó y hasta ahora no contamos con conexión en estas instituciones educativas (IIEE)”, comenta el director de la UGEL.
Con la llegada de la Covid-19 y el cambio a la educación a distancia, el Gobierno desplegó la estrategia Aprendo en Casa vía radio, televisión y web; sin embargo, esta no pudo ser muy aprovechada por las comunidades de la zona. Según la Encuesta Nacional a Instituciones Educativas (ENEDU) 2019, en Río Santiago, sólo el 3.2% de las IIEE tenía acceso a internet.
Aparte de esta brecha de conectividad, sólo tenían acceso a dos radioemisoras; Radio Canús y Radio Wampis, y no todas las familias podían escuchar las tareas o trabajos del programa por falta de transmisores. Por tal motivo, casi todos los docentes desarrollaron sus clases con la estrategia de visitas domiciliaras entregando fichas académicas a los escolares dos veces al mes a través de los padres de familia. Esto se llevó a cabo en las comunidades de Shebonal, Guayabal, San Rafael, CP Isla Grande y CP Belén, según reporta la ONG Practical Action.
“Estamos visitando a las familias, comunidades y escuelas. En agosto (2020) realizamos una reunión para recoger [las dificultades] de los padres de familia y de los directores de las IIEE. Ahí nos dimos cuenta de que estábamos realmente muy alejados a la tecnología”, sostiene Encinas.
Los padres y madres de familia de Río Santiago piden el regreso a la presencialidad; sin embargo, el 2020, en la encuesta que realizó Practical Action en las cinco comunidades, se encontró que estas no cuentan con sistema de agua potable y los establecimientos de salud tampoco hacen seguimiento o cloración de agua. “En las instituciones educativas encuentran mucha dificultad en la instalación de servicios higiénicos, lavado de manos y preparación de los alimentos”, afirma el reporte. Por lo que las condiciones aún no están dadas para contrarrestar la Covid-19.
Huancané: la estrategia de las ‘multillamadas’ y visitas domiciliarias
Al otro extremo del país ocurre una situación similar. En la provincia de Huancané, ubicada en Puno justo en la frontera con Bolivia, es donde las brechas existentes a nivel nacional son más visibles. En el 2019 antes de la pandemia, la pobreza total de la región fue de 34.7%, según la Encuesta Nacional de Hogares.
A tres horas de la capital y tras bordear el Lago Titicaca, se puede llegar hasta el distrito de Cojata (Huancané). Aquí trabaja Martha Huanca como profesora de tercer y cuarto grado de primaria en la IIEE 73022 y afirma que la situación de las escuelas es crítica. “Aquí la escuela está hecha de adobe. Sólo tenemos tres aulas y una cocina, y contamos con un pozo rústico del que sacamos agua bombeándolo manualmente [cuando había clases presenciales]”, cuenta.
Esta agua era utilizada para preparar los alimentos de Qhali Warma y también para facilitar el lavado de manos a los alumnos y alumnas. En este distrito, según el Minedu (2019), sólo el 10% de escuelas tiene acceso a servicios básicos. Y si se trata de conectividad, sólo el 26.7% tiene acceso a internet.
“Es un lugar muy alejado, no hay internet y tampoco entra la señal para celular. El año pasado se instaló una antena, pero para conectarse los niños tienen que salir a buscar señal en las pampas o en los cerros porque a sus casas no llega”, explica la docente de 45 años.
Ante la llegada de la educación a distancia y la necesidad de comunicarse con las familias y alumnos, los profesores decidieron emplear distintas estrategias. Una de ellas fueron las multillamadas. “Son llamadas por celular donde puedo agregar a varias personas a la llamada y así trabajar. Todos los días realizamos estas multillamadas durante una hora u hora y media. Los alumnos suben a los cerros a captar señal y allí sentaditos esperan nuestra llamada porque ya tenemos un horario fijo”, relata Huanca.
Así como en Río Santiago, los profesores también aprovechaban la radio para escuchar Aprendo en Casa y con eso armar sus fichas de trabajo. Los domingos eran los días donde los papás podían ir a recoger esas fichas con las tareas semanales para poder entregárselas a sus hijos.
"[La educación a distancia] no es igual. Cuando estábamos en presencial podíamos enseñar niño por niño, pero por llamada no es igual. Así tengan las fichas, algunos no entienden y por eso se estaba reclamando la semipresencialidad, pero hay miedo de que nos podamos contagiar o se contagien los alumnos", comenta Huanca.
Cuenta además que la UGEL de Huancané les ha comunicado que en zonas rurales donde hay poco alumnado se podría retornar a las clases semipresenciales, pero no cuentan con todos los servicios básicos necesarios. "El Minsa pide servicios higiénicos y nosotros sólo teníamos un silo. Ahora recién se están construyendo”, dijo haciendo mención a un proyecto llamado Futuros Brillantes de la ONG Practical Action.
Aprendiendo a conectarse
Moisés Choque, director de la UGEL de Huancané y docente desde hace más de 30 años, confirma que las señales de los operadores telefónicos peruanos no llegan a la zona y que incluso, muchos profesores y alumnos se comunican con la señal de Bolivia.
“La pandemia nos ha hecho notar las carencias que tenemos de varios servicios, pero en algo estamos mejorando a comparación del 2020. En otros distritos los alcaldes están apoyando en ese tema [de conectividad], pero sabemos que no se puede solucionar de la noche a la mañana”, sostiene Choque, de 55 años.
Comenta además de las dificultades que enfrentaron los docentes para aprender a manejar las plataformas virtuales. “Todos los profesores hemos tenido que aprender a usar plataformas como el Zoom. Los padres de familia también han tenido que hacerlo porque nos comunicamos con ellos a través de las redes. En el caso de los niños, ellos ya son nativos digitales, aprenden con mayor rapidez”, cuenta Choque.
Tanto la profesora Martha como Moisés afirman que en los sitios donde no hay nada de conectividad, los docentes van una o dos veces a la semana para poder trabajar con las familias, manteniendo el distanciamiento social. “Es la única manera de ver si realmente están aprendiendo o no”, añade Choque.
Si bien, la mayoría de las familias pide la educación semipresencial, Choque comenta que, en la provincia de Huancané, ninguna IIEE estaba apta para el retorno a clases, más que nada por las brechas de infraestructura. Y eso es algo que preocupa mucho también a los padres de familia.
Uno de ellos es Rómulo Challco, quien vive en la comunidad de Paria Occopampa, en Huancané y es presidente de la Asociación de Madres y Padres de Familia (AMAPAFA). Es papá de un niño de 10 años y nos cuenta su experiencia.
“Estamos alejados de los profesores y los niños están lejos de su escuelita (sic). Nosotros necesitamos que mejore el aprendizaje, hemos tenido una capacitación como padres de familia para el cambio y [sabemos que] la escuela va a ser muy diferente. Pediría más apoyo a las autoridades para que mejoren la educación porque es primordial”, sostiene.
Para garantizar que la educación en nuestro Bicentenario pueda llegar a todas las personas sin distinción, es urgente que todos los sectores trabajen en conjunto. La pandemia ha desnudado las deficiencias que tenía nuestro sistema educativo y sobre todo en las zonas rurales, pero también ha demostrado que hay iniciativas de la sociedad civil que permiten reducir las brechas de infraestructura y conectividad.
Conozca más del proyecto Futuros Brillantes de Practical Action haciendo clic aquí.
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