El precario sistema de salud en Iquitos afronta el embate de la epidemia con consecuencias letales en su personal sanitario: más de 120 profesionales de salud fueron contagiados. ¿Cómo ocurrió el brote? Los detalles en el siguiente informe.
“La gente tiene miedo”. Los profesionales de salud del Hospital Regional de Loreto “Felipe Santiago Arriola” enfrentan en estos momentos la peor cara de la epidemia de la COVID-19 en Iquitos. Este centro hospitalario, que lleva el nombre de un reconocido cirujano loretano, fue designado como el hospital COVID de la región y atiende a unas 360 personas hospitalizadas por esta enfermedad.
Lo urgente en estos momentos para Iquitos es el oxígeno. Un 80% de los pacientes requiere soporte de oxígeno, detalla para este informe el doctor César Calampa, director del Hospital Regional.
“El hospital históricamente ha tenido 20 balones de oxígeno y era suficiente para toda la demanda que se ocasionaba”, dice Calampa. Ahora la situación es diferente con 360 hospitalizados que- en su mayoría- son oxigeno dependientes. “Hemos calculado con el personal de acá que deberíamos tener 250 balones de oxígeno alimentando a la gente que necesita y 250 balones de reserva de rotación. Serian 500 balones al día. Y eso no lo tenemos”, añade.
Las plantas Oxígeno Iquitos y Oxígeno Amazonas son las que abastecen de oxígeno medicinal a los hospitales de la región. La capacidad de ambas plantas está al máximo. El Hospital Regional de Loreto también tiene su propia planta de oxígeno que no funciona en toda su capacidad y que solo los abastece con dos o hasta tres balones al día.
“Esa planta ha sido comprada hace doce años y en los últimos siete años no ha tenido mantenimiento, seguimiento. Esta situación de emergencia nos está desnudando de cuerpo entero la ineficiencia en el sector salud”, dice Calampa, quien asumió el cargo de director del Hospital Regional el pasado 27 de abril.
El padre Raymond Portelli lideró una colecta para reunir fondos y poder implementar una planta local de oxígeno. En 24 horas reunió más de 1 millón de soles. Según refiere el director del Hospital Regional, este fin de semana se podría comenzar el proceso para su instalación luego de una coordinación entre Electro Oriente y técnicos del Ejército.
“Todo el mundo está apoyando para instalar esa planta lo más pronto posible”, dice con la esperanza de que pronto se encuentre operativa y que se les entregue oxígeno para 30 balones cada seis horas. “En cuatro rotaciones serían 120 balones. Eso sería un alivio para nosotros”. Mientras tanto, reciben desde Lima diariamente unos 60 balones.
¿Por qué el brote surgió en su personal médico?
El recurso humano es también de lo que adolece la región. En los últimos días han sido trasladados de Lima a Iquitos profesionales de salud tanto del Ministerio de Salud como de EsSalud. El director del Hospital dijo que llegaron 21 profesionales entre médicos, enfermeros y técnicos, pero cuatro de ellos desertaron.
“Iquitos es una ciudad cara y ahora más por el alojamiento y comida. A fin de evitar que deserten, el Hospital está asumiendo el 50% de su alojamiento para que ellos puedan aliviar el costo de vida de acá”, señala.
Solo en el área de Emergencias se necesitan 30 médicos para que pueda ser organizados en cinco turnos. No solo médicos, también se requiere 60 enfermeros y 60 técnicos para Emergencias. “No nos alcanza. A veces es imposible cubrir a todos. No se puede atender a todos. No hay personal”.
Ante la emergencia sanitaria, los médicos mayores de 60 años fueron enviados a sus casas como medida de prevención. Entre el personal que se quedó, surgió un brote y -al cierre de este informe- hasta 128 profesionales de la salud fueron infectados y 37 de ellos fueron hospitalizados en Iquitos. Esto es algo que no se ha registrado en otra región del país.
Para Calampa, se debió a que el equipo de protección personal (EPP) llegó tarde o era inadecuado. “El jefe de mantenimiento del hospital está en UCI. Mucha gente ha caído porque en principio no tenía protección. La gente tiene miedo”, nos confiesa.
Los médicos del Hospital de Apoyo de Iquitos “César Garayar García” también cayeron enfermos por COVID-19, luego de que atendieran sin saber a pacientes en contacto estrecho con casos positivos. “El Hospital de Apoyo no es para COVID, pero los pacientes tienen miedo de decir que han tenido contacto con personas enfermas y pusieron en riesgo la salud de los trabajadores”, contó el doctor Calampa.
Desde el 2017, el Hospital de Apoyo de Iquitos viene trabajando en un Hospital de Contingencia en ambientes del Hospital Militar Santa Rosa. El Hospital César Garayar García fue derribado y en su terreno se levanta una nueva infraestructura que debía haber sido entregada a la región en noviembre del 2019. Luego, la fecha de entrega se amplió para abril del 2020. La obra hasta el momento no está terminada.
“La obra se paralizó. El hospital de Apoyo hubiera sido de mucha ayuda porque es un hospital para 200 camas”, indica el doctor Luis Runciman, decano del Colegio Médico de Loreto.
Loreto venía enfrentando en los dos primeros meses del año una fuerte epidemia de dengue cuando de pronto llegó el nuevo coronavirus. Según refiere el doctor Runciman, mientras crecía la hospitalización por COVID-19, paulatinamente el dengue disminuía, aunque también hubo pacientes que presentaron las dos enfermedades.
“Se dio casos de pacientes que tenían dengue, pero también tenían coronavirus. Esto generó, por ejemplo, que muchos colegas que trabajaban en unidades de dengue entraran en contacto con pacientes con coronavirus. Son varios los colegas que atendían a pacientes con dengue y salieron positivos posteriormente para coronavirus”, contó Runciman para este informe.
Articulación entre Minsa y EsSalud
El ministro de Salud, Víctor Zamora, atribuyó a la falta de organización entre los servicios del Minsa y EsSalud como un factor que llevó a que la región no pueda responder a la emergencia. El doctor Runciman reconoce que antes de la pandemia había “un divorcio” en la prestación de los servicios de salud de ambas instituciones. “Cada uno atendía por su lado. Minsa a sus pacientes y el seguro a sus pacientes”, indica.
La emergencia requería que ambas instituciones puedan articular y organizar mejor los servicios. A juicio de Runciman, se tomaron acuerdos, aunque ha habido casos en que la articulación no se ha dado por completo.
“El Hospital Regional ha recibido pacientes COVID asegurados, porque el Hospital III de EsSalud estaba preparando sus áreas. Cuando el Hospital Regional se volvió exclusivo para COVID, el seguro comenzó a recibir las áreas pediátricas del Hospital Regional”, indica como ejemplo de la articulación entre ambas instituciones.
“El Hospital Regional ya no se da abasto. Ya rebasó su capacidad. Pero le dio tiempo al seguro para prepararse”, añade. EsSalud terminó hace unos días de levantar un Hospital de Campaña en Iquitos con capacidad para 60 camas: 50 para pacientes con sintomatología leve y moderada y 10 camas para servicios intermedios. Además, en la última semana han enviado una comitiva de profesionales de la salud entre médicos, enfermeros y técnicos liderados por el exministro de Salud, Óscar Ugarte.
Una descoordinación que quedó manifiesta, según refiere Runciman, fue el abastecimiento de medicamentos. “Hubo un tiempo en que el seguro no tenía ciertos medicamentos y no abastecía a sus pacientes que estaban internados en el Hospital Regional”, detalla.
Según el doctor Calampa, el Hospital Regional dispuso a que se entregara medicamentos a todos los pacientes, ya sean del SIS o de EsSalud. Sin embargo, señala que cuando EsSalud logró abastecerse de sus medicamentos, no hubo la misma reciprocidad con los pacientes del SIS. “EsSalud solo da a pacientes de EsSalud y eso nos debilita a nosotros”, contó.
El equipo que recoge muertos
Mientras que en el Hospital Regional se vive el embate de la pandemia y los médicos tratan como pueden de salvar vidas, la otra cara de la emergencia es protagonizada por las brigadas que recogen los cuerpos de casos confirmados y sospechosos de COVID-19 en los cuatro distritos que conforman la ciudad metropolitana: Iquitos, Punchana, Belén y San Juan.
Ray Fernández, funcionario de la Dirección de Salud Ambiental de Loreto, lidera las acciones de las brigadas. Cuenta que eran inicialmente un equipo de 42 personas, pero ocho enfermaron y ahora son 34 los que se organizan en dos brigadas por tres turnos: mañana, tarde y noche.
“La gente de planta no quería trabajar en este tipo de cosas. Hemos traído gente de afuera. Así nomás nadie quiere hacer este trabajo”, cuenta para este informe a través del hilo telefónico.
Su equipo se encarga de recoger e inhumar los cuerpos de personas halladas en las calles, casas y los que fallecen en el Hospital Regional. Fernández nos dice que en promedio al día pueden ser unos 33 cuerpos que llevan al cementerio del municipio de San Juan, de los cuales unos 17 son del Hospital Regional.
Su trabajo inicia cuando reciben el llamado de una comisaría de la ciudad. Previamente, una familia alerta a la Policía que un familiar suyo ha fallecido dentro de su casa. La brigada llega a la casa y procede con su protocolo. “Lo que estamos haciendo es llenar una ficha de tamizaje. Los familiares nos tienen que decir qué síntomas tenía la persona al fallecer”, detalla Fernández que utiliza todos los días para su trabajo un traje blanco de protección personal, mascarilla y guantes quirúrgicos.
Los cuerpos que recogen durante el día de casas o de la calle son almacenados en el frigorífico del CITE Productivo Maynas. Luego, al promediar las seis o siete de la noche, otra brigada se encarga de llevar los cuerpos, tanto del frigorífico del CITE Productivo, como del mortuorio del Hospital Regional, al cementerio de San Juan. “Dejamos vacíos ambos frigoríficos. La capacidad de frigorífico no es para muchos cadáveres”, dice Ray.
La mayoría de los cuerpos que recoge de las viviendas son de personas mayores de 35 años y obesas. “Esto de levantar fallecidos para todos es algo nuevo”, dice y añade: “Iquitos necesita medicinas y oxígeno”.
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