El ingeniero Ulises Osorio, exvocero agroclimático de la Universidad Nacional Agraria La Molina, explicó cómo El Niño afecta a todos los cultivos del país, pero también resalta que hubo un proceso para prevenir todo el daño causado a la producción agrícola.
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Fenómeno El Niño
La llegada del Fenómeno El Niño al territorio peruano está provocando ya efectos negativos en distintos campos. Uno de los más afectados es la agricultura, con bajos cultivos y poca producción que perjudica a toda la cadena de alimentos del país.
Ante ello, el Ing. Ulises Osorio Ángeles, consultor agroclimático y ex catedrático de la Universidad Nacional Agraria La Molina, explicó a Ampliación de Noticias que todos los cultivos han sido afectados por esta temporada anómala incluso dentro de los propios periodos de El Niño.
“Estamos frente a un evento climático absolutamente anómalo. Si bien es cierto, el año pasado tuvimos una Niña, este año tendremos un Niño. Y ello modifica completamente el comportamiento en sí de todo ser vivo, sea animal o planta, alterándolo de manera tal que la planta no sabe qué decisión tomar”, explica. “Si fuera un Niño como lo tuvimos en 1997 o en 1983, las plantas adaptadas a una condición de calor estarían felices y contentas y produciendo más como el ají panca, maracuyá, maní, etc. Pero no: este evento actual es mayor a la capacidad que tiene una planta de tolerar las condiciones anómalas”.
El experto refiere que existen dos mecanismos que afectan a las plantas. “Un tema es la temperatura, pero el mayor efecto que está pasando en las plantas es la sensación térmica (se siente frío o calor). En un Niño dormimos con calor y amanecemos con calor. Además, nos trae un “ventilador sobre nosotros”, los vientos constantes durante el día y la noche”.
Por ello, las plantas reaccionan tratando de protegerse mediante sus estomas, por donde botan el vapor de agua. Pero cuando se siente esa sensación térmica sofocante, “la planta cierra las estomas, deja de transpirar, dejar de tomar alimentos y deja de producir azúcares”. Y eso se refleja en los rendimientos de todo cultivo: se produce una menor cantidad de productos.
¿Cómo corregir?
Según la experiencia de Osorio, en términos temprano del fenómeno si es posible prevenir las graves consecuencias que acarrea.
“¿Qué es lo que le falta a la planta? Comida. ¿Y cómo toma la comida? Con raíces. Un buen trabajo radicular desde un inicio de la campaña soluciona los problemas”, menciona.” Donde hemos un buen manejo tenemos producción prácticamente normal, el arándano casi está perfecto. Los cultivos vienen soportando esta condición tan anómala porque hemos trabajado desde un inicio. Es muy difícil corregir en un punto avanzado en el daño”.
Por ello, “se necesita capacitar a los agricultores para que puedan entender que hay solución”.
Pero a estas condiciones se le suma un problema más: las plagas.
“Las plantas están flacas. Es tan rara la anomalía que tenemos plaga de verano y plaga de invierno simultáneamente. Prodiplosis, que no debería estar, estar presente. Ácaros, que no deberían estar porque tenemos mucha humedad en el suelo, están presentes. Y tenemos gusanos a la vez”, ejemplifica.
Para el experto, si se hubiera realizado un manejado adecuado de las plantaciones, las plagas no serían problema suficiente para las plantas. “No puedo hacer una medida represiva (contra las plagas) en una condición anómala porque sencillamente voy a agravar el problema”, refiere.
“Debemos tener programación de siembras. No puedo hacer la misma labor con los mismos equipos todos los años. El contexto cambia”, critica Osorio. “Tenemos que hacer un cambio en la agricultura, una más protegida y especializada. Tenemos que cambiar el chip”.
Finalmente, recomendó hacer una agricultura “climáticamente inteligente”. “En Perú necesitamos profesionales agroclimáticos. Sí podemos hacerlo y sí tenemos la tecnología”, recalca.
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