El trabajo doméstico no remunerado incluye el cuidado de niños, ancianos o familiares enfermos. Un Sistema Nacional de Cuidados contribuiría a cerrar esta brecha.
Perú tiene el mayor porcentaje de mujeres en el mercado laboral de Sudamérica (69%), según reporte del Banco Mundial de 2017. Sin embargo, mientras aumenta el número de peruanas que trabajan, también aumenta la desigualdad de género en este ámbito.
Cifras del INEI indican que en el Perú, las mujeres trabajan 9 horas con 15 minutos más que los hombres en promedio total. A pesar de esto, ganan 29,3% menos que ellos. En otras palabras: trabajan más y siguen ganando menos.
Uno de los principales problemas que refuerza la desigualdad de género en el ámbito laboral es que mientras los hombres dedican más tiempo al trabajo remunerado, las mujeres, además de la carga laboral pagada, invierten muchas horas al trabajo del hogar.
Datos de INEI indican que las mujeres dedican 23 horas con 34 minutos más que los hombres al trabajo doméstico no remunerado. Este trabajo incluye tanto los quehaceres domésticos como el cuidado de niños, ancianos o familiares enfermos.
Sobre esto, el informe “Perú: Brechas de género 2018” del INEI señala que el bienestar de una persona depende tanto de su ingreso como de su libertad sustantiva para usar el tiempo. “A medida que el tiempo dedicado al trabajo remunerado o no, sea mayor, menor es el tiempo disponible para otras actividades, como el descanso y el ocio, es decir se vive y trabaja en un estado de pobreza de tiempo”.
Un Sistema Nacional de Cuidados para cerrar la brecha
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) es clara al resaltar que la prestación de cuidados es imprescindible para garantizar la igualdad de género en el futuro de trabajo.
Junto con la ONU, definen la prestación de cuidados como un trabajo compuesto por actividades que cubren las necesidades físicas y emocionales de adultos y niños, ancianos y jóvenes, personas frágiles y con discapacidad. Esto incluye el cuidado de la persona y las tareas de mantenimiento del hogar que son una condición previa para los cuidados.
Esto beneficiaría a las mujeres pues sobre ellas recae principalmente esta carga laboral no remunerada que les impide crecer a nivel profesional, adentrarse en el mercado laboral formal de calidad y tener ambientes óptimos de trabajo.
La OIT agrega que las trabajadoras que se dedican a la prestación de cuidados remunerada representan casi una quinta parte del conjunto de las mujeres empleadas en el mundo, por lo que su escasa remuneración y sus deficientes condiciones de trabajo contribuyen directamente a la desigualdad de género en el mercado de trabajo.
Otros puntos que contribuirían a cerrar la brecha de género en el aspecto laboral son las licencias por paternidad y maternidad, así como la flexibilidad laboral que permita que padres y madres contribuyan de igual manera en la mantención del hogar, en la crianza de hijos y en la atención de familiares.
El II Foro Mujeres de Cambio concluyó, sobre el eje de la mujer en la economía peruana, que resulta necesaria la visibilización del trabajo no remunerado y la implementación de un Sistema Nacional de Cuidado que alivie la sobrecarga laboral femenina. Asimismo, que los centros de labores deben ofrecer mayor flexibilidad laboral para que madres y padres puedan participar por igual en la crianza de los hijos y las labores del hogar.
El caso de Chile y la realidad peruana
En Chile, por ejemplo, existe el Subsistema Nacional de Apoyos y Cuidados (SNAC), llamado “Chile Cuida” es un sistema de protección integral que tiene como misión acompañar, promover y apoyar a las personas en situación dependencia, sus cuidadores y cuidadoras, sus hogares y su red de apoyo.
Está dirigido a los hogares más vulnerables del país que presenten un integrante en situación de dependencia, a personas mayores de 60 años en situación de dependencia, a niños, niñas y adultos en situación de dependencia y a sus cuidadores y cuidadoras. Este sistema se coordina con las municipalidades y pueden incluir cuidados domiciliarios, ayudas técnicas, residencias, hogares protegidos, centros diurnos, entre otros.
En Perú, hace un año el Congreso de la República promulgó la Ley Nº 30846 que crea el Plan Nacional de Cuidados Paliativos para enfermedades oncológicas y no oncológicas, con el fin de brindar una mejor calidad de vida a pacientes con enfermedades incurables y a su entorno familiar y cuidadores.
Esta ley dio pie a un Plan Nacional, el mismo que aún está en proceso de elaboración. En el Perú, se estima que mueren al año cerca de 120 000 personas con necesidad de atención en cuidados paliativos, mientras que el 86% de los pacientes oncológicos requieren de estos cuidados, según cifras oficiales. Por esta razón, aparte de ser esencial para la igualdad de género, un sistema nacional de cuidados se convierte sobre todo en una prioridad para la salud de los peruanos.
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