En medio de peripecias, periodista Felipe Tapia se dirigió a la montaña Mama Rosa, a 4.800 msnm, para buscar la aeronave y sus ocupantes.
Los medios de comunicación continúan buscando datos de los últimos acontecimientos sobre la explosión de un helicóptero y muerte de sus 14 ocupantes en el cerro Mama Rosa, mudo testigo de la odisea de quienes se atrevieron a llegar a sus faldas.
En medio de peripecias, en su mayoría desagradables, nos dirigimos a la zona con un grupo de moradores que conocen bien la montaña, pues esta se encuentra ubicada sobre los 4 mil 800 metros sobre el nivel del mar. Y con el paso apurado de uniformados, periodistas y andinistas empezamos esa travesía: la de llegar a la base monumental de Mama Rosa, donde yacía destrozada la nave.
La clarinada de la desaparición de un helicóptero con todos sus ocupantes que cubría la ruta Mazuco (Madre de Dios) hacia la ciudad del Cusco se vio en la pequeña computadora de la sede de HeliCusco en el aeropuerto Alejandro Velasco Astete, donde el satélite enviaba señales a través del SPG o GPS que algo malo ocurrió.
Eran las 5:20 de la tarde del miércoles 6 de junio cuando se conoció que la pequeña nave, de 37 años de fabricación, partió de la selva de Madre de Dios y no llegó a su destino final, la ciudad del Cusco.
La preocupación invadió a Carlos Garcés, representante de la empresa HeliCusco, quien de inmediato contagió la desesperación a Germán Shuarman, gerente general de esta compañía en la ciudad de Lima, y ambos certificaron la desaparición de la nave en coordenadas 12º30’30”, conforme centelleaba en la pantalla.
Las voces de alerta se difundieron a la Policía Nacional, Aeronáutica Civil Nacional, Ministerio Público y todos quienes se verían involucrados con la conmovedora realidad, que de reserva o silencio prudente tuvo poco, ya que al llegar al oído de los periodistas se difundió toda la información.
Mientras que por la otra orilla, la alerta se registró en la Policía de Alta Montaña, que encendió su camioneta 4X4 de los años 70 y siete efectivos que se apuraban en preparar sus mochilas, carpas, anclajes y una variedad de accesorios para ir en busca del objetivo.
El día siguiente llegó con el anuncio meteorológico de tres días de lluvia y friaje en la selva, cuyo pronóstico dificultó todas las acciones posteriores, ya sea de vuelo de helicópteros para peinar la zona de la desaparición de la nave, traslado de andinistas, más periodistas que fueron en busca de la noticia como RPP Noticias que envío a su corresponsal Felipe Tapia Flores, quien por ser cusqueño facilitaría su traslado sin problemas de salud.
La partida del Cusco fue a las 3:00 de la mañana del sábado 9 de junio. Los hombres de la pluma que se adelantaron retornaron agotados y sin ninguna nota en sus cuadernillos.
La vía interoceánica abrió paso a RPP Noticias que encontró apoyo en el sector de Hualla Hualla, desvío obligado para llegar al punto de búsqueda, y a bordo de una camioneta moderna surcamos el viento y la nieve, en medio de un zigzageo de carretera calaminada y el frío penetrante de 5 grados bajo cero.
Cuando más de 20 personas pisábamos el nevado a 4 mil 700 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente sobre las 9:00 de la mañana, la voz de “¡ubicaron el helicóptero!” que gritó un efectivo policial hizo que las orejas de los periodistas se pararan, al igual que los andinistas, policías y lugareños que escuchaban con atención el pequeño aparato de comunicación que transmitía las coordenadas.
El afán de ganar las primeras imágenes, fotos y ver el lugar donde cayó la nave, hizo que todos salgan presurosos, buscando sortear una montaña enorme, precipicios inhóspitos y pajonales. Sin embargo, la caminata extenuante de cuatro horas dio sus frutos, al hallar a ocho kilómetros el helicóptero que se estrelló con catorce ocupantes.
Un efectivo de la Policía de la Unidad de Alta Montaña que ya estaba en el lugar, un día antes mostró a RPP Noticias un pedazo de la nave que atestiguaba la veracidad de lo señalado. Hecho que nos sorprendió porque el viernes 8 de junio, el general PNP Héctor Dulanto Arias, jefe de la Región Policía del Sur, sabía de la ubicación del helicóptero siniestrado por el que instaló carpas para custodiar la escena desgarradora.
Sin aire, sin comida y sin las vestiduras adecuadas de los periodistas, eran el trío perfecto de una búsqueda inexperta, pero exitosa en términos periodísticos para dar a conocer la trágica noticia que enlutó a 14 familias.
El domingo 10 de junio, la nubosidad que cubría a Mama Rosa se despejó y la tormenta de nieve se alejó tras azotar a los visitantes en tres días de dolor, tiempo que duró para ubicar el helicóptero que yacía en mil pedazos. Una huella amarillenta u ocre a 1.500 metros de altura del cerro, era el sello lacrado del siniestro junto a los cuerpos calcinados.
Lugareños y policías trasladaron los restos humanos tras ocho kilómetros de caminata hasta el punto donde los vehículos del Ministerio Público los llevó a la morgue central de la ciudad del Cusco para la necropsia e identificación.
El punto de atención fue la sede de Medicina Legal por conocer las voces de cómo iban las acciones del Ministerio Público. Se escuchaba el anuncio de odontogramas, ADN, fichas individuales, la empresa funeraria, llegada de familiares de los caídos, procedimientos administrativos; mientras que las portadas de los medios de comunicación daban a conocer al mundo lo penoso de esta noticia.
Más helicópteros siguen volando, los charters están a la orden, qué pasará mañana con una de estas naves. Nadie Lo sabe.
Por: Felipe Tapia Flores
Lea más noticias de la región Cusco
Comparte esta noticia