Con un 60% de su territorio cubierto por bosques, el Perú posee una riqueza natural importante, pero que también es amenazada por la tala ilegal, los incendios forestales y el tráfico de fauna silvestre.
Perú alberga cerca del 60 % de su territorio cubierto por bosques, posicionándose como el cuarto país con mayor extensión de bosques tropicales en el mundo. Esta riqueza natural no solo representa un importante pulmón verde para el planeta, sino también el sustento de miles de comunidades indígenas y campesinas que han convivido ancestralmente con estos ecosistemas.
Daniel Castillo, jefe del área de monitoreo del Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente (Minam), resaltó durante una entrevista en RPP la importancia de preservar estos territorios no solo por su biodiversidad, sino por el papel crucial que juegan en la vida de las poblaciones locales.
"Los bosques tropicales son medios de vida. Muchas comunidades indígenas viven en ellos desde hace generaciones y conocen cómo cuidarlos y aprovecharlos sosteniblemente", indicó el especialista.

¿Cómo protege el Estado los bosques tropicales?
Una de las principales estrategias impulsadas por el Minam es el otorgamiento de incentivos económicos a comunidades indígenas para que conserven el bosque y desarrollen actividades productivas sostenibles. Desde la creación del programa en 2010, más de 350 comunidades han sido beneficiadas, y actualmente se trabaja con aproximadamente 120 comunidades activas.
A través de convenios de conservación, estas comunidades reciben un pago de hasta 12 soles por hectárea conservada. El dinero se invierte en salud, educación, infraestructura básica y en el fortalecimiento de iniciativas productivas que no comprometan el equilibrio del ecosistema.
Además, Perú cuenta con un robusto sistema de áreas naturales protegidas, que abarca más de 14 millones de hectáreas de bosques conservados. “Felizmente, somos uno de los países que mejor gestiona sus áreas protegidas”, destacó Daniel.
Sin embargo, la amenaza de la tala ilegal, los incendios forestales y el tráfico de fauna silvestre sigue latente. En este contexto, el rol de las comunidades es vital, según señaló el especialista. “Su conocimiento ancestral les permite manejar el bosque de forma sostenible, sabiendo cuándo y cómo aprovechar los recursos sin causar su deterioro”. indicó.
Daniel Castillo también hizo un llamado a la ciudadanía a ser más conscientes del impacto que nuestras decisiones de consumo tienen sobre estos ecosistemas. Desde el uso del papel hasta la compra de animales exóticos, cada acción puede fomentar o frenar prácticas destructivas.
“Evitemos adquirir especies silvestres como mascotas. Detrás de cada animalito extraído ilegalmente hay una cadena de depredación que amenaza la biodiversidad de nuestro país”, concluyó.
Según el Ministerio del Ambiente el Perú cuenta con alrededor de 70 millones de hectáreas de bosques tropicales, principalmente amazónicos. Sin embargo, enfrenta una tasa de deforestación persistente, con pérdidas de 120 000 a 150 000 hectáreas por año. Esta situación coloca a la biodiversidad y al clima bajo amenaza, especialmente si no se acelera la implementación de acciones estatales de conservación y manejo sostenible.
La conservación de los bosques tropicales no es solo una responsabilidad del Estado, sino de todos los ciudadanos. Preservarlos es preservar la vida.