El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la fundación Kuychi Runa fueron los encargados de realizar el taller “Desarrollo de competencias en educación con enfoque de género y masculinidades”, en el Colegio Juan Pablo II, ubicado en Ocongate, a tres horas en vehículo desde la ciudad de Cusco. RPP estuvo presente y conoció cómo la capacitación a docentes y proveedoras de salud puede lograr una educación más igualitaria.
Maruja Deza fue designada como directora del colegio “Juan Pablo II” en 2017. Antes había trabajado en otra institución educativa en la ciudad del Cusco. Esta es su primera experiencia en una zona rural, donde afirma existen otro tipo de carencias. “Tenemos doce docentes, dos nombrados y diez contratados”, señala Deza, y también comenta que muchos alumnos tienen que caminar dos o tres horas para llegar al centro educativo. Algunos de ellos no almuerzan – el colegio no tiene comedor estudiantil – han aparecido casos de deserción escolar. No son muchos (el colegio tiene 149 alumnos), pero han dejado el colegio ocho alumnos en 2017, seis en 2016 y el mismo número en 2015. Es más, en 2017, cinco alumnas quedaron embarazadas, pero la directora Deza les brindó las facilidades para que continúen sus estudios.
“Algunos decían: cómo está embarazada, ya no puede estudiar, pero eso es exclusión”, dice la directora. El embarazo adolescente – como otros temas que involucran derechos sexuales y reproductivos e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres – pueden aprenderse mejor si es que los docentes están preparados para brindar información clara y precisa a sus alumnos. Es por ello que el UNFPA y la fundación Kuychi Runa realizaron un taller dirigido a profesores y obstetras de la región Cusco con información sobre el enfoque por competencias y nuevas masculinidades.
El taller duró dos días, convocó a 18 participantes y se realizaron diversas actividades que facilitaron a docentes y proveedoras de salud estar más conscientes y romper con el pensamiento de que el hombre es la autoridad y debe ejercer un control sobre las mujeres. “Puede marcar toda una vida un evento ligado a nuestras emociones”, comentó Elvira Sardón, obstetra del distrito de Poroy. “Me he dado cuenta de que practico mucha violencia en mi vida diaria, con mi pareja, y creo que ahora tengo que respirar tres veces antes de decir una palabra hiriente”, afirma Yuri Cchuata, profesor de educación física en Juan Pablo II.
Ejercicios como explicar cómo se han sentido cuando han ejercido violencia y han sido víctimas de esta, videos donde se aprecian comportamientos machistas y agresivos, conversaciones sobre lo importante que es su labor para alumnos y pacientes o situaciones de violencia contra la mujer en el trabajo, la escuela u otros ámbitos fueron algunas dinámicas que se impartieron esos dos días. Fue la primera vez que se realiza un taller sobre masculinidades en la región, sin duda una iniciativa poderosa para evitar que injusticias y roles predeterminados limiten la vida de mujeres estudiantes y una herramienta para que los hombres puedan romper cadenas y liberarse de los prejuicios.
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