En agonía y soledad pacientes con COVID-19 esperan la muerte en las salas UCI de los hospitales. Sin embargo y a pesar de los protocolos de seguridad impuestos por este virus un grupo de sacerdotes decidió arriesgarse y llevar el último sacramento a estos pacientes para que puedan morir en paz.
Colgaron la sotana y no dudaron en ponerse un traje que los protegiera del nuevo coronavirus para seguir cumpliendo con su misión, acompañar a los desahuciados que esperan la muerte, conectados a grandes máquinas y balones de oxígeno en las frías salas de cuidados intensivos del Hospital Santa Rosa.
Desde Piura, Martín Chero, sacerdote de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y Jorge Luis Olaya sacerdote de la parroquia San Lorenzo Mártir de Crucero aseguran que no podían quedarse de brazos cruzados ante el dolor de cientos de familias piuranas, al dejar a sus pacientes internados en el hospital, muchas veces, viéndolos por última vez: ¨Me causaba mucho dolor ver a familias que entraban con sus pacientes y ya no los vuelven a ver, he visto morir a alguien porque no hay oxígeno en el hospital¨
"Antes de la pandemia, llegaba un momento en el que entraba UCI y un médico me decía padre tiene que pedir autorización a la familia, en cambio ahora en la sala UCI me dicen padre hay que ponerles a todos, incluso hay médicos no creyentes pero que colaboran mucho conmigo¨, dijo el padre Martín Chero.
La tragedia del nuevo coronavirus también golpeó a la familia del padre Jorge Olaya, quien perdió a su padre a causa de este virus: "mi padre falleció por COVID-19 hace 15 días junto al padre Arturo Trelles, de la parroquia Cristo Rey, quien me acompañaba a comprar el oxígeno, hacíamos hasta dos viajes al día de Piura a Talara dos horas aproximadamente, porque Talara no cuenta con una planta de oxígeno y así empezamos a entrar en este ámbito del oxigeno, mi papá falleció pero nosotros decidimos continuar la misió".
El padre Olaya cuenta que es en las colas que se formaban para comprar balones de oxígeno, donde más pudo conocer la crisis que estaba sucediendo: ¨En la cola de la venta de oxígeno la gente gritaba desesperada, era como estar en una guerra porque la gente se enteraba que su papá murió, su abuelita, y la frustración de no haber llegado a tiempo con el oxígeno. Esa angustia la tomamos como nuestra y decidimos continuar la misión de ayudar a la gente¨.
En la actualidad gracias a la labor de estos dos sacerdotes consiguen ingresar hasta 40 balones de oxígeno para ser distribuidos gratuitamente, pero además durante sus visitas al hospital eran abordados por piuranos que les pedían acompañar en sus últimos momentos a sus familiares internados en una cama UCI.
"La gente que nos veía, nos pedía que vayamos al hospital Santa Rosa o a otro hospital para poder darles el sacramento de la unción a los enfermos a sus familiares, íbamos y también siguiendo los protocolos teníamos que vestirnos con todo el traje para poder ingresar al hospital. El padre Arturo en una de las visitas que hicimos al hospital se percató de lo duro que es llevar ese traje, en Piura el calor es insoportable dos horas en el área de COVID, salíamos transpirados pero con mucha fe. También ambos nos hicimos la prueba de la covid-19 y salió positivo para seguir ayudando", comenta.
Desde que comenzaron a presentarse casos de gran complejidad vinculados a este virus, el sacerdote Martín Chero asegura haber concedido este sacramento a alrededor de 200 pacientes: "El sacramento de la unción consiste en estar con el paciente, acompañarlo y animarlo, pero cuando están en UCI están prácticamente inconscientes. Uno le pone lo óleos, y no queda otra que dar consuelo a la familia".
A través de los óleos o también llamados aceites santos, los sacerdotes durante de la historia católica han ungido a los desahuciados para curar el cuerpo y el alma, acompañándolos en sus últimos momentos de vida. En tiempos de coronavirus, con valentía los representantes de la Iglesia Católica no dudan en seguir cumpliendo con el sacramento y llevar paz a los corazones de las víctimas y sus familias, momentos donde la fe se multiplica en quienes luchan contra este virus: ¨Es la única esperanza que queda (incrementar la fe) cuando tú ves que no hay ni un medio, ni una medicina, los médicos hacen lo posible, te queda más que confiar en Dios. Ahora casi todos son creyentes, a su manera, pero creen.
Esperando la muerte en soledad
En torno a la muerte, muchos rituales han quedado ausentes por protocolos de seguridad impuestos por la COVID-19. Decía la historiadora Carmen McEvoy que esta es una situación que marcará al menos a una generación dejando un fuerte impacto emocional en el recuerdo de los peruanos: "En esta masificación de la muerte de padres, madres e hijos, a veces no saben el destino final de sus seres queridos tratados como número, lo que hace más doloroso el duelo. La deshumanización crece si no se toma en cuenta la situación del familiar al que no se le ha dado tiempo, ni el consuelo que merecía".
El padre Martín Chero cuenta que junto a otros miembros de la Iglesia, han podido conseguir tres tablets para que los familiares a través de aplicaciones virtuales acompañen a los pacientes en sus últimos minutos de vida, luego incluso él se ha encargado de los trámites funerarios: "Cuando a uno no le ha tocado la enfermedad, no mide, por eso anda mucho en la calle. Hace 15 días vi el drama de una familia infectada, uno de los miembros de la familia murió y como tenía una amistad incluso me pidieron que realizara los trámites para el sepelio, pero para mí la gran colaboración de los médicos y de las enfermeras es bastante, yo estoy muy agradecido con ellos".
Piura sin oxígeno
La tragedia vivida en Loreto por la falta de oxígeno, se trasladó a Piura donde la Iglesia Católica también ha iniciado una campaña en búsqueda de recolectar fondos para comprar conseguir más oxígeno: "Hoy estamos haciendo videos con los médicos pidiendo que nos apoyen en la campaña para recolectar oxígeno, nuestro lema es que ningún piurano se muera antes de tiempo, porque en el plan de dios está que yo me muera en un tiempo, pero no que yo me muera porque no tenga oxígeno, sobretodo porque no puedo pagar los 6 mil soles por el balón de oxígeno".
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