Tacna conmemora un año más de su reincorporación al Perú y su población lo celebra recordando esta fecha rindiendo homenaje a instituciones y personas que enfrentaron la ocupación chilena.
Por Javier Rumiche
Hoy, 28 de agosto, se cumplen 96 años del retorno de Tacna al Perú. La ciudad revive su historia de lucha, resistencia y profunda identidad nacional. Resaltando la emblemática Procesión de la Bandera, pero también testimonios de herederos de quienes enfrentaron la ocupación chilena, el legado de esta tierra se mantiene vivo en cada rincón. Repasemos y conozcamos a las instituciones de hombres, mujeres y niñas que hicieron y hacen de esta fecha casi una santísima tradición.
La Sociedad de Artesanos: bastión patriótico
Durante la ocupación chilena iniciada en 1880, la Sociedad de Artesanos de Auxilios Mutuos “El Porvenir” se convirtió en un centro de alistamiento y resistencia. De sus filas surgieron batallones como los Granaderos de Tacna, Cazadores de Piérola y el Batallón de Artesanos, que combatieron en la batalla del Alto de la Alianza aquel 26 de mayo antes de perder la Guerra del Pacífico, señala Eduardo Sánchez Vildoso, presidente de esta institución patriótica.
No obstante, durante esa ocupación se realizó la primera Procesión de la Bandera el 28 de julio de 1901, en medio de restricciones impuestas por la ocupación. Un estandarte con el escudo peruano bordado con hilos de oro fue bendecido en la iglesia de San Ramón y escoltado por una multitud que, pese a la prohibición, expresó su fervor patriótico, recuerda Sánchez Vildoso.
“Pero a la salida de la bendición del estandarte, que es lo que pasa, la población aglomerada, la masa comenzó a dar vítores de vivas del Perú y finalmente le canta al regreso a la institución, un mar de gente daba vítores, vivas, muestra de cariño a la patria en la cual estábamos secuestrados y estábamos alejados y se convierte en una procesión”, indicó.

La campaña plebiscitaria: lucha sin armas
Tras la ocupación, Tacna y Arica vivieron persecuciones, cierre de escuelas y desapariciones. Por ello se inicia una campaña plebiscitaria en 1925 -1926, impulsada por el pueblo, que buscaba definir el destino de las provincias cautivas. Sin embargo, nunca se concretó por el boicot chileno, señala Elena Flores Quea, presidenta de la Asociación de Explebiscitarios de Tacna y Arica.
Este año se cumplió 100 años de esta campaña y se rindió homenaje a familias desaparecidas y aquellos que ofrendaron su vida, señala la también hija de un plebiscitario:
“Esos plebiscitarios pusieron su pecho al frente sin armamento, sin sueldo. Entregaron su vida y defendieron hasta el último, incluso las desapariciones de los hermanos Reynoso, los Gil, de los Gonzales Rejas, del señor Gambetta y su hijita Clarita, y muchos tacneños y ariqueños desaparecidos”.

Mujeres de Tacna: guardianas de la memoria
Durante la ocupación, las mujeres tacneñas convirtieron sus hogares en templos clandestinos de enseñanza. En silencio, enseñaban a sus hijos la historia del Perú, cantaban el himno y transmitían símbolos patrios. Tras la Batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880), las mujeres quedaron solas porque los varones habían partido a la guerra o habían muerto. Ellas tuvieron que enfrentar la vida bajo la ocupación chilena, con valentía y priorizando siempre la paz, comenta Mónica Torres Espejo, presidenta de la Benemérita Sociedad y Auxilios Mutuos Señoras de Tacna.
Es a partir de ese momento que la mujer tacneña se convirtió en guardiana de la memoria, la identidad y la resistencia cultural, transmitiendo de generación en generación el amor por la tierra y la libertad, lo recuerda la señora Mónica Torres.
“Que para ellas nunca fue el hecho de quedarse, digamos acostumbradas a la vida que les tocó vivir, no, sino por el contrario, siempre luchando y enseñando a las nuevas generaciones. Pero imagínense a un niño que fue de 5 años, ha regresado ya con 55 años, y para que ese niño de 5 años no se le olvide, esa madre estuvo todo el tiempo hablándole de la historia, de los himnos y de todo el amor a la Patria”.
La Sociedad de Señoras, fundada el 31 de enero de 1897, hoy continúa activa con más de 200 socias, incluyendo nuevas generaciones. La Plaza de la Mujer Tacneña se erige como símbolo de ese legado y donde se realiza la ceremonia y homenaje a la mujer tacneña y desde donde en la actualidad parte la procesión de la bandera.
Educación y tradición viva
La institución educativa Corazón de María, promovida por la congregación Nuestra Señora de la Caridad, participa cada año en la Procesión de la Bandera. 50 alumnas del cuarto grado de primaria ensayaron durante más de un mes himnos, poesías y preparan vestimenta y ofrendas florales, así lo describe Silvia Janampa, subdirectora de la Institución Educativa.
“Ya son muchos años que tenemos con esta tradición de participar en la procesión de la bandera y es la congregación que ha creado la primera Escuela Normal aquí de la ciudad de Tacna, por eso tenemos nosotros ese privilegio de poder participar con nuestras niñas en la procesión de bandera”, cuenta.
A este grupo de estudiantes se les conoce como “Las niñas de Blanco”, quienes van delante de la bandera que mide 22 metros de largo por 12 de ancho y con un peso aproximado de 70 kilos. Su papel protagónico es recitar poemas, himnos, vítores y dejar caer pétalos de bugambilias, flor emblemática de Tacna de color fucsia o rosa, mientras la población aplaude y responde con vivas también.
Voz poética de la resistencia
El poema “Las Cautivas” de Nicomedes Santa Cruz rinde homenaje a la mujer tacneña. Este es un estracto de la declamación que realiza una de las alumnas de la institución educativa que participa en las celebraciones.
“Por nuestra gloriosa enseña
que hoy flamea soberana
saque la mujer peruana
ejemplo de la tacneña.
Aliada de la traición,
la negra garra del buitre
se hunde en el blanco salitre
del Sur de nuestra nación...
A la vergüenza de Ancón
opondremos la reseña
de Ugarte, que se despeña,
Bolognesi que se aureola
y Miguel Grau, que se inmola
por nuestra gloriosa enseña”.
Próximos a celebrar el centenario de la Reincorporación de Tacna al Perú en el 2029, todos las voces de este informe coincidieron en una reflexión y mensaje para la población y autoridades de turno: “investigar su historia, respetar a las autoridades y valorar esta tierra, evitando que se la trate como una chacra”.