El liderazgo y la participación política de las mujeres están en un terreno disparejo en comparación con los hombres. ¿Qué dicen los expertos sobre este tema? Todos los detalles en esta nota.
Era verano de 2011 y en abril iba a emitir mi voto por primera vez. Cuando me preguntaron por quiénes iba a votar por representantes al Congreso, respondí que de todas maneras iba a marcar el número de una candidata mujer. Ese año solo ingresaron 28 mujeres al Parlamento, una de las cifras más bajas de representación femenina desde que se implementó la Ley de Cuotas en 1997.
“Si no estamos, ¿cómo deciden por nosotras?”, se pregunta Diana Miloslavich, autora del libro “Las cuotas y la participación política de las mujeres” de la ONG Flora Tristán. La mujer ocupa un lugar de representación todavía muy pequeño y poco visible, considera.
“Las mujeres no estamos cuando se toman decisiones sobre nuestra vida, salud, educación o trabajo”, dice. “Si tú no estás en los espacios de decisión, tu agenda no estará visible. Somos la mitad, [por lo tanto] queremos paridad”, añade.
Según el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), en las elecciones municipales y regionales del 2018 participaron 46,299 mujeres candidatas. En total, fueron elegidas 3,342 mujeres de un total de 12,895 autoridades, lo que equivale a un 26%.
En el caso del Parlamento, fueron elegidas en el 2016 solo 36 mujeres de un total de 130 congresistas.
¿Por qué es importante que más mujeres estén en cargos de toma de decisión?
Soledad Escalante, profesora principal de la Escuela de Filosofía en Universidad Antonio Ruiz de Montoya y columnista de RPP, sostiene que las mujeres deben apostar por representarse a sí mismas para que sus necesidades estén expresadas en políticas públicas a su favor.
“Las mujeres somos 15 millones y superamos en número a los hombres. Requerimos que las mujeres se representen a sí mismas. ¿Quién mejor que la mujer que sabe de sí misma para poder representar sus necesidades?”, dice Escalante.
En ello concuerda la legisladora Indira Huilca. “En toda la problemática de la violencia y derecho de mujeres o infancia no es que seamos las únicas que podamos hablar de ello, pero parece que somo las únicas a la que nos interesa hablar de ello. […] Nuestros pares no están igualmente sensibilizados para hablar del tema o para proponer medidas legislativas”, comentó consultada para esta nota.
El investigador Hugo Ñopo señala que visibilizar a la mujer en cargos de toma de decisión genera impactos en las siguientes generaciones: “Si una niña crece viendo que pueden existir congresistas, juezas, gerentes generales mujeres, sus aspiraciones van a ser distintas. Las expectativas que esta niña pueda tener mientras crece van a ampliarse y mejorar”.
Para Wilson Hernández, investigador especializado en temas de violencia contra la mujer y columnista de RPP, la urgencia de más mujeres en política pasa por la importancia de poner en agenda sus necesidades. “Tienen una agenda diferente a la de los hombres y visibilizan problemas que ellos no. Además, permite generar más referentes para que otras mujeres se interesen en puestos de representación política. Y, en tercer lugar, quiebra distintas limitaciones y genera ejemplos sobre trayectoria a nivel político”.
¿Y por qué las mujeres no participan? Ñopo sostiene que no lo hacen porque la esfera política es un ambiente hostil. “Las mujeres al verse en minoría lo ven más difícil y más hostil. Si queremos que mejore la presencia femenina en estos espacios de poder. Lo que hay que hacer es formar redes de apoyo”, señala.
Por su parte, Escalante dice que las mujeres tienen todas las ganas de participar en política, pero enfrentan a una serie de retos como la maternidad, baja autoestima, acoso político y bajo acceso a la educación.
“Los hombres pueden ser padres, pero no sienten la carga que sobrelleva la mujer. No hay madre que quiera separarse de su hijo tempranamente, pero tampoco hay madre que quiere perder el trabajo por el hijo. […] Entonces te sientes mal de dejar a tu bebé. […] El tema de la desigualdad sigue siendo realidad. Participación política, ¿cómo va a haber? ¿Dejas a los niños?”, dice.
Para la filósofa, la agenda que deben impulsar las mujeres representantes en el Congreso es la ley de alternancia: “La mujer sí toma decisiones y tiene que poder luchar por esos cargos directivos. Tenemos que tomar en cuenta que estamos yendo más allá del 30% de cuota de género a nivel político. Estamos hablando ya de una ley de alternancia, donde pueda haber un 50/50 de participación femenina y masculina”.
Gestoras más que hacedoras de decisión
La masculinización de la vida política puede ser vista reflejada en múltiples ejemplos. Los expertos señalan que dentro de los partidos todavía siguen predominando los roles tradicionales de género, donde las mujeres son gestoras y no líderes.
Según Wilson Hernández, investigador especializado en temas de violencia contra la mujer y columnista de RPP, se trata de la “extensión de los estereotipos tradicionales del hombre y mujer”. “Pasa y se reproduce igual que en el hogar: la mujer gestiona el hogar y el hombre trae los recursos económicos. Lo político no es ajeno a este tipo de repartición”, señala.
Por su parte, Hugo Ñopo cuenta que, si uno mira de cerca las organizaciones de base, encontrará mujeres, sin embargo, ellas van desapareciendo a medida se asciende en la pirámide jerárquica del partido. “La mujer comienza a desaparecer de esos espacios de poder. Lamentablemente es así”, dice.
La cuota de género en listas con “trampa”
La cuota de género fue aprobada en 1997, y establece la obligatoriedad de incluir mujeres en las listas de candidatos al Congreso. Al inicio fue de 25% de mujeres, pero luego se incrementó a un 30% en el 2000.
Si bien esa medida formalmente se cumple, en las últimas elecciones no se ha podido superar el 30% de representante mujeres. El récord se alcanzó en las elecciones del 2006, cuando se logró el 29%; pero el porcentaje cayó drásticamente en el 2011, cuando solo se llegó al 22%.
“Uno ve que ese quinquenio hubo una baja: De 29% pasamos a 22%. Eso fue de un gran descenso. Habría que revisar y ver por qué aun habiendo una cuota no lograran entrar”, comenta Escalante.
La filósofa dice que la ley de cuotas tiene “sus trampas”, debido a que las mujeres están ubicadas en los últimos lugares. “Sus posibilidades de ser elegidas son mínimas. Pero hemos llegado al 29%. En el Ejecutivo nunca hemos tenido una presidenta. Congresistas mujeres tenemos pocas. Tenemos ahora solo 5 ministras”, comenta Escalante. En la Corte Suprema, hay 4 juezas supremas titulares de 18 integrantes de la Sala Plena.
Wilson Hernández cuenta que una de las propuestas para mejorar la repartición de representantes en el Congreso es la paridad. “Eso te permite visibilizar mejor a las mujeres y una mejor probabilidad de entrar”, dice.
Según Diana Miloslavich, representante de la ONG Flora Tristán, a 20 años de la ley de cuotas las mujeres se han ido posicionando en la esfera política. Ante ello ha habido una respuesta de los hombres: “A nadie le gusta compartir el poder. [Los hombres] Tienen que aprender a compartir el poder. Por ello ha habido una resistencia y por eso ha aparecido el acoso político. Vamos a un mundo paritario, les guste o no”.
Acoso político
El término "acoso político" es reconocido en el Plan Nacional contra la Violencia de Género 2016-2021 como una de las 16 modalidades de violencia. Es definido en el documento como "cualquier acción, conducta u omisión entre otros, basada en su género, de forma individual o grupal, que tenga por objeto o por resultado menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir sus derechos políticos, conculca el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y el derecho a participar en los asuntos políticos y públicos en condiciones de igualdad con los hombres".
De acuerdo con el Jurado Nacional de Elecciones, 4 de cada 10 mujeres candidatas sufren de acoso político durante una campaña electoral. Según una encuesta a mujeres candidatas, el 91% afirma que sufrió violencia psicológica, 22% física y 4% sexual.
La congresista Indira Huilca presentó uno de los cinco proyectos sobre acoso político. En diálogo con RPP Noticias, señala que se ha llegado a una propuesta consensuada que busca que el JNE “pueda sancionar a quienes cometen este tipo de agresiones contra candidatas”.
Según comenta, actualmente muchos casos de acoso políticos “quedan en la impunidad”. “Un candidato puede tener una campaña sistemática de ataque a una candidata contraria, vinculándola cosas personales o aludiendo a su figura. Eso es parte de acoso, pero no tiene cómo sancionarse”, afirma.
El proyecto contempla que el JNE puede sancionar de manera proporcional a los candidatos que incurran en acoso político: “Con una amonestación o una multa o llegar hasta la destitución del proceso electoral”. Huilca sostiene que, de aprobarse la ley, las mujeres candidatas podrán sentirse más seguras y protegidas durante un proceso electoral.
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