Los resultados del referéndum bordean o superan el 85%, algo que casi no tienen precedentes en nuestra historia republicana. Martín Vizcarra se mostró prudente ante la victoria y en los próximas se dirigirá a la Nación para proponer los pasos a dar luego de la consultar popular.
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Los resultados del referendo han superado los pronósticos más entusiastas que hubiera podido hacer el presidente Martin Vizcarra y sus seguidores. No solo se consiguió una alta participación electoral que respondió a las cuatro preguntas tal y como lo había deseado el presidente, sino que los porcentajes que bordean o superan el 85% casi no tienen precedentes en nuestra historia republicana. Vizcarra se mostró prudente ante la victoria, afirmando que el Perú había ganado y comprometiéndose a concentrarse en tres objetivos: profundizar nuestra democracia, luchar contra la corrupción y acelerar nuestro desarrollo.
El Jefe de Estado adelantó que en los próximos días se dirigirá a la nación para proponer los pasos que corresponde dar después de haberse aprobado las cuatro reformas constitucionales sometidas a consulta popular. Desde ya, hace falta una ley de desarrollo constitucional para poner en funcionamiento cuanto antes la Junta Nacional de Justicia, que deberá evaluar, nombrar y revocar jueces y fiscales.
Perdedores y ganadores
Sin embargo, muchos observadores han subrayado que más que una victoria de Vizcarra, los resultados del referendo representan una derrota del Congreso y de las dos fuerzas políticas que lo han controlado desde julio del 2016: el fujimorismo y el APRA. El congresista García Belaunde ha llevado ese argumento hasta el extremo al proponer que el actual Congreso, deslegitimado por el rechazo popular, se auto-disuelva para dar lugar a elecciones anticipadas. En efecto, el masivo apoyo a la no reelección inmediata de congresistas y el igualmente masivo rechazo a la bicameralidad confirman la generalizada desaprobación de los actuales congresistas.
Es cierto que hasta la víspera del día electoral, los ciudadanos hemos sido testigos con estupor y vergüenza de conductas que no podían sino inspirar rechazo: el caso Mamani, la impunidad de Donayre, la ley votada con precipitación para imponer sanciones benignas al financiamiento ilegal de partidos, etc. Igualmente contraproducentes parecen haber sido las afirmaciones del expresidente Alan García y de los congresistas apristas que intentaron minimizar o denigrar un referendo que ha tenido la virtud de permitir la expresión del descontento popular.
Elecciones regionales
Ayer también tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones en quince de las 25 regiones de nuestro país. Los resultados confirman que los partidos con mayor implantación nacional son Alianza para el Progreso y Acción Popular, cuyo expresidente Mesías Guevara fue elegido gobernador regional de Cajamarca. Los dos partidos que controlan el Congreso virtualmente carecen de representación en las provincias, los distritos y las regiones. Las elecciones confirman también el predominio de movimientos regionales que actúan al margen de los partidos nacionales. Una mención particular es necesaria sobre la votación en Arequipa de Elmer Cáceres Llica, acusado de violación sexual. Lejos de excusarse, arremetió en la campaña contra “la gringa” que habría recibido dinero para denunciarlo, así como contra periodistas que por plata se habrían hecho eco de la denuncia.
Premio a médico peruano
Ante el espectáculo de las instituciones que no funcionan y de las personas que nos decepcionan, importa destacar el premio obtenido en Estados Unidos por un médico peruano, el Dr. Ricardo Pun Chong. La cadena CNN en Español lo escogió como “héroe del año”, para recompensar el esfuerzo hecho por nuestro compatriota para albergar a niños obligados a venir a Lima para someterse a tratamientos inalcanzables en sus regiones. Al recibir la noticia, el Dr. Pun declaró: “Gracias a los voluntarios que me ayudaron a estar aquí… Estamos aquí porque la gente creyó en nosotros”. Eso es lo que necesitamos tanto en la vida personal como en la política: poder creer en la gente.
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