Las graves crisis vividas en la Fiscalía y el Congreso nos han obligado a concentrar la mirada en lo que viene sucediendo en las instituciones del Estado.
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Durante los últimos días, las graves crisis vividas en la Fiscalía y el Congreso nos han obligado a concentrar la mirada en lo que viene sucediendo en las instituciones del Estado. La semana termina con incipientes indicios de apaciguamiento puesto que ha entrado en funciones una nueva Fiscal de la Nación y la bancada de Fuerza Popular ha decidido retirar su moción de censura contra el presidente Daniel Salaverry. Nada de lo conseguido ha sido fácil, ni podemos estar seguros de que las decisiones hayan sido inspiradas por motivos nobles y responsables.
Pero el periodismo no solo debe reflejar la complejidad de las coyunturas. Le corresponde también ampliar el horizonte de las miradas y vincular lo que pasa cada día con valores permanentes y con las demandas esenciales de los ciudadanos: salud, educación, seguridad, empleo y un futuro mejor para nuestros hijos. Por eso RPP intenta informar sobre todas las expresiones culturales, que al fin y al cabo conforman el universo mental en el que vivimos, amamos y soñamos.
El éxito del hijo de Atlantis
El creador del llamado séptimo arte, Louis Lumière, llegó a sostener que con la invención del cine en 1895 “la muerte cesó de ser una realidad absoluta”. Más modestamente, podemos decir que en nuestro país cada vez producimos más cine y vemos más películas, tanto en las salas comerciales como en las pantallas que se multiplican en los hogares. Conviene por eso decir una palabra sobre una película que impresiona por su atractivo excepcional en todas las regiones del mundo: Aquaman.
Se trata de una clásica superproducción de Hollywood, cuyo tema marino procede de una historieta. Rodarla en Australia costó 160 millones de dólares, pero al cabo de pocas semanas de difusión su recaudación bordea los mil millones de dólares, una cuarta parte de los cuales han sido obtenidos en China. ¿Cuál es la clave de su éxito? ¿Porqué públicos tan diversos como el peruano, el norteamericano, el chino y el egipcio responden con el mismo interés a una película que apela al mito de Atlántida?
Pese a la poca estima que le tienen la mayoría de los críticos especializados, nos aventuramos a proponer algunas explicaciones:
1. La historia de la película nos atrae porque da expresión a la sensación de amenaza que enfrenta la humanidad en su conjunto. Todos sabemos que el equilibrio del universo es precario y que nuestro pequeño planeta podría dejar de ofrecer garantías a la especie humana. Y peor aún, que el espectro de la guerra no ha cesado de acechar.
2. Nos atrae también porque sabemos que hay progresos extraordinarios en algunas ciencias y quienes dominen mejor las tecnologías podrán adaptarse a todas las eventualidades del futuro.
3. Los océanos revelan la precariedad del planeta. Somos testigos de que nuestra forma de consumo los contamina y que el cambio climático los afecta.
4. Por serias que sean las amenazas externas, la más grave es perder confianza en líderes que encarnen valores, cuya forma se expresa por lo menos desde Homero en los héroes.
Finalmente, todos tememos que avance en el mundo la intolerancia, la exclusión de las minorías y de los que son diferentes. De ahí la importancia del mestizaje.
Aquaman es un mestizo, así como el actor que lo interpreta. Su padre nació en una etnia de Polinesia, su madre desciende de alemanes e irlandeses. Jason Momoa explica que, igual que su personaje y que nuestro cronista Inca Garcilaso de la Vega, los mundos de sus padres se ignoraban entre sí.
Quizás el público reconoce en una historia de ficción una realidad global que nadie le explica, pero que todos intuimos.
Las cosas como son
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