Las últimas dos elecciones presidenciales se han definido por menos de 50 mil votos en segunda vuelta, lo que habla de un país prácticamente partido por la mitad. ¿A qué se debe esta tendencia? ¿Existe una explicación?
Hace 10 años, en la segunda vuelta de las Elecciones 2011, Ollanta Humala superó a Keiko Fujimori por 447.057 votos. Fue la última vez que tendríamos una diferencia tan amplia. En el 2016, Pedro Pablo Kuczynski ganó por 41.057 votos y en el 2021 la ventaja de Pedro Castillo, también sobre Fujimori, es de 44.056 votos. Estas dos últimas cifras representan menos del 1% de votos válidos en los comicios.
Donde algunos ven una tendencia en los dos últimos comicios, el analista político Fernando Vivas afirma que lo que ve es, más bien, una coincidencia. "Que haya sucedido un final de fotografía en los últimos dos quinquenios es muy poco dato para calificarlo como una tendencia. Incluso, tres elecciones con este tipo de final no necesariamente lo son", manifiesta.
Para Vivas las figuras políticas en competencia son causas más lógicas, sobre todo en la reciente segunda vuelta, en la que ambos candidatos presidenciales prácticamente se graduaron como entes de polarización. "En este caso, la polarización está incrementada porque ambos candidatos son muy polarizantes. Keiko Fujimori por su historia personal asociada al fujimorismo y a su padre; y Pedro Castillo porque implicaba una alternativa de cambio radical del sistema que polarizó mucho".
Este principio, sin embargo, no parecería aplicar a la del 2016, con un PPK mucho más cercano a la ideología que también expresaba el fujimorismo. ¿Qué pasó entonces hace cinco años?
"Sí creo que Keiko Fujimori es un factor fuerte de polarización y es lo que pudo explicar que, aunque las líneas políticas no eran muy distintas ni distantes entre Keiko Fujimori y PPK en el 2016, la capacidad polarizadora de Keiko sí tuvo ese efecto que llevó al 'final de fotografía'", explica Fernando Vivas.
No es el partido, es el candidato
En elecciones en general y aún más en segunda vuelta suele predominar el voto por el candidato presidencial, más que por un partido político. Esto ocurre sobre todo en un sistema político en crisis desde hace muchos años, el cual ofrece una pobre oferta electoral.
El analista político Santiago Mariani pone en contexto la responsabilidad del sistema partidario peruano en esta repartición de votos en las últimas segundas vueltas. "[El sistema político peruano] realmente funciona sin partidos políticos, son franquicias simplemente, o maquinarias electorales que se arman para cada elección, que acompañan a algún candidato específico y que intentan conseguir el apoyo ciudadano en un sistema que ha perdido legitimidad", comenta.
Otro comentario que suele escucharse con regularidad es que un margen tan estrecho para una victoria en segunda vuelta puede causar problemas políticos para el próximo gobernante. La politóloga Katherine Zegarra opina que esto no necesariamente es así, pues evitar una crisis no depende solamente del Poder Ejecutivo. Una vez más, la figura del Poder Legislativo, es decir el Congreso, vuelve a aparecer.
"La crisis política en los últimos años se presenta más por la cantidad de representantes que tienes en el Congreso y la capacidad o no de generar alianzas con otras bancadas. Es fundamental el comportamiento democrático que tengan las próximas autoridades, de ello dependerá si habrá o no otra crisis política", sostiene Zegarra.
Entender por qué se dan determinados resultados políticos nos ayuda a identificar las áreas que debemos reforzar del sistema político de cara al futuro y a próximas elecciones, sean locales, regionales o presidenciales.
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