Aunque no conocemos el tenor de sus respuestas, es una buena noticia que la presidenta haya asistido a la Fiscalía para contestar preguntas relativas a su papel en la represión de las manifestaciones.
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Aunque no conocemos el tenor de sus respuestas, es una buena noticia que la presidenta Dina Boluarte haya asistido a la Fiscalía para contestar preguntas relativas a su papel en la represión de las manifestaciones.
Como sabemos, el elevado número de muertos por disparos de las fuerzas del orden ha creado un profundo malestar en nuestro país y múltiples reacciones en el extranjero. No se trata ni de López Obrador ni de Petro, quienes se interesan más en reponer a Pedro Castillo que en peruanos fallecidos en el marco de las protestas de diciembre y enero.
Publicaciones respetadas como The Economist y el New York Times han alertado sobre el estado de nuestra democracia, puesto que ni siquiera bajo las dictaduras de Velasco y Fujimori se ha llegado a las cifras de muertos y heridos que hoy tenemos que lamentar. Se nos dice que la presidenta contestó a todas las preguntas de la Fiscalía, pero no se autorizaron preguntas ni de los funcionarios de la Procuraduría ni de los abogados de las víctimas que se hallaban presentes.
Seguimos en espera de un pronunciamiento de la Corte Suprema para saber si tienen o no derecho a preguntar en esta fase preliminar de la investigación fiscal. No pudiendo hablar sobre detalles de la sesión de ayer, hay dos errores que debemos evitar, para no profundizar nuestra polarización.
El primero es negar que las protestas incluyeron actos violentos y que se pusieron al servicio de objetivos políticos ilegales, como, precisamente, el restablecimiento de Pedro Castillo en el poder. El segundo es tan grave como el primero: negar toda responsabilidad de los dirigentes políticos, como si las explicaciones solo correspondieran a militares y policías. De ahí que parezca inconveniente para el país que se pretenda, como lo ha anunciado la defensa de Dina Boluarte, que se la exima de la investigación.
Por respeto a los muertos, no hay que hacer política en torno a ellos. Pero también por respeto a los muertos y a los valores de nuestra democracia, necesitamos saber quién actuó mal al llevar a nuestro país al borde del precipicio.
Las cosas como son
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