De acuerdo con estimados del “Global E-Waste Monitor 2020” de Naciones Unidas señala que aún no hay destino final para 44 millones de toneladas de basura electrónica generadas el año pasado.
Los mercados tecnológicos crecen a un ritmo vertiginoso, y cada tercio de año hablamos de nuevas versiones de dispositivos o de una actualización en hardware que no podemos dejar de adquirir. Ese ritmo provoca una métrica que nadie quiere ver, pero que será más difícil de evadir con los años debido a su volumen: Solo en 2019, los seres humanos hemos generado 53,6 millones de toneladas de basura tecnológica.
Un reciente reporte de las Naciones Unidas ha alertado sobre el incremento firme de los desechos electrónicos en el mundo, y el resultado es preocupante: cada uno de nosotros ha desechado 7,3 kilos de basura tecnológica en promedio.
De acuerdo con el “Global E-Waste Monitor 2020” este nivel de desechos se ha incrementado en dos millones de toneladas respecto al 2018, y la proyección nos lleva a la tremenda cifra de 74,7 millones de toneladas dentro de 10 años.
Esta condición se agrava por tres motivos claves: el enorme volumen de consumo de dispositivos tecnológicos, el poco tiempo de vida en nuestras manos y la mínima oferta de reparación. Estas tres condiciones generan un bucle en el comportamiento de la gente, pues al no tener un centro de reparación o prolongar la vida de un dispositivo es más rentable comprar uno nuevo.
Entre los desechos más frecuentes, encontramos a los dispositivos pequeños (cámaras, ventiladores, aspiradoras y otros representan 17,4 Mt), los electrodomésticos (13,1 Mt), equipos de refrigeración (10,8 Mt), monitores y pantallas (6,7 Mt), dispositivos de telecomunicaciones (4,7 Mt) y componentes de iluminación (0,9 Mt).
Asia es el continente que más basura “tech” genera en el mundo (24,9 Mt en 2019), pero Europa es el bloque de países que más desechos genera por habitante (16,2 Kg por persona según el estudio). Por cabeza, los americanos producimos 13,3 kilos de residuos electrónicos, haciendo un total de 13,1 millones de toneladas el año pasado.
¿Lo más preocupante? La humanidad no sabe qué va a hacer con el 82,6% de esos desechos. El estudio menciona que 44,3 millones de toneladas no serán parte de programas de reciclaje o de incineración. Actualmente, 78 de 193 países soberanos cuentan con legislaciones y regulaciones sobre el tema.
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