Para los que buscan implementar un mejor espacio para el trabajo y el ocio, NIUSGEEK tiene a prueba un monitor QLED Odyssey G9 de Samsung de 49 pulgadas y curvatura de 1000R.
En esta tremenda temporada de juegos que nos toca ver a final de año, la prioridad es clara: calidad de gráficos. En este punto, la PC lidera las métricas con la nueva generación de tarjetas gráficas, pero aún tiene un angosto cuello de botella por vencer: el monitor. En 2020, la propuesta de pantallas ha mejorado en calidad, pero son pocas las que logran generar el impacto necesario con la tasa de refresco, la luminosidad, la calidad de color y el campo de visión. NIUSGEEK pone a prueba a un equipo que reúne todas estas condiciones, pero que requiere una fuerte inversión: este es el QLED Odyssey G9 de Samsung.
Estas son las especificaciones del equipo:
Estas son las cosas que debes saber del Odyssey G9:
Fácil de armar pese al tamaño. La caja en la que viene el G9 es imponente. El peso al llevarlo desde la puerta de mi casa a mi oficina fue tremendo. Armarlo fue realmente simple. El pedestal cuenta con una serie de canales para el paso de cables, además de una tapa plástica que cubre las conexiones.
No descuidan los detalles. Hablamos de un panel que, si bien tiene bordes un poco anchos, los disimula muy bien en el campo de visión. La base está muy bien trabajada en ese acabado “tipo metal” y la textura porosa en la parte oculta del borde inferior, ahí donde se aloja a la derecha el botón de encendido y acciones. En la parte trasera, esa emulación de turbina – o centrífuga de lavadora LED – destaca en la parte trasera. No he podido usarlo pegado a una pared, pero no es tan luminoso como para que destaque como una tira de luces. Sin embargo, el acabado es magnífico. Además, es compatible con VESA para mejorar la ubicación del equipo en un escritorio o rack.
Altura adaptable. Si bien nos encontramos con una mole, el pedestal del G9 es una seda. Cambiar a posiciones elevadas, girarlo o tenerlo a ras de un escritorio es una tarea simple y de poco ajuste. El hecho de tener una canaleta diseñada para el manejo de cables y un sistema dócil para el control de posiciones hacen de este monitor un placer para el uso laboral o de entretenimiento.
Fluidez a 240 hz aunque sufres. Pese a tener especificaciones top, es un equipo muy demandante para echar a andar experiencias de juego con alto rendimiento. En mi caso, cuento con una Ryzen 3600, 32GB de RAM y una RADEON 5600XT. He sufrido para mantener una fluidez de fotogramas en el juego a la capacidad de resolución que el monitor demanda en juegos como Cyberpunk 2077. Fuera de eso, Windows 10 anda como una mantequilla y la edición en Premiere ni se diga. Todo luce bien, fluido y sin saltos. Cuando juegas, sin embargo, comienzan los problemas, aunque eso no le preocupe al monitor. Eso sí, olvídate del HDMI 2.1.
Productividad al máximo. Es muy fácil llenarse de pantallas con este equipo, pero no resulta nunca una molestia. He mantenido la configuración simple de 5120 x 1440, pero estuve probando la posibilidad de conectar dos DisplayPort en la misma RADEON y usar el monitor como si fuesen dos paneles independientes. Depende lo que quieras hacer y el tipo de trabajo que tenas, pero realmente funciona a ese nivel. Armar 4 bloques de apps, y pasar por encima de ellas en perfecto orden es todo.
Calidad de imagen. Los ajustes de fábrica son realmente buenos. Desde la caja, la calibración del color es muy balanceada, sin bostear cálidos o fríos en zonas blancas. Al pasar un promedio de 6 a 7 horas frente a este monitor, no he sufrido de cansancio visual tan seguido como sí ocurre con uno de mis monitores FullHD – con el 4K tampoco me canso – y el movimiento lateral de cabeza es mejor aprovechado al tener panel en todo momento. El contraste es alto, pero no creo que pida contraste infinito en un monitor para productividad y juegos. Afortunadamente tenemos modos que reconfiguran la pantalla para parámetros definidos como trabajo o juegos, independientemente del sistema operativo que estemos usando. Lo que sí debes considerar es que es un panel muy luminoso, así que juega con el nivel de brillo hasta lograr algo más cómodo. El HDR trabaja fenomenal en este panel, tanto para juegos como para contenido, y – parecerá una tontería, pero es necesario señalarlo – no he tenido mayor problema para leer texto en la resolución nativa del panel.
Menú con opciones necesarias. El menú para configurar el G9 se activa con el mismo botón de encendido – que, por cierto, tiene un LED en el borde para ayudarnos a encontrarlo rápidamente – y que también funciona como cursor rápido y para la navegación en el pequeño pop up. Es en esta parte en donde podemos activar los LEDs de la parte trasera, activar los distintos modos de imagen, integrar el PIP, ajustar los hercios, realizar autodiagnósticos, restablecer a fábrica y todos los cambios de parámetro que requerimos.
¿1000R? Cuando hablamos de la variable R, se hace referencia al tamaño de la circunferencia en milímetros. A menor número R, la curva es más pronunciada porque la circunferencia es menor en milímetros. En este caso, estamos ante un radio de un metro e iguala la curvatura natural del campo visual humano y la atención en periferia. Realmente el campo de visión no sufre de distorsiones cuando miramos la parte lateral. Esto genera un efecto envolvente bien logrado.
Optimización con hardware. Este G9 es compatible con AMD FreeSync y NVIDIA G-Sync sin mayor problema. En mi caso, al tener una RADEON, no tuve problemas en activar las opciones de Sync y bostear la calidad de colores y la optimización de cuadros en los juegos. Si bien algunos se mantienen en su ratio natural de 4:3 o 16:9, GTA V y Cyberpunk 2077 se adaptaron sin problemas a los 32:9 de este monitor.
Aprender a convivir con el tamaño. Es un equipo que ocupa mucho espacio, y que deja con pocas opciones para acomodar componentes en la parte trasera. Si eres de los que ajusta pedestales colocados detrás de los monitores, tener un panel de este tamaño será un problema. En mi caso, tengo luces y mi sistema de cámaras para streaming en la parte de atrás del monitor, debía pararme constantemente para acceder a micro ajustes del parante o para ver si algo se había caído. En mi setup tradicional, levantar uno de mis monitores de 24 pulgadas es más simple. Es un tema que no es crítico, pero considera eso al adquirir uno de estos monstruos.
¿Vale la pena? Si tienes el dinero y la determinación para comprar un equipo de este costo, hazlo. No será una decepción. Si buscas la opción más top para reemplazar un sistema de dos monitores y quieres un panel que responda al trabajo y la diversión, ve por él. No es un equipo para el mercado masivo, pero es lo suficientemente poderoso como para creer que estás gastando demasiado por placer, productividad y entretenimiento. Eso sí, no compite con una TV como para pensar que este es el panel definitivo para tu habitación o sala.
* Equipo cedido a préstamo por Samsung Perú desde el 20 de noviembre hasta la publicación de la reseña
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