Los resultados pueden ayudar a entender los efectos a largo plazo que deja la COVID-19.
Los relojes inteligentes se han vuelto en grandes aliados de la salud. Gracias a sus distintas funciones, pueden monitorear distintos números del cuerpo humano y pueden convertirse en un apoyo para detectar enfermedades como la COVID-19.
Investigadores del Instituto Scripps de California han analizado los datos de relojes Fitbit en cientos de usuarios con COVID-19, para encontrar similitudes entre ellos, y han llegado a la conclusión que la enfermedad sube el ritmo cardíaco de las personas durante 2 a 3 meses.
El estudio
Los resultados han sido publicados en la revista JAMA Network, centrándose en 875 personas que acudieron al médico con síntomas respiratorios agudos, con 234 de ellos positivos al COVID-19.
De acuerdo con el análisis de los datos obtenidos por Fitbit, las personas contagiadas con COVID-19 experimentan un descenso de sus pulsaciones en reposo. Sin embargo, a los días, su ritmo cardíaco sube más allá del promedio y se mantiene en ese rango hasta después de haberse mejorado de la enfermedad.
Según el estudio, el ritmo cardíaco en reposo no desciende hasta pasada una media de 79 días, con casos que llegaron hasta los cuatro meses.
Los autores explican que es el primer estudio de este tipo que examina datos de cuantificadores a largo plazo y que los resultados pueden ser de gran utilidad a la hora de estudiar el impacto físico de la COVID-19. Pese a ello, también reconocen la limitación del estudio en una masa poblacional muy corta, por lo que se esperan mayores análisis y conclusiones a futuro.
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