Las nuevas tecnologías han traído avances agigantados en los gráficos y animaciones de los videojuegos. En esta nota repasamos los hitos más importantes de este proceso evolutivo.
El mundo de los videojuegos es resultado de un proceso evolutivo en tecnologías. Con la aparición de las pantallas blanco y negro, pixeles y luego el 3d, los videojuegos hoy en día buscan entregarnos títulos que ya no solo dan una buena historia, sino gráficos tan realistas que uno se imagina dentro de una película en la que el protagonista somos nosotros y nuestras acciones.
La animación dentro de ellas no es tecnología exclusiva: nació en los sets de televisión y los films cinematográficos. Los pixeles dieron luz a los videojuegos: bloques de información que componen una imagen digital. De la misma manera en la que los ladrillos pueden construir una casa cuando son apilados y organizados, los pixeles forman imágenes y entre más de ellos haya para combinarse mejor será la calidad de la imagen del videojuego.
La industria del entretenimiento virtual se adecuó a partir de 1958, en cuando un físico llamado William Higginbotham crea Tennis for Two, una especie de ping pong virtual en un osciloscopio que recreaba en un formato simple el deporte tradicional. Este juego usaba el blanco y negro con un tubo de rayos catódicos, al mismo estilo de los primeros televisores.
Desde fines del 50 e inicios del 60, se comenzó a trabajar en videojuegos, ofreciéndonos una jugabilidad nunca antes vista con roles de competencia multijugador o para batir récords en puntaje. La evolución da puntadas con Pong (1972) y Space Invaders (1978), quienes empezaron incluyeron algunas imágenes a color gracias al papel celofán.
Para los 80, la industria ya estaba fuertemente consolidada y la era dorada de los 8 bits se llevaba a cabo con las máquinas recreativas de arcade y las consolas caseras de Atari, Sega o Commodore.
En 1983, Jordan Mechner lograría por primera vez la captura de movimientos en videojuegos tras grabar a un alumno de artes marciales para luego convertirlo en Karateka, un juego de 1984 de luchas que replicaba de manera simple estas peleas.
Sin embargo, la primera revolución se da en 1985, con Galaxian, videojuego que incluye completamente los colores con el RGB (Red Green Blue) en todo el videojuego. A partir de aquí, ningún videojuego (a excepción de algunos títulos de terror o proyectos independientes) regresarían al black and white. Por otro lado, el nacimiento de Mario Bros por parte de Nintendo nos ponía en un videojuego cíclico con inicio y fin de historias, modelo que será implementado en los siguientes años. Progresivamente, dejaríamos estos títulos minimalistas a la creación de personajes con formas humanoides y más complejas en los 16 bits.
Para los 90, el 2D (largo y ancho) daría el salto definitivo en una segunda época maestra: el 3D. Los personajes nacidos en la década de los 80 lograron con esta tecnología un ambiente de profundidad único e irrepetible. La consola dónde se vieron mejor estos cambios fue el Nintendo 64, dónde presenciamos como Mario Bros, Pokémon o The Legend of Zelda disfrutaban de la tridimensionalidad.
En paralelo, Sony incorporaría y mejoraría el proyecto de las lectoras de CD con el PlayStation en 1995. Si en cuanto a animación nos referimos, aquí nace la historia de Lara Croft en Tomb Raider, personaje femenino clave en la evolución de los gráficos de los videojuegos en la época moderna.
Las plataformas de 32, 64 y 128 bits dominarían el mercado sin retroceso y sentenciarían el futuro de los videojuegos para siempre.
Llegados los 2000, dejaríamos casi por completo con los mundos fantásticos y se perseguiría la realidad con métodos como el calco de las imágenes o rotoscopía, logrando que esos movimientos bruscos y sin sentidos se parezcan cada vez más a los de carne y hueso. El stop-motion también ocupaba una parte de estos esfuerzos, mientras que el pixel art nos llevaba a épocas primarias de la animación.
Ya estamos en el 2018 y podemos señalar un par de casos del gran modelo artístico que se poseen en los videojuegos. Si quisiéramos hablar de ultrarrealismo, debemos tocar necesariamente a P.T (2014) y Red Dead Redemption 2 (2018). El estilo fotográfico de la obra de Hideo Kojima llevó al extremo la sensación de horror en juegos de terror, logrando un ambiente perfecto que lo ha convertido en una leyenda del género. El recientemente estrenado Red Dead Redemption 2 de Rockstar Games produjo exactamente lo mismo a pesar estar ambientado en un viejo oeste rústico. La perfección en los detalles en el paisaje, los rostros humanos e incluso la interacción entre nuestro fiel corcel y el clima nos hace pensar que se ha logrado un punto de realismo nunca antes alcanzado.
Para finalizar, la mítica animación de la primera década del siglo XX fue homenajeado con gran nivel con Cuphead (2017). Studios MDHR trabajó hasta 10 años en este título de plataformas, que nos muestra ese clásico ambiente cíclico de Mario Bros. pero con gráficos que nos recuerdan a las primeras caricaturas de Mickey Mouse. El arte se basa en el dibujo a mano alzada de cada uno de los cuadros por segundos y la creación de una banda sonora al mejor estilo de Hollywood. Las vertientes clásicas no demuestran que lo pasado es lo mejor, sino que realza las bondades que cada etapa dentro de la industria tuvo y señala esos puntos clave en la producción que serán pieza clave en la construcción de una historia alrededor de esta industria.
Con el reciente estreno del Ray Tracing (2018), otras oportunidades se abren para esta industria. El RTX consiste en recrear la forma y artefactos visuales que produce la luz cuando es reflejada por los objetos hacia nuestros ojos, tal y como pasa en la vida real, y más importante aún, poder traducir toda esa información del animado en 3D al 2D de tu pantalla de la manera más fiel posible. Está en sus primeros pasos, pero tras el salto de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad, esta innovación dará mucho que hablar y será fundamental para los próximos 5 años.
Las animaciones estuvieron presentes desde el inicio de los videojuegos y lo estarán hasta el fin de sus días. Es un campo abierto en el que no solo bastará tu adaptación a las nuevas tecnologías sino que también desarrollará al máximo tu creatividad.
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