La ciudad comienza a sustituir las bolsas en la calle por contenedores de carga lateral al estilo europeo, inspirándose directamente en el sistema de limpieza de Madrid.
Durante décadas, las calles de Nueva York han estado marcadas por montañas de bolsas de basura apiladas en las aceras. Ahora, eso podría estar cambiando. El alcalde Eric Adams ha puesto en marcha una ambiciosa reforma para contenerizar la basura en grandes edificios residenciales, empezando por el barrio de West Harlem. El modelo, conocido como Empire Bins, se inspira directamente en Madrid y su exitosa estrategia “Madrid 360”.
La medida, que ya ha eliminado cientos de plazas de estacionamiento para dar paso a 1.000 contenedores con capacidad de 800 galones, promete no solo mejorar la estética urbana, sino también combatir una de las plagas más persistentes de la ciudad: las ratas. “Madrid es un ejemplo de limpieza y eficacia”, afirmó la vicealcaldesa Meera Joshi, tras visitar la capital española en julio pasado.
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Los nuevos contenedores neoyorquinos son vaciados con camiones de carga lateral y brazos mecánicos, replicando la tecnología empleada en Madrid. Según cifras del ayuntamiento, los avistamientos de ratas han disminuido durante seis meses consecutivos en las zonas piloto. Además, los trabajadores municipales ahora operan en condiciones más higiénicas.
A pesar de las críticas —algunos vecinos se quejan de la pérdida de estacionamiento y del aspecto visual de los contenedores—, las autoridades defienden los resultados. El exgobernador Andrew Cuomo ya expresó su apoyo a expandir el programa, una medida que podría suponer la eliminación de 50.000 espacios para coches.
Con las elecciones municipales cerca, el futuro de esta “revolución de la basura” dependerá del próximo alcalde. Pero lo cierto es que Nueva York, por fin, mira a Madrid como un referente en limpieza urbana.
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