La administración Trump negocia con Albania y Serbia para recibir migrantes rechazados, buscando reducir presiones internas.
El presidente Donald Trump está negociando acuerdos con Albania, Serbia y otros países balcánicos para que acepten migrantes que han sido deportados de EE.UU., incluso si no tienen vínculos directos con esas naciones. La medida se presenta como una solución a la congestión del sistema migratorio estadounidense.
La propuesta ha sido calificada de polémica por expertos en derecho internacional, ya que plantea dudas sobre la legalidad de enviar personas a países donde no tienen lazos familiares, culturales o lingüísticos.
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Acuerdos de deportación como estrategia de contención
Según funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional, estos convenios permitirían enviar a migrantes rechazados por EE.UU. a destinos alternativos si sus países de origen se niegan a recibirlos o si no tienen documentación válida. En esencia, se trataría de acuerdos logísticos más que humanitarios.
Diversas ONG advierten que enviar personas a países con los que no tienen relación podría violar tratados internacionales de derechos humanos. Los gobiernos balcánicos, por su parte, se muestran divididos: mientras algunos ven la ayuda estadounidense como beneficiosa, otros temen tensiones internas por aceptar a migrantes que no han sido parte de su contexto social.
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