El programa SNAP apunta a promver una buena alimentación, pero se detectaron desviaciones en ese objetivo.
Los hogares de bajos ingresos se benefician mensualmente con una asistencia económica proporcionada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos con el fin de garantizar seguridad alimentaria. Se trata del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) donde se favorece más de 41 millones de personas de bajos recursos.
Los pagos se envían en una trasferencia directa a las Tarjetas de Beneficios (EBT, por sus siglas en inglés) y, las fechas de los mismos, varían en un calendario que es distinto en cada uno de los estados, pero en algunos de ellos, como Nueva Jersey, el programa podría verse afectado por restricciones.
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Limitación en los productos a comprar
En la implementación del programa, algunos controles fallan, ya que hay personas que gastan el dinero en comida chatarra, las cuales y en general, cuestan menos que los productos saludables, que son a los que apunta el programa. Es por eso que Rand Paul, senador de Kentucky, presentó un proyecto de ley para restablecer la responsabilidad personal y la flexibilidad estatal en el programa SNAP.
Si esa iniciativa se aprueba, hay artículos de tiendas que ya no se podrán obtener con el SNAP como gaseosas, golosinas, helado, snacks, galletitas, pasteles, brownies y mezclas para brownies. El proyecto también contempla que cada estado podrá sumar los productos que considere al restablecer el control local y eliminando las barreras federales a la innovación en políticas de salud pública.
“SNAP se diseñó para combatir el hambre y mejorar la nutrición, no para subsidiar refrescos y comida chatarra. No tiene sentido que el dinero de los contribuyentes se utilice para financiar una epidemia de obesidad y enfermedades relacionadas con la alimentación en comunidades de bajos ingresos”, expresó Paul en una declaración oficial.
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