Estados Unidos planeaba espiar al bloque comunista con estos sigilosos animales que son parte de la vida de muchas personas.
Durante la Guerra Fría, surgió la idea del gato espía de la CIA entre 1961 y 1966, conocida como la Operación Acoustic Kitty: misión que costó U$D 20 millones y tuvo como objetivo convertir a gatos callejeros en agentes secretos, equipándolos con micrófonos diminutos para grabar conversaciones privadas en embajadas enemigas.
La idea surgió de la necesidad de Estados Unidos por encontrar métodos de espionaje más discretos y efectivos, se pensó en estos animales por su naturaleza sigilosa y capacidad para pasar desapercibidos.
Para esto, la CIA reunió a un equipo de expertos en biomedicina, electrónica y comportamiento animal para fabricar los equipos de escucha.
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Reclutamiento y entrenamiento
La CIA comenzó capturando gatos callejeros para someterlos a un riguroso proceso de selección: solo los felinos más sanos, ágiles y con mejor audición eran seleccionados para la misión.
Una vez seleccionados, a los animales se les enseñaba a obedecer órdenes básicas, recuperar objetos pequeños y a familiarizarse con el sonido de la voz humana. La parte más crucial del entrenamiento consistía en implantar quirúrgicamente un pequeño micrófono en el canal auditivo del gato.
La CIA desarrolló este dispositivo del tamaño de un gramo de arroz para no causarle daño a los animales y lo equiparon con una batería de larga duración y un pequeño transmisor. A continuación, los gatos seleccionados eran sometidos a un entrenamiento con expertos en conducta animal que desarrollaban estas habilidades:
- Aclimatación: los gatos eran expuestos a diversos entornos y sonidos para acostumbrarlos a situaciones inesperadas.
- Obediencia: se les enseñaba a obedecer órdenes básicas a través de un sistema de recompensas con comida.
Créditos: YouTube | @vicmun
Desafíos y limitaciones
A pesar de la ingeniosidad del proyecto, la operación enfrentó numerosos desafíos y tuvo que ser cerrada. Algunas de las limitaciones fueron estas:
- La cirugía era un proceso complejo y arriesgado, con un alto índice de fracaso.
- Las baterías de los micrófonos tenían una duración limitada, lo que exigía la captura y reimplantación del gato con regularidad.
- Los gatos, por su naturaleza independiente, podían desobedecer las órdenes o simplemente perder interés en la misión.
- Si el gato era descubierto, el dispositivo y la operación quedarían expuestos.
Créditos: YouTube | @AmericanHeroesChannel
No todas las intervenciones quirurgicas a los gatos resultaron exitosas, esta fue una de las razones para archivar el proyecto.
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