Luego de diez años de arduo trabajo, la comunidad de Tingana en la región San Martín es hoy un paraíso ecológico para el turismo, reconocida por la OEA y la OMT.
Una comunidad de la selva de Moyobamba dejó de cazar y talar árboles para conservar el ecosistema y convertirse en una reserva turística. Una década después, Tingana es reconocida en América Latina como un caso de éxito del turismo rural sostenible, mientras que sus buenas prácticas reciben más de dos mil turistas cada año.
La Organización Mundial de Turismo (OMT) y la Organización de Estados Americanos (OEA) destacaron el trabajo de la comunidad en su más reciente publicación “Turismo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Tingana se destaca junto a otros catorce casos estudiados que desarrollan el turismo sostenible como parte del crecimiento inclusivo de los pueblos.
Como menciona Juan Isuiza, líder de la comunidad de Tingana, el lugar es ideal para la práctica del ecoturismo y constituye un refugio para animales silvestres. “Más vale un animal vivo que muchos animales muertos”, señala como ejemplo del cambio en su estilo de vida para beneficio de la conservación de flora y fauna.
Tingana es un hoy un resort natural, como difundió el Instituto Integración en su informe sobre el turismo rural comunitario. Con el apoyo de la cooperativa internacional y las autoridades locales se ha logrado incrementar ampliamente el turismo en la zona.
En este proceso, la comunidad tuvo que cambiar costumbres ancestrales. Su alimentación ahora consiste en granjas y zonas agrícolas determinadas, no en cualquier parte de la reserva. La zona está protegida de invasores externos y migrantes que buscan apropiarse del territorio. Además, los servicios higiénicos son ecológicos, ya que es imposible colocar alcantarillado por la crecida de los ríos y la composición de los suelos.
La comunidad ha empezado a educar a sus nuevas generaciones con formación universitaria. Herederos de la comunidad, hoy jóvenes tinganeses, estudian ecología, turismo o administración, que les brindan herramientas para poder sacar adelante el lugar en el largo plazo.
El ex promotor de Turismo Rural Comunitario del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Milovan Savic, asegura que se hizo un trabajo profundo en la comunidad. “Han recibido capacitación en oratoria y empatía. Dejaron de ver a los turistas como seres superiores. Ahora entienden que son personas de igual a igual y eso mejora el servicio”, afirma.
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