El ejercicio físico, aunque sea leve, promueve un mayor volumen cerebral, lo que a largo plazo disminuye el riesgo de desarrollar alzheimer o demencia.
Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) han descubierto que hacer actividad física leve como caminar o bailar puede reducir hasta en 50% el riesgo de desarrollar alzheimer.
"Es el primer estudio en el que se ha observado una correlación entre el beneficio de la actividad física y la reducción del riesgo de alzheimer por medio del aumento del volumen cerebral en una muestra tan grande", explica Cyrus A. Raji, director del estudio.
Para llegar a esta conclusión, los autores analizaron los datos de 876 adultos con una edad media de 78 años obtenidos del Estudio de Salud Cardiovascular de Estados Unidos en el que completaron cuestionarios periódicos, a lo largo de 30 años, sobre su actividad física y su función cognitiva.
Cerebros más grandes
Además, todos los participantes fueron sometidos a pruebas de resonancia magnética por imagen para evaluar el volumen de sus cerebros, especialmente del hipocampo y de otras áreas implicadas en la memoria y la enfermedad de Alzheimer.
Tras obtener estos datos, los investigadores correlacionaron el volumen cerebral de cada participante con el gasto calórico atribuible a cada uno de los ejercicios físicos realizados como caminar, bailar, montar en bicicleta o hacer jardinería.
Los resultados, publicados en el Journal of Alzheimer’s Disease, mostraron que el incremento de actividad física se asociaba con un mayor volumen de los lóbulos frontal, temporal (incluido el hipocampo) y parietal del cerebro. Asimismo, los participantes con un mayor volumen cerebral como consecuencia de una mayor actividad física tenían 50% menos riesgo de desarrollar alzheimer y demencia.
Es más, en casi un 25% de los participantes que habían desarrollado deterioro cognitivo leve, el incremento de la actividad física también se asoció con un aumento del volumen de sus cerebros.
Centrarse en la prevención
En conclusión, cuanto mayor es la actividad física, mayor es el volumen de nuestros cerebros. De hecho, un estudio anterior ya había demostrado que las personas en baja forma física en la mediana edad tienen cerebros de menor tamaño al cabo de 20 años. Así pues, un mayor volumen cerebral reduce el riesgo de aparición de Alzheimer.
"Dado que aún no contamos con la panacea para curar la enfermedad de Alzheimer. Nuestros esfuerzos deben centrarse en la prevención", concluye Cyrus Raji.
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