Brunéi ha sido considerado durante años uno de los lugares con menor libertad religiosa del mundo.
Brunéi quiere protegerse de la Navidad. El país asiático ha prohibido las celebraciones de esta festividad religiosa en su territorio, quien vaya en contra de esta ley podría afrontar penas de hasta cinco años de cárcel.
"Se prohíbe a los musulmanes imitar las costumbres y prácticas de otras religiones que estén relacionadas con asuntos de aqidah (fe)", aseguró el Ministerio de Asuntos Religiosos de Brunei en un comunicado de prensa emitido en diciembre de 2014. Esta medida se tomó con el fin de proteger la religión musulmana, que profesa el 65% de la población.
Hassanal Bolkiah, Sultán de Brunéi, decretó que cualquier ciudadano que festeje "ilegalmente" la Navidad afrontaría cargos en su contra. El decreto solo está dirigida para la población musulmana, mas no afecta a los cristianos. No obstante, las celebraciones se tendrán que hacer en estricto privado, evitando hacer propaganda de otras religiones y costumbres a los musulmanes.
Las restricciones a las creencias no islámicas en Brunéi son una de las primeras consecuencias de la imposición hace un año de la sharia, o ley islámica, en el país asiático. Pese a ello, un sector de la población ha optado por desafiar las prohibiciones navideñas y publican sus fotos festivas en las redes sociales con el hashtag #MyTreedom.
Brunéi es un país asiático que goza de los réditos económicos que le da el petróleo y gas natural. Su forma de gobierno es el sultanato y en los últimos años su constante crecimiento lo ha convertido en el cuarto país con mayor renta per cápita del mundo. La población cuenta con grandes ingresos, una buena calidad educativa y un amplio acceso a la salud, pero padecen la restricción de ciertas libertades.
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