Está conformada por nuestros pensamientos, ideas, valores, percepciones y, sobre todo, en la interacción con los demás.
En los últimos años el Ministerio de la Salud ha promovido el cuidado de la salud mental. Pero pareciera que hablamos mucho sobre algo que conocemos muy poco. ¿Qué sabemos exactamente sobre salud mental? ¿Cómo cuidamos lo que no conocemos? Aquí trataremos de precisar estas interrogantes.
En primera instancia debemos aclarar que la mente no es el cerebro. Podemos alimentarnos bien y proteger nuestra cabeza de golpes para evitar patologías neurológicas, pero la mente no se encuentra ahí. La mente no está en el interior de la persona, está conformada por nuestros pensamientos, ideas, valores, percepciones, etc. Se construye en una interacción, intercambio y diálogo con otras personas (proceso socializador).
La mente está en relación al trato con otras personas, lo que hace que la salud mental no se trate de cuidados individuales, sino de cuidados colectivos que requieren el bienestar de las personas y demás seres vivos (animales y plantas) que nos rodean.
Cuidar la mente de nuestros niños, niñas y adolescentes, no se trata sólo de alimentarlos bien, cuidar su cabeza de golpes o enviarlos a un colegio de gran prestigio. Es cuidar de todos los espacios a los que están expuestos, como la televisión, la radio, el periódico, los libros, la escuela, la familia, los vecinos, el barrio, es decir, todos los espacios donde interactúa o intercambia conocimiento.
Por ejemplo, podemos brindar todos los cuidados individuales a nuestros hijos, como los que hemos mencionado anteriormente, pero si los exponemos a presenciar golpes o insultos entre los padres, su mente se verá afectada.
Recordemos que nuestra salud mental no está dentro de nuestra cabeza, sino en relación al trato con los demás. Cuidar nuestro bienestar mental es cuidar el de todas las personas que nos rodean.
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