La prevención nos orienta a reducir los riesgos a los que las personas se encuentran expuestas, es decir, centrarnos en los problemas.
En muchas ocasiones, pensamos que la salud mental consiste en no padecer un trastorno, por lo que muchas veces solo la atendemos cuando aparecen los primeros indicadores.
La prevención nos orienta a reducir los riesgos a los que las personas se encuentran expuestas, es decir, centrarnos en los problemas. Por ejemplo: prevenir la violencia. La promoción nos orienta a refortalecer las capacidades de las personas, es decir, centrarnos en las fortalezas. Por ejemplo: promover la confianza en sí mismo.
El cuidar de nuestra salud mental, requiere de ambos niveles de atención, prevención y promoción, que contribuyen uno al otro, siendo necesaria su implementación en conjunto.
Para ello, primero debemos identificar los riesgos a los cuales nos encontramos expuestos, teniendo en cuenta nuestras carácterísticas personales como el sexo, condición económica, lugar de nacimiento, entre otras; y, las carácterísticas de nuestro entorno como la familia, la escuela y el vecindario, así como los problemas sociales a como la violencia de género, inseguridad ciudadana, corrupción e injusticia, entre otros.
Segundo, identificar nuestras fortalezas, es decir, nuestras capacidades, habilidades y recursos. Las fortalezas pueden ser personales o pueden ser grupales o colectivas, por ejemplo, puedes tener una excelente autoestima y un adecuado soporte familiar. Todas las personas contamos con fortalezas, si no es difícil identificarlas podemos solicitar ayuda a las personas más cercanas.
Tercero, debemos proponer acciones concretas que nos ayuden a atender nuestra salud mental, desde un enfoque de prevención y promoción.
Ejemplo: una mujer atendiendo la violencia de género:
• Riesgo: que la mujer piense que es más débil que el hombre y, por ello, tiene que someterse ante su fuerza física.
• Fortaleza: que la mujer piense que es tan valioso como cualquier otro ser humano y cuente con una familia que la defienda ante cualquier problema.
• Acciones: reducir el riesgo practicando algún deporte o actividad que te haga confiar en tu fuerza física; promover la fortaleza visitando a tus familiares frecuentemente para reforzar tus relaciones.
Tomemos lápiz y papel y a trabajar en nuestro plan de cuidado de la salud mental. Nuestra salud mental no sólo depende de las autoridades del estado, o de los profesionales de la salud, sino que requiere también tu participación. No esperes el Plan Nacional de Salud Mental, tu también puedes elaborar un Plan de Salud Mental para ti, tu familia y tu comunidad.
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