La salud reproductiva implica nacer con la atención adecuada según los usos y costumbres de la comunidad en laque se vive, comprende el seguimiento y educación de los adolescentes, con sus cambios y dudas.
Es muy probable que hayamos escuchado este término antes y no una sino varias veces. Pero, ¿sabemos exactamente qué es la salud reproductiva?, ¿qué implica?, ¿a qué etapa de la vida va dirigido?
Primero que nada, tenemos que saber cuál es la definición. En el año 1994 se llegó a un acuerdo en la Conferencia Internacional sobre la Población y Desarrollo (CIPD) que se basó en la visión de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”.
También se determinó que esto abarca toda la vida de la persona, desde que nace hasta que muere, variando la necesidad y el enfoque dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentre. La salud reproductiva implica nacer con la atención adecuada según los usos y costumbres de la comunidad en laque se vive, comprende el seguimiento y educación de los adolescentes, con sus cambios y dudas, el asesoramiento tanto de hombres como mujeres para conservar la salud y tener los hijos que se deseen, el control del embarazo y parto para que tanto la madre como el niño se encuentren sanos, y, luego, el seguimiento de los adultos que se acercan al final de su vida reproductiva, con los cambios vitales que se presenten. Es, por tanto, algo que va más allá de métodos anticonceptivos y tratamientos de enfermedades de transmisión sexual. Implica, además, educación y respeto por las creencias de las personas.
¿Quién debe orientar?
Lamentablemente en nuestro país aún todos estos temas se manejan por el consejo de una tía, amiga, conocida, o por lo que dice la televisión. Debemos de recordar que no todas las personas somos iguales, y lo que funciona bien con una, no necesariamente funciona bien con todas. A esto hay que agregar que existen muchos mitos al respecto. Entonces, debemos de saber de dónde obtenemos la información.
Lo mejor es buscar asesoramiento con profesionales, idealmente un ginecólogo. Debemos de buscar un ambiente seguro, de confianza para poder brindar orientación y tratamiento en caso de ser necesario, y también para realizar la evaluación y la realización de los exámenes necesarios.
Otras veces las madres tienen dudas sobre la pubertad de sus hijas, y dudas sobre los cambios que van a presentar. Es bueno también escucharlas y, en caso de ser necesario, indicar que en una siguiente visita acudan con la niña, para que también se establezca un vínculo de confianza entre la niña y el o la especialista, de manera que también ella sabrá a quién debe acudir en caso de ser necesario.
Siempre es importante hablar
Recordemos que la salud no solo es ausencia de enfermedad, sino el bienestar completo de la persona. Queremos que las mujeres vivan una vida plena, para que puedan desarrollarse completamente, tanto si deciden tener hijos como si no.
Recordemos también que cualquier duda que tengamos en relación a nuestra salud reproductiva es mejor consultarlo con un médico.
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