La enfermedad de Chagas es una afección silenciosa que afecta especialmente a personas de zonas rurales y suburbanas. Su forma de transmisión puede pasar desapercibida, pero sus consecuencias pueden ser graves si no se detecta a tiempo. ¿Sabes realmente cómo se transmite esta enfermedad y por qué representa un riesgo para la salud?
La doctora Coralíth García, médica infectóloga del hospital Cayetano Heredia, explicó en RPP que la vinchuca es un insecto que se alimenta de sangre. Este insecto, de aproximadamente dos centímetros, suele picar en el rostro de las personas mientras duermen. Durante la picadura, la vinchuca defeca cerca de la herida, y en esas heces se encuentran parásitos. Al rascarse la persona, los parásitos presentes en las heces pueden ingresar al organismo y provocar la enfermedad de Chagas.
Según la especialista, este insecto está distribuido en varias zonas del Perú. Sin embargo, las regiones del sur del país son las más afectadas por esta enfermedad. Aunque la mayoría de los casos se reportan en el sur, también se han registrado personas enfermas en la selva peruana, especialmente en los departamentos de Loreto, Ucayali y San Martín.
Las vinchucas suelen habitar en viviendas rurales o suburbanas, sobre todo en aquellas construidas con adobe o con grietas y huecos donde pueden ocultarse fácilmente. Aunque Lima Metropolitana no se considera una zona endémica para la enfermedad de Chagas, es posible que personas infectadas en otras regiones lleguen a Lima y sean diagnosticadas allí.
La doctora García detalla que la enfermedad de Chagas se desarrolla en tres etapas. La primera es la fase aguda, que ocurre entre una o dos semanas después del contacto con el insecto. En esta fase, algunas personas pueden presentar síntomas como fiebre, malestar general, inflamación en la zona de la picadura y dolores musculares. Sin embargo, en muchos casos, no se manifiestan síntomas evidentes, lo que dificulta el diagnóstico temprano.
La segunda etapa es la fase intermedia o indeterminada, la cual puede extenderse por un periodo de 10 a 30 años sin mostrar síntomas visibles. Durante este tiempo, el parásito sigue presente en el cuerpo, especialmente en el tejido del corazón, lo que representa un riesgo para la salud de la persona infectada.
Si no se trata adecuadamente, la enfermedad avanza hacia una tercera etapa, donde pueden surgir complicaciones severas. Cerca de un tercio de los pacientes puede desarrollar problemas cardíacos como arritmias, que afectan el ritmo del corazón. Otros casos pueden presentar alteraciones en el colon, como su dilatación, lo cual causa estreñimiento severo. Estos cambios estructurales tanto en el corazón como en el colon son difíciles de revertir una vez instalados.
El tratamiento de la enfermedad es posible durante la etapa aguda, siempre que se logre identificar a tiempo. También se puede intervenir en la etapa intermedia para evitar que la enfermedad progrese a una forma crónica. Sin embargo, en la fase avanzada, cuando ya hay daño estructural en órganos como el corazón o el colon, el tratamiento resulta mucho más complicado.
Finalmente, la doctora García advierte que los animales también pueden ser portadores del parásito, lo que los convierte en reservorios de la enfermedad. Por ello, es fundamental mejorar las condiciones de vivienda para evitar la presencia de vinchucas. Además, el personal de salud debe estar alerta ante ciertos síntomas en personas provenientes de zonas endémicas, y no descartar la posibilidad de Chagas, solicitando los exámenes pertinentes para realizar un diagnóstico temprano y aplicar el tratamiento adecuado.
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