El doctor Elmer Huerta habló en Espacio Vital sobre un nuevo estudio que revela la influencia de la hora del día en la gravedad de los infartos cardíacos y lo que esto podría significar para el tratamiento médico.
Aunque parezca sorprendente, la evidencia clínica indica que los infartos cardíacos ocurren con mayor frecuencia en las mañanas y, además, tienden a ser más graves que los que se presentan durante la noche.
El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explica que esta situación está estrechamente relacionada con el ritmo circadiano, un mecanismo biológico que regula nuestras funciones internas de acuerdo con los ciclos de luz y oscuridad del ambiente. Este ritmo permite que el cuerpo se adapte a las exigencias del día a día, sincronizando procesos vitales como el sueño, la presión arterial, y la actividad hormonal con las variaciones del entorno.
Un ejemplo claro de cómo el ritmo circadiano influye en el organismo es la variación en la temperatura corporal, que tiende a ser más baja en la mañana y más alta en la tarde. También se ha comprobado que la producción de insulina y el almacenamiento de glucosa varían a lo largo del día. Este ajuste natural tiene implicancias importantes para quienes trabajan en horarios nocturnos, ya que sus cuerpos no están preparados para digerir alimentos durante la noche. Según el doctor Huerta, comer en esos turnos puede generar mayor daño al corazón, ya que el sistema digestivo y metabólico no se encuentra en condiciones óptimas para procesar los alimentos en ese momento.
¿Por qué los infartos cardíacos son mucho más graves en las mañanas?
Un reciente estudio realizado por investigadores estadounidenses y publicado en la revista Nature ha arrojado nueva luz sobre por qué los infartos cardíacos suelen ser más graves en las mañanas. Según sus hallazgos, existen ciertas proteínas presentes en la sangre que interactúan con los genes del individuo, influyendo directamente en la gravedad de las lesiones cardíacas. Lo más interesante es que esta interacción no ocurre al azar, sino que está determinada por la hora del día, lo que sugiere una estrecha relación entre los procesos biológicos internos y los ritmos temporales.
Los investigadores no solo se detuvieron en identificar este mecanismo, sino que fueron más allá al evaluar cómo afecta la hora de administración de medicamentos en la respuesta del corazón. En sus experimentos, descubrieron que los fármacos administrados en la mañana ofrecen una mayor protección al corazón que cuando se suministran en la tarde. Este hallazgo refuerza la idea de que el momento del día en que se aplica un tratamiento puede influir considerablemente en su efectividad.
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